Chile y la penetración británica

Ante la agresión de España, Chile se vio obligado a contraer empréstitos externos para pagar su defensa.  Para ello, contrató uno de 450.000 libras en Londres.  Se lo otorgó nada menos que la banca “Thompson, Bonnar & Co”, administradora durante un largo período del guano peruano, con anterioridad a la firma “Gibbs Hnos.”.  “Thompson, Bonnar & Co.”, serían también los financistas del Uruguay, durante la guerra de la Triple Alianza.  Al terminar este último conflicto, esa misma banca convendría operaciones con el destruido Paraguay y con la sometida Argentina, en condiciones leoninas para ambos países.

Las 450.000 libras, debían ser devueltas por Chile en dos parcialidades anuales, al 6% con un 50% de amortización.  El empréstito se contrató al 84%, o sea que de los 2.850.000 pesos que debía devolver como capital (sin contar los intereses y comisiones) recibía sólo 1.889.599,20.  Por supuesto, Chile no recibió una sola libra, ya que la suma “prestada” quedaba retenida por la compra de material “bélico”, que tampoco llegaría.  Volvía a aplicarse el mismo “sistema” de empréstitos de la época de Canning.  ¿No sabía Inglaterra que la economía chilena impedía la restitución de esa suma “prestada”?  Por supuesto, y precisamente porque lo sabía, hacía el préstamo.  Quedaba, así su Banca, como acreedora de una suma que no prestaba en realidad, pasando de ese modo a controlar la economía y finanzas del país deudor, condicionando su política.  Como garantía del empréstito, “Thompson, Bonnar & Co.”, exigían la totalidad de las entradas del tabaco.  Se iba asegurando, de este modo, el proceso de penetración económico-financiero.

Al año siguiente, para poder pagar el empréstito anterior, y continuar financiando la guerra, el gobierno chileno, por intermedio del Banco Nacional de Chile, el de Valparaíso, el de Edwards, el de Mc. Cloude y el de Ossa y Cía.  Es decir a través de todo el engranaje bancario chileno, dependiente del Banco de Inglaterra, autorizó al representante Errázuriz a contraer un nuevo empréstito.  Esta vez ante la casa “J. S. Morgan & Co.”.  La garantía fue constituida sobre el conjunto de propiedades del Estado.  Se iba ajustando cada vez más la tuerca que aprisionaría las finanzas chilenas.  Consecuentemente, sus estadistas oligárquicos comenzaban a “admirar” en mayor grado a Inglaterra.

En 1867, se contrata un tercer empréstito, con la casa “J. S. Morgan & Co.”, para financiar los gastos ocasionados por la guerra, y para pagar los empréstitos anteriores.  La garantía sería la totalidad de las rentas de la Aduana afectada al pago de la deuda externa chilena.

Es decir, que al producirse el pronunciamiento de Felipe Varela, las finanzas chilenas, estaban debilitadas a causa de una guerra promovida por Gran Bretaña.  A su vez, ésta aparecía como “prestamista”, financiándola.  Tabaco, propiedades del Estado y rentas aduaneras, gravados como garantía, eran los signos dolorosos de la “invasión” inglesa, mientras que el bombardeo de Valparaíso por el almirante Méndez Núñez, no era sino la máscara que cubría el sometimiento invisible y brutal.

No terminaba allí el interés de Inglaterra en Chile.  Se trataba de algo más que de ventajas financieras.  Desde años atrás, el salitre era un auxiliar indispensable del guano como fertilizante.  Hacia 1860 era ya un producto competitivo del guano, aunque todavía débilmente.  En 1863, José Ossa, que había explotado el guano de Paquina, Chile, interesó a Melgarejo, presidente de Bolivia, a fin de que le concediera en exclusividad, el salitre boliviano.  Mariano Melgarejo, gobernante astuto, aceptó en principio, pero sin concretar nada documentadamente.

