Patricios en la Conquista del Desierto

Batallón 1º de Línea (Actual RI 1 Patricios)

En 1871 el Batallón 1 de Línea comenzó a vestir el siguiente uniforme: Shakó con guarniciones doradas y pompón verde.  Chaquetilla de paño azul oscuro con cuello, bocamanga y charretera de lanilla verde, bombacha colorada, pantorrilleras de cuero de vaca y polainas de lona blanca.  Mochila con manta, con soportes de lona blanca y cinturón y cartuchera de lona negra, debiéndose agregar que por primera vez la tropa comienza a usar guantes blancos.

 

El armamento consistía en el fusil máuser alemán, de cerrojo, de un tiro, con alcance de 800 metros, calibre 11 milímetros.

 

El coronel Juan Ayala, que se encontraba enfermo, fue reemplazado interinamente por el teniente coronel Teodoro García en el comando de la Unidad.  Al mes siguiente el Batallón fue enviado a Entre Ríos donde había estallado la primera revolución del general López Jordán.

 

Allí participó en el combate de Corrales de Abasto, el 1 de junio de 1871, ocupando luego Nogoyá, Uruguay, Yuquerí Chico, Victoria y Gualeguay, luego de lo cual, en 1872, regresó a la Capital.

 

Pero habiendo estallado el segundo levantamiento del caudillo entrerriano, el Batallón debió regresar a Entre Ríos en 1873, donde a órdenes del teniente coronel Carlos Smith fue empeñado en los combates de Robledo, el 19 de mayo, batiendo en otras dos acciones a los jefes jordanistas Querencio y Verón.

 

En 1874 revistaba en el 1º de Línea el siguiente personal:

 

Plana Mayor: teniente coronel graduado Carlos Smith, sargento mayor graduado Alejandro Montes de Oca, ayudante mayor 1º Joaquín Berracochea, teniente 1º Ramón Sánchez.

 

1ª Compañía: subteniente Antonio Pita.

 

2ª Compañía: subteniente Clodomiro Gorica.

 

3ª Compañía: teniente 1º Pedro Benítez, subteniente Carlos O’Donell.

 

4ª Compañía: teniente 1º Pedro Farías, subteniente Enrique Bornó.

 

Compañía de Granaderos: teniente 2º José Manuel Saborido.

 

Compañía de Cazadores: teniente 2º Vicente López.

 

En mayo el Batallón 1 y el 8, a bordo del vapor “María”, son destinados a Villa Occidental, en el Chaco (1), bajo el comando de su nuevo Jefe el teniente coronel Teodoro García, ahora titular: Este sería el jefe que conduciría al 1 a la conquista definitiva del desierto.

 

El 25 de agosto de 1875 el entonces Ministro de Guerra doctor Alsina, elevó al Congreso de la Nación un mensaje en el cual se expresaba la intención de ocupar varias zonas del desierto mediante un sistema de líneas paralelas que, al ir adelantándose la una a la otra, irían ganando tierra progresivamente.

 

El sistema preconizado en la oportunidad tendía a imposibilitar los grandes malones con la ocupación de zonas vitales para el mantenimiento de las caballadas pampas, como también para la subsistencia de éstos, al paso que se preveía la asimilación de los indios, indicándole claramente que el plan tendía a conquistar desierto y no a exterminar indígenas.

 

Una vez que el proyecto ministerial fue convertido en ley el 5 de octubre del año 1875, el entonces Ministro de Guerra, Dr. Alsina, se dio a la tarea de organizar la expedición, cosa en la que mostró gran aptitud.

 

El Batallón 1 que se encontraba en junio de 1876 marchando hacia el Sur, llegó al mes siguiente a Olavarría, donde vivaqueó.  En su destino anterior habían quedado tres oficiales y 84 soldados.  A su llegada a Olavarría el 1 estaba integrado por: 1 jefe, 6 oficiales y 258 soldados.

 

El 6 de agosto tuvo lugar el primer encuentro contra las indiadas de Cartiel y Namuncurá, fuertes de 1.600 lanzas.

