El Cacique Lambaré

Primer número del periódico El Cacique Lambaré

Los periódicos editados durante la Guerra de 1865 hasta 1870 por el gobierno paraguayo fueron elementos relevantes no sólo para canalizar las informaciones que el gobierno precisaba que se difundieran entre las tropas y la población, sino que también crearon la imagen esterotipada del enemigo y utilizó como idioma el Guaraní, si bien no con preferencia ni con exclusividad, pero por primera vez en el periodismo paraguayo en forma sistemática.

“El Cacique Lambaré” fue un órgano escrito en idioma nativo, que tenía el lema “Cuatia ñe’ê yvytu rusugui oseba” (1).  Contaba con una viñeta que representa al Cacique Lambaré en actitud de sepultarse al pie del cerro antes que verle a su patria deshonrada.  En el número 4 sólo se titula Lambaré, variando la viñeta.  La misma representa al cacique lanzando sus dardos e hiriendo a los países que dirigieron las ofensas al Paraguay cuyo símbolo puede percibirse a través de un dragón con tres cabezas sin que falte el león, emblema de la bravura del pueblo paraguayo.  Se publicó en Asunción el 24 de julio de 1867 y su redactor fue el presbítero Francisco Solano Espinosa, el último número fue el 16 correspondiente al año 1868.

Ya el mero recurso al legendario cacique, protagonista de la resistencia indígena a orillas del Paraguay en el s. XVI, ejemplifica lo que llamamos el entroncamiento indígena: Lambaré, que firma como editor ficticio de la revista, exhorta a su estirpe a oponerse con valentía al intruso.  Esta ficción es la base de toda una alegoría que se plasma a lo largo de los artículos.  Según ésta, lo que antaño eran los españoles son actualmente los aliados de la Triple Alianza, pero principalmente los brasileños.  Sin embargo, como el símil contradice la conciencia de que los españoles trajeron elementos tan positivos como la civilización técnica y la fe cristiana, no se insiste con demasía en el paralelismo, sino que los brasileños se convierten en indígenas tupí, siempre que no se les aplican denominaciones directamente ignominiosas como kambá o karaja.

Según Chiavenato, la importancia dada por López a los periódicos de trinchera fue tal que tanto “El Cacique Lambaré” como el “Cabichuí” se constituyeron en “una terrible arma de propaganda” ya sea por la “malicia” o los “duros insultos” de los que se valían estos informativos para ridiculizar las acciones enemigas.  Elemento aparentemente importante, en especial con el uso del idioma Guaraní, para el fortalecimiento moral y el logro de la cohesión del ejército paraguayo, como un factor aglutinante que mantendría encendido cierto ardor patriótico frente a la superioridad numérica y armamentística de las tropas aliadas.  Para Josefina Plá, más que la búsqueda del efecto emocional sobre las tropas paraguayas al recurrir imperativamente a la utilización del guaraní como vehículo comunicacional infalible dentro de las filas del ejército, se buscó subsanar el desconocimiento que tenían los soldados del idioma Castellano.  Sin embargo, para que esa comunicación llegara al máximo grado de efectividad tuvo que ser implementada cuando las tropas estuvieran dispuestas en formación de retreta o vivacs donde los más diestros en la lectura del idioma actuaran de pregoneros y locutores para difundir las hazañas y picardías del Cacique Lambaré, como así también de los otros “periódicos de trinchera” como el Cabichuí, el Centinela y La Estrella.

En el Cacique Lambaré se produce lo inverso de los demás periódicos, allí el informativo se hace predominantemente en Guaraní y sólo ocasionalmente aparecen palabras en castellano o giros en jopará.

En vistas de que el Guaraní tendría un uso masivo e importante en la redacción del Cacique Lambaré, Solano López toma la precaución de llamar a una Convención en Paso Pucú el 18 de Mayo de 1867 donde una Comisión (2) debía dictaminar sobre la conveniencia de establecer una ortografía popular que intentaría resolver las irregularidades y defectos que se presentaban en los periódicos con respecto a la redacción de vocablos en Guaraní.  De todos modos, el propósito de uniformar la ortografía Guaraní para dotarla de un abecedario que refleje fielmente la correspondencia entre fonemas y letras se dio de manera muy reciente tras los congresos científicos de la década del 50 del siglo pasado. (3) En su análisis sobre la grafía implementada en los periódicos de trinchera, González Torres, encuentra en realidad muy pocos cambios con la grafía anterior a ese congreso.  Así, en tanto en los periódicos siguió la confusión, aunque de manera discontinua, sobre el uso de la y, para representar el sonido gutural; h, para la aspiración; j, para la ye; k, para la c dura y los acentos para la nasalización.

