Juan Bautista Ambrosetti

Juan Bautista Ambrosetti (1865-1917)

Nació en Gualeguay (Prov. de Entre Ríos), el 22 de agosto de 1865. Fueron sus padres Tomás Ambrosetti, nacido en Morbengo, Sondrio (Italia), que construyó una sólida posición económica en el comercio y Rosa Angela Antola, entrerriana. En 1871 la familia se trasladó a Buenos Aires y Juan Bautista cursó los estudios primarios en el Colegio Catedral al Norte (hoy José Manuel Estrada) y en el English College, y la preparatoria (hasta el cuarto año) en el Colegio Nacional de Buenos.

Contrajo matrimonio el 6 de diciembre de 1899 en la basílica de San Nicolás de Bari, con Helena Holmberg, hija del naturalista Eduardo Ladislao, y se incorporó, por esta vía, a la élite porteña conformada por las antiguas familias criollas.

Como muchos de su generación, Ambrosetti fue un autodidacta en ciencias naturales ya que abandonó los estudios secundarios antes de finalizarlos y careció de una educación universitaria sistemática. En cambio, se formó en el trato personal al lado de Florentino Ameghino y Eduardo Holmberg (más tarde su suegro), y adquirió amplia experiencia como naturalista viajero que realizaba largos itinerarios de exploración científica a remotos parajes de la Argentina.

Desde muy joven se sintió atraído por las ciencias naturales y la paleontología. No había cumplido aún 20 años y ya había comenzado los viajes de exploración que tan rico tesoro de conocimientos arqueológicos y etnográficos producirían más tarde a nuestra ciencia.

Sus búsquedas tuvieron por campo el Chaco, Misiones, los valles calchaquíes, la quebrada de Humahuaca y otras regiones. A menudo costeó el mismo las expediciones, que por los desfiladeros norteños lo llevaron hasta la puna de Atacama, recogiendo fósiles, fragmentos de cacharros y restos de armas; analizando pinturas y petroglifos; realizando investigaciones prolijas sobre medicina precolombina o acerca de dialectos indígenas desaparecidos ya.

En 1893, Ambrosetti publicó sus impresiones de un viaje al Chaco, en un libro juvenil titulado Viaje de un Maturrango, firmado con el seudónimo de Tomas Bathata; dio a conocer en la Revista del Jardín Zoológico de la Ciudad de Buenos Aires dos artículos en los que por primera vez se mentaba la finalidad folklórica de un estudio, tomando la voz “folklore” (1) en el estricto sentido del vocablo. Se titulaban Materiales para el estudio del folklore misionero y Apuntes para el folklore argentino.

Años después, en 1896, en Anales, de la Sociedad Científica Argentina, publicó otro trabajo de la misma índole y de igual seriedad: Costumbres y Supersticiones de los Valles Calchaquíes (Salta). Este, como los estudios antes citados y algún otro posterior, forman el libro Supersticiones y Leyendas, aparecido en 1917.

En 1908 dieron fruto las vastas investigaciones arqueológicas que venía realizando desde tiempo atrás en el noroeste argentino: En Tilcara pudo identificar una antigua población indígena. Desde entonces, en aquel lugar de la Quebrada de Humahuaca, se realizaron excavaciones en forma prolongada y sistemática que aportaron un rico material arqueológico y antropológico, revelador de toda una antigua cultura. Este hecho significó una piedra fundamental para la naciente arqueología nacional.

Publicó más de 70 documentadas monografías que difundían generosamente el resultado de sus estudios y en los cuales otros especialistas hallaron, a su vez, una fuente segura para llevar adelante las observaciones que él iniciara.

La lista de esas publicaciones da clara idea de la vastedad de la preparación del Dr. Ambrosetti, la cual le permitió abarcar amplios horizontes. Desde folletos que se adentran en la consideración de supersticiones y leyendas, desentrañando sus orígenes y explicando sus influencias y correlaciones, hasta trabajos sobre el bronce en la zona calchaquí o sobre diversos aspectos de las ciudades prehistóricas del Norte, la gama es amplia.

Como Florentino Ameghino, cuyas teorías profesaba, el Dr. Ambrosetti fue designado Doctor Honoris Causa. Fue profesor de arqueología americana en la Facultad de Filosofía y Letras y miembro de la Junta de Historia y Numismática. Fundó el Museo Etnográfico de la mencionada Facultad aportando su colección personal y se consagró con juvenil impulso a hacerlo progresar, de suerte que cuando falleció, el instituto contaba con más de 20.000 piezas catalogadas. Ambrosetti orientó al Museo en dos direcciones: por un lado, a la investigación y a la formación universitaria superior y, por el otro, a la educación del público en general. La primera causa estuvo corporizada en los trabajos en el noroeste argentino. Para la segunda, constituyó colecciones que debían presentar un panorama universal de las sociedades primitivas. Para esto, Ambrosetti financió viajes e investigaciones, estimuló donaciones y adquirió piezas arqueológicas.

Su nombre repercutió en los centros científicos de América y Europa. En varias oportunidades debió representar a nuestro país en congresos de estudiosos, en los cuales su palabra mesurada fue aplaudida.

Falleció en Buenos Aires, el 28 de mayo de 1917. Tuvo tres hijos: Cora Magdalena, Héctor y Ernesto Francisco. Su sepelio dio lugar a una gran manifestación de pesar, reflejada en los periódicos del día siguiente.

En 1935, se tributó en su memoria y a la de su discípulo Dr. Salvador Debenedetti, un bello homenaje inaugurando un monumento en forma de pirámide, en la localidad jujeña de Tilcara, cuya ruinosa fortaleza, el célebre, “pucará” y la zona arqueológica que la rodea, fueron durante largos años el centro de las búsquedas de estos argentinos ilustres.

El Primer Congreso Internacional de Folklore, reunido en Buenos Aires, en 1960, le acordó el título de “Padre de la Ciencia Folklórica Argentina”. En honor a su nacimiento, el 22 de agosto se celebra el Día del Folklore.

Referencia

(1) Fue el arqueólogo inglés William John Thoms quien usó por primera vez la palabra “folklor”, el 22 de agosto de 1846, en un escrito publicado en la revista The Athenaeum de Londres. El concepto deriva de “folk” (pueblo, gente, raza) y de “lore” (saber, ciencia), y se conjuga como el “saber popular”. Si bien la palabra puede aparecer escrita como “folcklore”, “folclore” o “folklore”, la Real Academia Española optó por utilizar “folclore”. Sin embargo, en el uso más generalizado se observa aquel último término.

Fuente
Balistrieri, Leo – Juan Bautista Ambrosetti, El padre del folklore
Cutolo, Vicente Osvaldo – Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, Buenos Aires (1968)
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Museo Etnográfico Juan B. Ambrosetti
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