 

El desempeño del 1º de Línea quedó registrado en el parte que el coronel Donovan, jefe de la Agrupación que repelió el ataque pampa, remitió al Ministro Alsina:

 

“Namuncurá y Catriel en número de 1.600 lanzas se dirigían al Campamento de Olavarría.  Acto seguido se organizaron dos columnas; a vanguardia el teniente 1º del Batallón 8º de Línea, Jorge Reyes, y la valiente Guardia Nacional, formando la reserva con las fuerzas que vinieron de Azul y algunos vecinos, y 21 infantes del Batallón 1º de Línea al mando del capitán Vicente López.

 

“El teniente 1º Reyes cargó sobre la indiada en número de 400 lanzas, huyendo los mismos hacia el Sud, habiendo recorrido 2 leguas y dando con el grueso al mando de Catriel.

 

“Catriel se retiró en tres columnas.  Se recibieron refuerzos y organizó la persecución en dos líneas, encontrándose en segunda línea el Batallón 1º de Línea, el piquete de 8 hombres del Batallón Nº 8 de Línea y Guardia Nacional al mando éstos del teniente 1º Reyes del Batallón Nº 8 de Línea.

 

“Se produjo el encuentro, siendo arrollados los salvajes y causándoles varios muertos y heridos y obligándoseles a abandonar todo el arreo que llevaban al centro.

 

“Ordené regresar a la Artillería escoltada por el Batallón 1º de Línea y destaqué al teniente 1º Reyes del Batallón 8 de Línea con 40 soldados escogidos, que arrebataron un arreo que llevaban 400 indios sobre el flanco derecho, orden que fue efectuada heroicamente, derrotando completamente a los salvajes después de una resistencia de 20 minutos”. (2)

 

Luego de la acción de Olavarría el Batallón se desplazó a Campamento Lavalle, desde donde comenzó la construcción de una línea telegráfica entre ese punto y Carhué, trabajos éstos tan necesarios al progreso y a la lucha contra el indio.

 

En setiembre continuó con las mismas actividades: construyó nuevas líneas entre Fortín Fe, Fortín Constancia, Fortín Trabajo y Fortín Recompensa, los cuales terminaron el 15 de noviembre.

 

Estos trabajos se sintetizaron en un informe que recibiera el Ministro de Guerra a fin de año:

 

“… réstame agregar que mi ayudante Don Celestino Stapfel y el subteniente Adalberto Rivadavia del Batallón 1º de Infantería de Línea, que me acompañaban en la presente comisión, por su tino y actividad, son acreedores a una especial recomendación… gracias a los esfuerzos y acertadas disposiciones del señor teniente coronel Don Teodoro García, Jefe del Batallón 1º de Línea, no sólo se salvaron las dificultades, sino que en todo el tiempo que han durado los trabajos, recibíamos los víveres y renuevo de herramientas con toda regularidad – Firmado Jordán Wysocki”. (3)

 

El Batallón ya había entrado al desierto.  Una inacabable llanura casi sin ondulaciones, cubierta de pastos y montes de tala con un clima templado que a veces se hacía escarcha en las aguadas.

 

Sin cambios ni sendas, sin pueblos ni habitantes, el único que lo conocía a fondo era el magnífico jinete indio que aprovechándose de este conocimiento se constituía en un adversario muy difícil de batir.

 

Por la época en que el 1 llegara a Lavalle, el problema del indio se había agudizado, dada la aparición de caciques que, reuniendo grandes indiadas, habían hecho estragos en las poblaciones bonaerenses.

 

La obra de Alsina inició la solución del pavoroso problema, que Roca y sus continuadores terminaron años más tarde.

 

Pero por entonces la lucha contra el indio era durísima para hombres y Unidades y no otra cosa surge de las listas de pérdidas del Batallón 1 durante 1876, año en que, fuera de un combate, la unidad sólo realizó trabajos de tendidos telegráficos.  Personal: muertos 17, Desertores 61.  Armamentos: fusiles Remington 49, carabinas 9, municiones 1.500. (4)

 

Un dato interesante que está registrado en los anales del Batallón, es el racionamiento tanto de jefes, oficiales y soldados, el cual consistía en lo siguiente:

 

Ración diaria: 3 libras de carne, 8 onzas de galleta, 3 onzas de arroz, 0,5 onzas de sal.

 

Ración mensual de vicios: 1 libra de tabaco en rama, 2 libras de tabaco colorado, 3 pliegos de papel hilo para armar cigarrillos, 6 libras de yerba, 2 libras de jabón amarillo.

