Paolo Raffetto

Paolo Raffetto (1841-1914)

Nació en Génova (Italia) el 23 de abril de 1841, hijo de Nicolo Raffetto y Berta Piccasso. Desde joven se inició en la vida trashumante del artista circense. A los 19 años, fundó una sociedad gimnástica, especializándose en ejercicios atléticos, bajo la dirección de dos maestros. Al cabo de cuatro meses de aprendizaje, en setiembre de 1867, se trasladó a Marsella, donde se contrató en el Real Circo como luchador “Hércules”, y por su atracción física constituyo uno de los números principales.

A la llegada del famoso luchador Cadret se concertó un encuentro entre ambos ante 3.500 espectadores, venciéndolo fácilmente. Dos meses después, Raffetto triunfó en un campeonato realizado en Turín con luchadores de varias naciones.

En relación con esta actividad atlética nació el apodo de “Cuarenta Onzas”. José Podestá, explica el origen del mismo, pues aquél lo acompañaba en todos los anuncios y programas, siendo conocido por muy pocos. Dice así: “Hallándose en su ciudad natal, Génova, leyó unos prospectos publicados por la empresa Giovanni Chiarella en los que se anunciaba al invencible campeón francés de lucha romana, señor Amateur. Se presentó al empresario y cruzó con él una apuesta de cuarenta onzas de oro. El encuentro concertado tuvo lugar en una gran cancha conocida por de Balón, en los alrededores de Génova. Dice Raffetto que más de 20.000 almas presenciaron la lucha; que era tal la expectativa que dominaba al público, que no se oía ni el vuelo de una mosca. Ese día se cruzaron apuestas por valor de 400.000 francos. Se habían realizado tres asaltos cuando Raffetto dio en tierra con su adversario por un golpe de anca. Amateur estaba vencido y una ovación colosal se oía en la cancha. Sin embargo, los jueces declararon que las dos espaldas no habían tocado en tierra. Se llevó a cabo un nuevo asalto por esa circunstancia, y a los cuatro minutos Raffetto vencía en un “tour de ventre” a su contrario. Esta vez no lo soltó; lo tuvo tendido en el suelo con los brazos abiertos, mientras gritaba: “hagan entrega de las cuarenta onzas de la apuesta si quieren que lo deje levantar”. El público lo llevó luego en andas en medio de los aplausos y vítores. ¡Viva Cuarenta Onzas!, se oía por todas partes. ¡Viva Cuarenta Onzas!”.

A fines de 1869, partió hacia el Plata, y el 19 de diciembre llegó a Buenos Aires. Poco después, arrendó el Teatro Alcázar, en la calle Victoria (hoy Hipólito Yrigoyen), y allí realizó diecinueve espectáculos programados con exhibiciones de lucha romana, ejercicios y su increíble número del cañón, que era una de las pruebas más emocionantes que ejecutaba; la misma consistía en el disparo de un cañón de 21 arrobas cargado con una libra de pólvora. Ponía el cañón cruzado sobre los hombros y un artista encima con dos banderitas que hacía flamear después que encendía la mecha y disparaba el tiro. Este artista era Felipe Rolando, un rosarino muy travieso. Un día le jugó una broma a Raffetto, cargando el cañón con la pólvora y dos ladrillos hechos pedazos. En el momento de disparar el cañón Rolando no aportó por el circo, estaba escondido esperando el instante del disparo para ver desde su escondite, rodar por el suelo al hércules, pero se chasqueó el travieso pues “40 onzas” triunfó como siempre, solo que con el cañonazo se quedó el circo a oscuras, apagando las lámparas de kerosén, y rompiendo muchísimos vidrios de la vecindad que Raffetto tuvo que abonar sin protestas.

La prueba del cañón

Terminada la temporada se embarcó hacia Río de Janeiro donde trabajó con gran éxito.

Reapareció en el Teatro Rivadavia, de Barracas, el último domingo de agosto de 1871, oportunidad en que sostuvo varias luchas con los más fuertes vascos del lugar y sus alrededores, venciéndolos a todos. Después pasó al Teatro de París, en la Boca, y luego al Circo Chiarini, instalado entonces en la Plaza del Parque. En este último, actuó casi tres años consecutivos, ofreciendo sus ejercicios, los números como “Hércules” y las luchas, si había con quien medir sus fuerzas. Allí prosperó económicamente, y afirmó sus actividades de empresario trayendo celebridades mundiales.

