Petitorio Americanista de 1864

Islas Chinchas (Perú), tomadas por la escuadra española el 14 de abril de 1864

 

El coronel Felipe Varela encarnó la “Unión Americana”.  Sí; desde luego que sí.  Pero, del mismo modo, la encarnaban los veteranos federales del Litoral que, en julio y diciembre de 1865, provocaron “la revolución de Basualdo y Toledo”, como llamó al desbande Francisquillo Fernández.  Y los que pasaron a la otra banda del Uruguay, antes de Paysandú, para dar testimonio de su sentir republicano y americanista, encabezados por el general Saá y por el capitán Rafael Hernández.  Y la encarnaban, en mayor medida que Varela, los veteranos de la Independencia que, a mediados de 1864, se pronunciaron en Buenos Aires contra las agresiones europeas que se venían materializando.

 

El 5 de junio de 1864, la Plaza del Retiro fue escenario de una gran manifestación popular de protesta por la acción de la escuadra española en las islas Chinchas.  En esa oportunidad, rodearon la estatua de San Martín guerreros de la Independencia, entre los que se contaron, Iriarte, Olazábal, Y Alvaro Barros.  Surgió de allí una comisión, bajo la presidencia de José Matías Zapiola y la vicepresidencia del general Enrique Martínez.  Posteriormente, el 12 de junio, se realizó en el Teatro Colón una nueva reunión americanista, en la que hablaron diversas figuras políticas e intelectuales, entre ellas, el poeta Juan Chassaing y el doctor Aurelio Palacios, padre del doctor Alfredo L. Palacios.

 

Fue así como nació en Buenos Aires la Sociedad “Unión Americana”, que reunió a destacadas figuras de la generación del pos-Caseros, aparte de los militares de la Independencia.  El diario El Pueblo, que dirigía Chassaing, dio a conocer, bajo el título de “La petición al Congreso”, un importante documento de la Sociedad Unión Americana, que reproducimos íntegramente en este artículo, como contribución a la historia de dicho movimiento.

 

En su edición del día 5 de julio de 1864, aparece publicado el texto del petitorio, precedido por la introducción que sigue:

 

“Los argentinos quedan convocados por la Sociedad Unión Americana para firmar la petición que debe elevarse al Congreso y que publicamos a continuación.  Creemos inútil el manifestar de nuevo la urgente necesidad de que la democracia americana proceda a uniformarse para aceptar la guerra encendida contra su existencia por las testas coronadas.

 

Los fines que se propone conseguir la Sociedad Unión Americana son los únicos que pueden salvar a la América republicana del terrible cataclismo que le preparan los reyes.  El indeferentismo matará a la República y una política cautelosa la expone al escarnio de los pueblos sin librarla de las garras del poder extranjero.  He aquí la petición.  Ya que media docena de inmigrantes desagradecidos son ya bastante poderosos para privar al pueblo bonaerense del derecho de reunirse en un local a una gracia del gobierno de la provincia, concurra al menos ese pueblo a cubrir de firmas la presente petición, que dirigen los guerreros de la independencia”.

 

El llamado a la firma tuvo pleno éxito.  A los pocos días, el petitorio americanista había reunido unos 1.500 firmantes y las adhesiones de destacamentos militares del interior del país, entre ellos, los jefes y oficiales del Fuerte Las Tunas.

 

El diario El Pueblo, de los Chassaing, de Francisco López Torres y de Ovidio Lagos, continuó siendo vocero del movimiento, con la colaboración de Navarro Viola, Aurelio Palacios y Carlos Guido Spano, que se fue a pelear a Paysandú y después a Montevideo.  Bajo el título de “Un corazón americano”, el diario El Plata, de la capital oriental elogiaría, en febrero del 65, a Guido Spano, diciendo de él: “El escritor ardiente, el hombre de creencias y de corazón se muestra en la hora suprema; y Guido, dejando los encantos de su hogar para compartir nuestras fatigas, viniendo cuando muchos se van, se muestra digno del nombre que lleva”.

 

Es que toda una generación de argentinos encarnó los ideales republicanos y populares que fueron momentáneamente abatidos en Paysandú, en Pozo de Vargas y en Ñaembé.

 

Petitorio de la Unión Americana al Congreso

 

“Los abajos firmados, ciudadanos argentinos, reunidos con el objeto de manifestar sus fraternales simpatías hacia el Perú, y demás Repúblicas agredidas de América, en la circunstancia de haber sido violado del modo más atentatorio e inaudito el territorio de aquel Estado por los agentes de la España y participando de la general y justa alarma de la Nación, tanto por las declaraciones de estos agentes, de las que se deduciría, que consideran en suspenso la Santa guerra de la Independencia, cuanto por la repetición de hechos gravísimos contra la soberanía de algunas repúblicas de este continente, han resuelto dirigirse a V. E. en uso del derecho que la Constitución les acuerda, solicitando, como lo hacen, la adopción de aquellas medidas, conformes a la gravedad de los sucesos, que de algún tiempo a esta parte tienen a la América en la mayor agitación y zozobra.

 

Considerando los firmantes como un deber y una salvaguardia de futuros peligros, la conveniencia de declarar del modo más solemne la solidaridad de la República Argentina con otra República Americana, cuya Independencia se halle amenazada por los poderosos europeos, declaración que solicitan del ilustrado patriotismo del Congreso.

 

Como una consecuencia de esta declaración, y para hacerla fructuosa a los intereses generales de la democracia, ante la actitud de algunos de aquellos poderes en la cuestión de Méjico, Santo Domingo, en el Perú, piden los abajos firmados que el Soberano Congreso se pronuncie, adhiriéndose al gran pensamiento de la reunión de un gran Congreso Americano, sin perjuicio de incitar al ejecutivo, mientras esto no se realiza, a negociar tratados de alianza con los Estados Americanos.

 

A fin de que la República Argentina se halle convenientemente preparada a entrar en esta especie de pactos, así como, por la imperiosa necesidad a que obligan los manejos de la política usurpadora y reaccionaria, que han despertado los más fundados recelos en todo el vasto territorio de América, los abajos firmados creen que, estando a todo evento,  deben adoptarse todas aquellas resoluciones precautorias que aconseja la prudencia a vista de tan extraordinarios sucesos, redoblando la vigilancia del gobierno, extendiendo sus relaciones políticas en el continente, y preparando en el país, y en el ejército, los elementos bélicos necesarios en previsión de los acontecimientos ulteriores, lo cual igualmente solicitan de V. E. los ciudadanos firmantes:

 

José M. Zapiola, Tomás Guido, Enrique Martínez, Lucio Mansilla, Gervasio Espinosa, Tomás Iriarte, Blas José Pico, Ramón Rodríguez, Manuel Olazábal, Rufino Guido, José Cirilo Lucero, Isidro Quesada, Jorge Velasco, Dionisio Quesada, Domingo Sosa, Francisco Seguí, Gerónimo Espejo, Benito José Nazar, Ramón Díaz, José María Albariño, Manuel Escalada, Pedro Ramos, Angel Pacheco, Goyena, Gregorio Paz, Antonio Moll, Mariano Espinosa, N. Jorge”.

 

Fuente

Chávez, Fermín – El revisionismo y las montoneras – Ed. Teoría – Buenos Aires (1966)

Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado

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