Años más tarde, cuando Inglaterra dominaba totalmente a Chile, como para poder aspirar en forma absoluta al salitre del Pacífico, desencadenaría la guerra contra Bolivia y Perú.  Como consecuencia de esta “Guerra del Pacífico”, además de las cuantiosas vidas que costaría, Bolivia perdería también su salida al mar, y Perú sometido a los intereses franceses de Dreyfus, se vería privado de su zona salitrera.  Esta guerra inicua estimulada por los ingleses, como lo revelaría el canciller norteamericano Blaine, fue posible gracias a la hegemonía financiera británica, con las consecuencias políticas que aquí se describen.

El 8 de noviembre de 1865, en Tacna, se formó la “Compañía de Salitres de Tarapacá”.  Integraban la misma, Jorge Smith, Melbourne Clark y “Guillermo Gibbs Hnos. y Cía.”, ésta última banca británica, como hemos visto, administradora del guano peruano con anterioridad a la guerra.  Al tiempo se vincularían a la “Cía. de Tarapacá”, los señores Ossa y Edwards.

Si tomamos en cuenta que “Gibbs Hnos. y Cía.” era la administradora del guano del Perú al estallar el conflicto; que Ossa se asocia con dicha casa para controlar el salitre chileno; que Gibbs y Ossa gestan la Guerra del guano; que Mr. Edwards, pariente de los banqueros y salitreros chilenos, es el ministro designado por el Foreign Office para Buenos Aires, que había estado antes en España preparando la expedición contra el Perú, y que al fallecer, es reemplazado por Mr. Mathew; que éste ha sido el ministro que complicó toda la política interna de México antes de la invasión; que Rothschild y Jecker son los acreedores de este país; que son esos mismos banqueros los que financian el ataque francés a México; que Mr. Lettson es el embajador anterior a Mathew en México, y que es enviado al Uruguay; que los préstamos a este país para la guerra contra el Paraguay, los hace el Barón de Mauá – testaferro de Rothschild- y “Thompson, Bonnar & Co.”; que esta última banca administraba antes que Gibbs el guano peruano, y es la que efectúa el primer empréstito a Chile para financiar la lucha contra España, que se vincula financieramente al Paraguay y a la Argentina una vez terminada la guerra de la Triple Alianza; que Baring Brothers, tras haber encadenado las finanzas argentinas con sus empréstitos y liquidado las posibilidades económicas provinciales con los ferrocarriles, ha efectuado préstamos a Chile para instalar su primera línea férrea y realiza empréstitos a la Argentina, durante la guerra contra el Paraguay; que junto con Rothschild es la dueña del Crédito Público Argentino; que ambos controlan el Banco de Londres; que éste efectúa el primer empréstito a la Argentina, para la lucha de agresión contra el Paraguay y que ha financiado la guerra contra el Chacho Peñaloza; que el mismo banco, resuelve fusionarse con el de Maúa, en plena guerra de la Triple Alianza; que el Brasil es “ayudado” por Rothschild y Jecker durante esta última contienda; que el socio testaferro de Rothschild en España, José de Salamanca, es quien financia la expedición española contra el Perú; que Jorge Buschental, que controla las finanzas del litoral mesopotámico argentino, es también socio testaferro de Salamanca, Mauá y Rothschild, arribamos a esta conclusión:

El imperialismo británico, es decir el sistema complejo de relaciones de dominación internacional, resultante de la fusión del capital industrial británico con el bancario, y su consecuencia, la existencia de capitales financieros exportadores dio un golpe magistral contra América del Sud en la década de 1860-1870.

A esa maniobra imperialista, respondió el continente con la “Unión Americana”.  “Los ojos americanos –diría Varela- se fijaron allá en la margen del Atlántico, en las costas uruguayas y argentinas, como la llave principal de todos los pueblos que se extienden desde esas costas hasta las del Pacífico”, para concretar la “alianza de las Repúblicas para repeler las ambiciones monárquicas de Europa”.  Tras el intento político de restauración “monárquica”, que rechazaban los hombres con sentido americano, se ocultaba ya, un nuevo fenómeno mundial: el imperialismo en su faz moderna.

Fuente

Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado

Peña, R. O. y Duhalde. E. – Felipe Varela – Schapire editor – Buenos Aires (1975).

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