Ya como propietario de circo, viajó nuevamente a Brasil y a Montevideo. De regreso a Buenos Aires alquiló el terreno de Corrientes y Paraná, donde estuvo el Circo Arena, para presentar una gran compañía con espectáculos de lucha. Algunos entusiastas del deporte hicieron venir desde Francia al famoso luchador Ceferino Capdevila (a) Rayo, para que enfrentase a Raffetto, que aquí no tenía rival. La lucha se llevó a cabo el domingo 7 de enero de 1874, ante una concurrencia de 3.000 espectadores, poniendo de espaldas en el suelo a su oponente. Al domingo siguiente, luchó con John Fanel (a) El Gigante, a quien también venció. No menos resonantes fueron sus triunfos sobre el polaco Iván. En Montevideo venció al francés J. Batailler, convirtiéndose en el hombre más fuerte del Plata. Para no enfriar el entusiasmo de sus admiradores, en Buenos Aires ofreció por los periódicos una considerable prima al que lo venciera.

En 1875, reconocido como “el Hércules del siglo” dirigió el “Círculo de lucha a la romana”, ubicado en Buen Orden (hoy Bernardo de Irigoyen) y Garay.

Cuando el interés comenzó a decaer, concibió la posibilidad de una lucha con un animal pesado. Adquirió entonces un oso y lo adiestró para ejercicios de lucha, ofreciendo 50 pesos oro al que fuese capaz de voltearlo. El número constituyó un éxito resonante. El oso combatió 169 veces sin caer jamás hasta que tiempo después murió en Rosario misteriosamente.

Raffetto actuó en los años subsiguientes en el Uruguay con variada fortuna económica. Allí conoció en Canelones a la familia Podestá, en 1877, que se hallaba en los inicios de su carrera artística. Raffetto los contrató para algunas funciones locales, y en 1880, formalizó con ella un convenio por seis meses para trabajar en Dolores, en el sud de la provincia de Buenos Aires.

Luego inauguró en esta capital el “Politeama Humberto Primo” (1882), sito en las calles Moreno y Cevallos, donde hoy está el Departamento Central de la Policía Federal. La compañía estaba integrada por cuarenta artistas, ocho niños, treinta caballos, ocho perros sabios, un oso de Rusia y un macaco africano. En 1883 participa también la familia de gimnastas Pereira, que era un grupo local.

En el barrio de San Telmo levantó hacia 1886, otro local. Al propio tiempo, atendió además del Politeama Gálvez de Santa Fe, otro establecimiento en Rosario que adquirió renombre porque se representó la pantomima Juan Moreira, suspendiendo la Municipalidad la función por entender que el espectáculo fomentaba el espíritu de rebeldía entre el paisanaje.

En 1905, llegó con sus carpas hasta Jujuy, y en 1912, adquirió un terreno en Tucumán donde construyó un local de espectáculos circenses.

Cuando Raffetto abandonó sus actividades de luchador, se transformó en director de pista; sostuvo diálogos con payasos en su pintoresca media lengua criollo-genovesa; intervino en pantomima y sainetes; presentó algunos números de “hombre forzudo”, ofreciendo dinero a quien se atreviese a realizar los mismos ejercicios que él. De estas ocupaciones de Raffetto ha quedado un nutrido y gracioso anecdotario.

Su esposa Luisa y sus hijos Angel, Agustina, Josefa, Rosa y Margarita, también se incorporaron a la compañía, y se destacaron como pruebistas, malabaristas, ecuyéres, etc.

Fue tan conocido en todo el país, en el Uruguay y Brasil, que con acierto un cronista de “La Prensa” le apodó el “Bárnum genovés”.

Le sorprendió la muerte en Córdoba en 1913, cuando se hallaba con una “troupe”.

Fuente
Agüero Mielhuerry, Eduardo – José “Pepe” Podestá y su familia en Azul, El Tiempo, abril (2020)
Cutolo, Vicente Osvaldo – Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, Buenos Aires (1983)
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Pellettieri, Osvaldo – Historia del Teatro Argentino en Buenos Aires, V. I, Ed. Galerna, Buenos Aires (2005)
Podestá, José J. – Medio siglo de farándula, Gob. Pcia. de Buenos Aires, (1986)
Portal www.revisionistas.com.ar

Artículos relacionados

Frank Brown
Gerónimo Bartolomé Podestá

Se permite la reproducción citando la fuente: www.revisionistas.com.ar