 

El costo de la ración diaria insumía al erario público la suma de 35 centavos y la ración mensual 2 pesos fuertes.  Como se ve, no se proveía bebida, la cual debía ser adquirida en la pulpería del fortín.  Como los sueldos estaban permanentemente atrasados meses enteros, la situación financiera de cada soldado está magníficamente pintada en dos líneas del inmortal Martín Fierro, cuando éste –soldado de fronteras- dice:

 

“yo también dejé las rayas

en los libros del pulpero”

 

Pero pese a todos los inconvenientes, privaciones y sufrimientos, en los ratos libres que dejaba el servicio agotador, el jefe de la Unidad encontró tiempo para hacer enseñar, a los soldados que no sabían hacerlo, a leer y escribir.

 

De esta instrucción el teniente coronel Teodoro García informó que “aunque lenta, da excelente resultado”.

 

En 1877, el 1º desarrolló sus actividades desde su asiento en Campamento Lavalle; 8 oficiales y 222 soldados transportaron los elementos necesarios para construir una línea telegráfica que desde entonces unió Guaminí con Trenque Lauquen.  El personal del Batallón ampliaba así las comunicaciones que naciendo en Buenos Aires muy pronto habrían de llegar a Puán.

 

El teniente coronel García, que además del comando del 1 ejercía el de la “División Costa Sur”, tomó conocimiento a fines del año de que el cacique Catriel se encontraba descansando en sus aduares, a la sazón situados en la zona de Treycó (a 60 km de Guatraché).  En posesión del valioso dato encolumno al 1 y al Regimiento 5 de Caballería y se lanzó al desierto.

 

El 11 de noviembre atacó por sorpresa esas tolderías tomando gran número de prisioneros, dando muerte a los que se resistieron y fugándose el escaso resto en todas direcciones.  Catriel, que acompañado por unas 30 lanzas se había mudado el 10, a 18 km del lugar, se salvó del desastre, por lo cual el teniente Daza, del 1, al frente de una partida inició su persecución aniquilando a su escolta sin sufrir baja alguna.  Tampoco la Unidad las tuvo. (5)  La exitosa operación arrojó como resultado la muerte de 7 capitanejos, 215 indios de pelea fuera de combate, la captura de 300 individuos de chusma y 600 caballos.

 

A mediados de 1878 el general Roca reemplazó a Alsina.  La mentalidad de este preclaro militar argentino era eminentemente ofensiva.  Así fue que no bien asumiera su ministerio comenzó a consultar la opinión de Jefes prestigiosos y experimentados en las luchas en el desierto –entre ellos Teodoro García-, a los efectos de redondear el plan que su genio le dictaba para la solución del problema indio.

 

Comenzó por aligerar el equipo de las tropas, modificación que incluyó la supresión de la coraza de cuero que ordenara usar Alsina, protección incómoda y que la tropa miraba con idea, dado que sus inclinaciones le hacían preferir el combate con el indio sin esa ventaja que los soldados consideraban “no muy de hombres”.

 

Asimismo Roca suprimió el empleo de artillería, aumentó el número y calidad de las caballadas e incrementó el tendido de líneas telegráficas, acabados conceptos de la concepción moderna que el ilustre ministro tuviera de la forma de acabar definitivamente con el malón,

 

En el segundo semestre de 1878 Roca ordenó la ejecución de 5 expediciones contra las indiadas como actividad previa a la Gran Campaña del Desierto. (6)

 

En cumplimiento de esto último, el teniente coronel García, jefe de la división “Costa Sur” y Jefe del Batallón 1 con asiento en Puán, al mando de 250 hombres, inició la marcha el 4 de octubre contra la tribu de Guañumil, la cual se encontraba acampada a 60 km al oeste de Guatraché.

 

El 5, una patrulla desprendida de la columna, capturó al hijo del citado cacique, conjuntamente con cuatro indios más.  Por las informaciones que éstos brindaron, se supo que la indiada se había desplazado a Rumecó Grande, lugar éste que fue alcanzado por la columna el día 7, sorprendiéndose a los salvajes y derrotándolos completamente. (7)

 

Aproximadamente un mes más tarde, el teniente coronel García recibió orden del general Levalle de que con el 1 y las otras tropas integrantes de la División “Costa Sur” se desplazase en dirección a Pueltrel-Toro.  En camino a ese lugar el Batallón batió a grupos numerosos de indios de Namuncurá, provocándoles 281 muertos y tomándoseles 399 prisioneros.