Los periódicos de trinchera eran impresos en la propia línea del frente.  La máquina de escribir, con tipos, galones de tinta, etc., funcionaba generalmente sobre una carreta.  Si fuese necesaria una retirada el “parque gráfico” en campaña estaba siempre para partir.  La importancia del diario era tanta para Francisco Solano López que al final de la guerra, cuando faltaba papel, mandó recoger toda hoja en blanco que por ventura estuviese perdida en los archivos de Asunción.  Cuando finalmente ya no había papel de forma alguna, ordenó que se fabricase de forma artesanal, en plena línea del frente.  De esa forma los paraguayos consiguieron fabricar papel a partir del “caraguatá” (4), una pulpa fibrosa que se colocaba en el agua (en donde ella “fermentaba” con ácido de naranjas) y se sobaba hasta formar una masa que se estiraba después, transformándolas en láminas de papel.  Se imprimió en papel de caraguatá, de color verduzco, a partir del número 11 del 20 de enero de 1868.  El Cacique Lambaré y el Cabichuí tuvieron muchas ediciones impresas en ese papel.

Cuando faltó tinta para la impresión, López ordenó que se la obtuviera de cualquier forma: en la imposibilidad de fabricarla los paraguayos descubrieron en el campo una fruta que exprimida, soltaba un líquido marrón obscuro, casi negro, útil para imprimir.  Esa fruta es conocida aún hoy en el Paraguay por el nombre de “tinta”.  El diario era por demás importante, especialmente los semanarios satíricos hechos por los propios soldados: ellos levantaban el ánimo de la tropa, informaban, mantenían esperanzas y ridiculizaban al enemigo. Sus chanzas son dignas, aún hoy, de figurar en cualquier diario moderno.

En la edición del 20 de enero de 1868, se publicó un apelo a los argentinos: “No se ha hecho cosa mala que no se pagara. Este dicho lo confirma lo que le sucedió a Mitre, quien vendió su país al Brasil y cometió todo tipo de crimen e injusticias, entre otros quería hacer asesinar al karai López..  Entonces dijo Dios ¡basta ya! y lo metió en el infierno para siempre.  Tomadlo como ejemplo los que queréis conquistar el Paraguay y que no oís lo que cada día os quiere enseñar el Señor para desengañaros.  ¡Porteños!  Ya murió Mitre que quería esclavizaros y que hizo manar vuestra sangre y vuestras lágrimas a chorros.  Ha venido el tiempo de que cobréis al Brasil vuestra patria.  Aunque un poco tarde, ahora la espada del Mcal. López os protegerá.  Buscad su protección y aprended las lecciones que a nuestro bien nos enseñó”.

Los diarios de trinchera, como el Cacique Lambaré, fueron otra muestra de que el guaraní era, al igual que hoy, un vehículo de comunicación muy fuerte –no solo oral, sino también escrito– y el preferido del pueblo.

Referencias

(1) “Periódico hablado que trae la verdad desde lo alto de la montaña”.

(2) Integrada por escritores como Luis Caminos, Carlos Riveros, Andrés Maciel y Crisóstomo Centurión.Dionisio González Torres , Sobre la grafía del Guaraní-Revisión bibliográfica desde el siglo XVI. Asunción, s.p.i., 1989, p.6.

(3) El guaraní paraguayo adoptó un alfabeto fonológico unificado recién en 1950, en conjunto con los demás países de la región guaraní, en un congreso de especialistas realizado en la ciudad de Montevideo.  Este alfabeto, que generó una polémica de medio siglo, fue adoptado ante la ausencia de un alfabeto tradicional y sobre la base de los alfabetos populares que representaban demasiadas dificultades, por ser todos ellos adaptaciones improvisadas del abecedario castellano.  Tadeo Zarratea, Gramática elemental de la Lengua Guaraní. Asunción, ed. Marben, 2002, p.30.

(4) El papel de caraguatá fue elaborado bajo la dirección del Coronel Robert Von Treuenfeldt quien dirigió su fabricación en el Arsenal y luego en la Estación de Ferrocarril.  Anteriormente se había elaborado el papel con ybyrá.  La producción de papel fue de mil pliegos por semana.  José Francisco Pérez Acosta, Carlos Antonio López. Obrero Máximo, Asunción, ed. Guarania, 1948, p. 13-14.

Fuente

Caballero Campos, Hérib y Ferreira Segovia, Cayetano – El Periodismo de Guerra en el Paraguay (1864-1870) , Nuevo Mundo Mundos Nuevos, Coloquios, 2006

Chiavenato, Julio José – Genocidio Americano. La guerra del Paraguay.  Asunción (1984).

Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado

Lustig, Wolf – “¿El guaraní lengua de guerreros?” – Asunción (2008-2009).

Plá, Josefina – Obras completas-Historia Cultural, Vol IV. Asunción, RP ed.-Instituto de Cooperación Iberoamericana.

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