Charles Beck-Bernard

Charles Beck-Bernard (1819-1900)

Nació en Amsterdam (Holanda), el 15 de abril de 1819, hijo de Jeronimo Beck y de Susan Brenner. Era ciudadano de Basilea, y sus ascendientes pertenecían a una familia de la aristocracia de dicha ciudad desde 1526. Organizó allí la Sociedad Suiza de Colonización Beck y Herzog, en la que formaba parte como socio principal y director, destinada a promover el fomento de la colonización.

Fue un factor eficaz y principal en la empresa de Aarón Castellanos, al fundar éste la Colonia Esperanza en 1856, como consecuencia del contrato que celebró con el gobierno de Santa Fe, el 15 de junio de 1853. La Sociedad Beck y Herzog suministró a Castellanos numerosas familias, ligando así su nombre a la fundación de la primera colonia agrícola argentina que se consolidó.

También estuvo en relación con John Lelong, que propuso colonizar la provincia de Corrientes, de acuerdo con un contrato celebrado con el gobierno de la misma, pero que no fue cumplido. Beck entabló entonces, relación con el presidente de la Confederación, general Urquiza, quien se decidió finalmente a colocar ese núcleo de colonos en tierras de su propiedad, fundándose la Colonia San José.

Llegó a la Argentina a principios de 1857, y mediante un convenio que celebró con la provincia de Santa Fe, siendo gobernador el general Juan Pablo López, fundó la Colonia San Carlos, el 27 de setiembre de 1858. Le dio los lineamientos precisos para que en lo sucesivo las colonias que se fundaran tuviesen en ella un modelo.

Con certero espíritu colonizador dispuso que los primeros cultivos que se realizaren fueran de trigo, complementándose con un desarrollo discreto de la ganadería. En los primeros años, debido a la sequía y a las plagas de langosta, las cosechas se perdieron, lo que produjo un desastre financiero. Esta obra malograda pasó entonces a la Sociedad de Colonización Suiza, en la provincia de Santa Fe. Charles Beck perdió allí toda su fortuna.

Durante su estada en Santa Fe, fue presidente del Club del Orden en 1860-61, y en tal carácter le correspondió agasajar a los diputados de la Convención Reformadora de la Constitución Nacional reunida en esa ciudad, en 1860.

Al celebrarse las primeras elecciones municipales en 1861, resultó elegido municipal en propiedad.

Residió en el país cerca de ocho años, y por sus cualidades personales conquistó grandes simpatías. Frente a los contrastes sufridos, resolvió regresar a Suiza en 1864. Pero la experiencia adquirida lo convirtió en un elemento útil, ya que por decreto del 4 de noviembre de 1864, el presidente Mitre lo nombró agente de inmigración en Suiza y Alemania, dependiendo de las Comisiones de Inmigración de Rosario y Buenos Aires, de las que recibiría instrucciones. Se le asignó un sueldo de 1.500 pesos fuertes anuales, y debía fijar su residencia en el Cantón de Vaud (Suiza). Su misión era la de propender por todos los medios disponibles al envío del mayor número posible de inmigrantes, especialmente de los dos países nombrados. Cabe señalar que este decreto, refrendado por el ministro del Interior, Dr. Guillermo Rawson, creó la institución de “Agentes de Inmigración”, siendo Charles Beck, en consecuencia, el primero de ellos.

La “Memoria de Inmigración”, de 1874, dice que: “la primera Agencia Europea fue creada en 1864, con el noble propósito de indemnizar los perjuicios sufridos por el colonizador Charles Beck que empleó su patrimonio en la empresa de la Colonia San Carlos”.

Mitre llegó a hacer el elogio suyo, y Rawson le nombró cónsul argentino en Suiza por decreto del 10 de diciembre de 1868, cargo al que renunció en 1886 por motivos de salud.

Desarrolló una actividad permanente a través de propaganda en diarios, periódicos y revistas, y por su intervención personal en los debates de las asambleas que trataban cuestiones relativas a la emigración. Defendió los intereses de la Argentina en forma amplia, y dictó en Lausana un curso de conferencias públicas sobre nuestro país.

Su cultura era vastísima, dominaba cinco idiomas, de los que escribía cuatro, lo que le hizo descollar en el campo artístico y literario. Tradujo para los europeos poemas de Juan María Gutiérrez y de Esteban Echeverría, ubicando a nuestros escritores clásicos en un lugar prominente.

En 1865, publicó el libro La Republique Argentine, impreso en Lausana, donde habló de la formación geológica del país, sus riquezas, su historia natural y física; trató de la literatura, del comercio, de la agricultura. Describe el aspecto de nuestras pampas y los alrededores de Buenos Aires. Habla de las costumbres y al hablar de la idiosincrasia de los habitantes del país, señala sus virtudes, inclinaciones y defectos, tanto del poblador de las ciudades, como de los gauchos y habitantes del campo. Todo con la estricta referencia a las necesidades y el bienestar del inmigrante, en cuyo provecho principalmente está escrito el libro.

Le siguió La República Argentina como punto de emigración, folleto en idioma alemán, publicado en Berna en 1868. Una segunda edición del primer libro, revisada y aumentada, produjo también en Berna en 1872, con el título de La Republique Argentine – Manuel de l’emigrant et du cultivateur (La República Argentina – Manual del emigrante y del cultivador). Estos son libros de información, ceñidos a la especialidad, y a la geografía e historia de nuestro país.

Este ciudadano suizo, leal y ferviente servidor del país, falleció en Lausana, el 6 de abril de 1900, a los 81 años. Estaba casado con con Amelia Lina Bernard, nacida el 10 de febrero de 1824 en Bitschwyler (Alto Rhin), la que también estuvo en la República Argentina durante cinco años más o menos. De mucha ilustración, al igual que su esposo, publicó algunos libros sobre nuestro país, tales como el titulado “El Río Paraná”, que contiene relatos de sumo interés y de los más variados temas, y “Flores de las Pampas”.

Su vasta cultura lo vinculó a todos los hombres argentinos que en su época se interesaron por las colonias. Conservó hasta su muerte fama de eximio pianista. El piano que utilizó en Santa Fe, se conserva en el Museo Histórico de esa ciudad, con documentos esclarecedores de su actuación, donados por Gastón Gori.

Fue un hombre que amó mucho a la República Argentina, ofrendándole los mejores años de su existencia, como colaborador eficaz y entusiasta, en el esfuerzo que se iniciaba para construir el porvenir nacional, en épocas en que era necesario llevar la confianza a otros pueblos, para atraer capitales y hombres de trabajo.

Al cumplirse el centenario de la fundación de la Colonia San Carlos, se inauguró un monumento a su memoria.

Fuente
Cutolo, Vicente Osvaldo – Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, Buenos Aires (1968).
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Gori, Gastón – Familias colonizadoras, Santa Fe (1954)
Gschwind, Juan Jorge – Carlos Beck Bernard, Academia Nac. de la Historia, Rosario (1940).
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