 

Desde esta fecha, momento en que la Unidad retornó a su acantonamiento en Puán, hasta el comienzo de 1879, al Batallón 1 (1 jefe, 14 oficiales y 224 soldados sin ganado), se dio a la tarea de completar su equipo, remontar caballadas y subsanar las novedades que la prolongada acción en el desierto le había ocasionado.

 

En abril la Unidad estaba lista y fue incluida en el orden de batalla de la Primera División de reciente creación, la cual sería comandada por el mismo general Roca y estaba constituida por:

 

Cuartel General del Ministerio de Guerra:

 

Plana Mayor de la Agrupación 1, Regimiento de Caballería 5, Batallón 6 de Infantería, Escuadrón de Indios.  Comandante: teniente coronel Vintter.

 

Plana Mayor de la Agrupación 2, Regimiento 1 de Caballería, Regimiento 11 de Caballería, batallón 1 de Infantería, Escuadrón de Indios.  Comandante: teniente coronel García.

 

Las primeras fracciones de la División salieron de Azul llegando a Puán el 29 de abril, donde se le agregó la Agrupación García.  Cuatro días más tarde hizo oto tanto la Agrupación Vintter.  Habiendo completado su reunión la Primera División se lanzó hacia el Sur, cortando el Río Colorado el 6 de mayo.

 

El día 25 la División celebró la fecha patria con una magnífica parada en la isla de Choele-Choel, ocupada el día de la víspera.  El 24 de julio Roca regresó a Buenos Aires reorganizando la División en tres brigadas, como sigue, y bajo el comando del coronel Villegas:

 

1 Brigada de Caballería: teniente coronel Manuel Campos, Regimientos 1 y 3 de Caballería.

 

2 Brigada de Caballería: teniente coronel Vintter, Regimientos 5 y 7 de Caballería.

 

1 Brigada de Infantería: teniente coronel Teodoro García, Batallón 1 de Infantería, Batallón 2 de Infantería, Batallón 6 de Infantería, Batería de Artillería.

 

La Primera y Cuarta División guarnecieron desde ese día la llamada “Línea militar del Río Negro”.  El Batallón 1 permaneció en la inhóspita región hasta enero de 1880, fecha en que fue replegado hacia Buenos Aires, adonde llegó en junio a tiempo para participar en el sitio de la ciudad.

 

En esta ocasión el 1 contribuyó a sofocar la revolución del doctor Carlos Tejedor, luego de lo cual, integrando la Tercera División, retornó a General Acha.

 

Esta gran Unidad tenía como misión limpiar la Pampa central.  Tuvo su comando en Río Cuarto primero y en Villa Mercedes después, y estaba integrada por las siguientes unidades: I Brigada (Río Cuarto): Regimiento 2 de Artillería, Batallón 4 de Infantería; II Brigada (Fuerte Victoria): Batallón 10 de Infantería, Regimiento 9 de Caballería; III Brigada (General Acha): Batallón 1 de Infantería, Regimiento 1 de Caballería.

 

La expedición punitiva tuvo éxito.  El centro de gravedad de la acción lo llevó la Segunda División, la cual barrió con todos los indios que encontraron.  La Tercera aseguró la instalación de poblaciones en las zonas anteriormente ocupadas por los ranquelinos de Namuncurá, sirviendo de Gendarmería Militar desde Villa Mercedes, Victorica y General Acha, hasta su extrema izquierda en el Paso Alsina sobre el Río Colorado.

 

Las actividades del 1 se limitaron a guarnecer Fuerte Argentina en enero de 1882, Puán en junio, Quirimalal en agosto y General Acha en setiembre, no registrando sus anales ninguna acción digna de mencionarse.

 

La actividad del Batallón en los fortines en ese último tiempo de la conquista del desierto está admirablemente descripta en un parte que el Jefe de Unidad remitió al Comandante de la Tercera División, donde informaba del estado y actividades del 1 de Línea:

 

“La disciplina no deja nada que desear, no produciéndose durante el acto transcurrido un solo caso de insubordinación.  No obstante el recargo de servicio y fatigas que es natural al establecer una nueva línea, sólo ha habido un número insignificante de desertores.

 

“Instrucción: Todos los domingos alternados por cuerpos se ha hecho instrucción de tiro al blanco, con excelentes resultados.  La instrucción tanto en guerrillas como de orden cerrado se ha efectuado con regularidad.

 

“Estado sanitario: Sin médico durante 6 meses.  El estado en general es bueno pues las enfermedades son de carácter leve.  Ha habido un solo caso de viruela.  Se carece de caja de cirugía.

 

“Construcciones: Se ha construido cada cuerpo su cuartel, habiéndolos terminado, sólo falta el blanqueo por falta de cal”. (8)

 

En 1883 mientras el Batallón 1 se encontraba en General Acha efectuando acciones de Policía contra bandas de merodeadores en su mayoría cristianos, el Batallón 8 de Infantería de Línea que tenía su guarnición en Buenos Aires fue refundido con el primero, elevándose así el 1 de Línea al rango de Regimiento.  El decreto correspondiente, decía así:

 

“Buenos Aires, Enero 31 de 1883 – En atención a lo dispuesto por el artículo 2 de la Ley de ascensos militares y siendo conveniente en su virtud proveer a la organización provisoria de los Regimientos de Infantería, mientras no es sancionado el proyecto de Ley sobre planta y organización del Ejército presentado al Honorable Congreso con fecha Septiembre de 1881.  El Presidente de la República Argentina ha acordado y decreta:

 

“Artículo 1) Al Regimiento 1º lo compondrán los Batallones 1º y 8º.

 

“Artículo 2) Quedan nombrados Jefes del Regimiento, el coronel D. A. Donovan………

 

“Artículo 3) Se considerará 1er Batallón del Regimiento aquel que exista actualmente a las órdenes inmediatas del Jefe del Regimiento y en caso de hallarse los dos, el más antiguo. – Firmado Roca”. (9)

 

De esta forma el Regimiento 1 de Infantería de Línea quedó integrado por los siguientes efectivos:

 

Batallón 1º: 2 jefes, 18 oficiales y 256 soldados.

 

Batallón 8º: 2 jefes, 25 oficiales y 340 soldados.

 

Totales: 4 jefes, 43 oficiales y 596 soldados. (10)

 

En setiembre de 1883 el Batallón 1 que se encontraba en General Acha, retornó a Buenos Aires, donde se operó la reunión de todos los integrantes del Regimiento.

 

El viejo Batallón 1, ahora elevado a Regimiento, daba así por terminada la conquista del desierto, donde sus integrantes, derramando generosamente su sudor y su sangre, aseguraron a la Patria y a la Civilización el dominio de vastas zonas del país antes en mano de los salvajes y ahora convertidas en progresistas campiñas.

 

Referencias

 

(1) Memorias de Guerra del Estado Mayor del Ejército, libro 19-1-1-13, página 7, y libro 19-1-1-14, páginas 25 y 26.

(2) Libro Histórico del Regimiento 1 de Infantería “Patricios”, Tomo II, folio 4 y siguientes.

(3) Memorias de Guerra del Estado Mayor General del Ejército.  Libro 19-1-1-18, páginas 279 y 281 al 300.

(4) Memorias de Guerra del Estado Mayor General del Ejército.  Libro 19-1-1-16, páginas 330, 332 y 333.

(5) Dirección de Estudios Históricos (Secretaría de Guerra).  División II, Archivo Documental.  Documento 1335.

(6) Coronel Juan Carlos Walter – La Conquista del Desierto – Biblioteca del Círculo Militar, volumen 545-46, página 561.  Segunda edición, Buenos Aires (1964).

(7) Coronel Juan Carlos Walter – La Conquista del Desierto – Biblioteca del Círculo Militar, volumen 545-46, página 564.  Segunda edición, Buenos Aires (1964).

(8) Memoria de Guerra del Estado Mayor General del Ejército.  Libro 19-1-1-28, páginas 452 a 454.

(9)  Memoria de Guerra del Estado Mayor General del Ejército.  Libro 19-1-1-28, páginas 29 y 30

(10) Memoria de Guerra del Estado Mayor General del Ejército.  Libro 19-1-1-28, página 54.

 

Fuente

Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado

Portal www.revisionistas.com.ar

Scunio, Alberto D. H. – Patricios – Círculo Militar – Buenos Aires (1967).

 

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