El bagual

El bagual

El bagual

 

Nombrada en la épica gauchesca del “Martín Fierro”, o sugerida en múltiples relatos que versan sobre las inigualables dotes criollas de los caudillos federales del país, la palabra bagual tiene un origen muy poco dilucidado pese a la importancia que reviste en los acontecimientos de nuestra historia.

 

Es menester señalar que hay, al menos, tres vertientes que desembocan en su génesis.  La primera de ellas proviene del académico brasileño Alcides Maya, quien sostenía que la palabra bagual era una deformación fonética atribuida a una tribu aborigen del Brasil. “Nuestros indios no pronunciaban la C inicial y maltrataban la V intermedia de la palabra cavhallo. De ahí la corruptela”, dijo.

 

A su vez, el origen parece remontarse al vocablo portugués “bago”, que refiere a los atributos masculinos del caballo, por cuanto los hombres de la campaña denominaban “bagos” a los testículos del animal. De todos modos, en torno a esto hay dos excepciones porque se argumentaba que un caballo “bagual” también podía llegar a ser el animal castrado y fuerte.

 

El misionero jesuita e historiador Pedro Lozano escribió en la página 140 del primer volumen de su obra “Historia de la Conquista del Paraguay, Río de la Plata y Tucumán”, que entre las riberas del río Areco, afluente del río Paraná, había un pueblo muy grande de indios baguales.

 

Aves, pantanos e indios baguales

 

Sin desdeñar las evidencias citadas, la palabra bagual tendría un origen lusitano que se instaló y propagó ni bien los portugueses conquistaron al Brasil.  El geógrafo brasileño Theodoro Sampaio, en su tratado “O Tupi na Geografía Nacional”, consideró que vocablos tales como “baguá” o “ypa-guá” significan “los moradores de los pantanos”, con lo cual dichas palabras guardarían íntima relación con los siguientes nombres de aves: “bigua”, “biguá-boi” y “biguá-tinga”.  La característica principal de todas esas especies avícolas es que viven en tembladerales y que sumergen el pico en aguas estancadas en procura de alimento.  Y al igual que el ambiente húmedo que acabamos de describir, en el Matto Grosso se le dice “biguar” a la procura de diamantes por los zambullidores, que los arrancan de las arenas de los ríos.

 

Hay aquí una referencia al idioma inglés: “bog” significa “lodazal” o “pantano”. En irlandés se escribe “bogach”. Muy curioso, por cierto.

 

Volviendo a lo referido acerca de la tribu de los indios baguales, en diversas crónicas aparecidas tras la Conquista española, a ellos se los ubica al margen del río Areco, en un lugar lleno de pantanos, bajos y anegadizos. Además, este tipo de hábitat era frecuentado por las aves que, según lo hemos visto en el estudio hecho por Sampaio, “moraban en los pantanos”.  Muy posiblemente, los indios hayan adoptado el nombre de tales aves dado el permanente contacto que, animales y humanos, mantenían en el mismo sitio geográfico.

 

Asimismo, los relatos sostienen que los indios baguales eran indomables y fieros, tan valientes que prefirieron ser matados y destruidos por los españoles antes que entregarles al invasor una sola de sus mujeres (o cautivas), niños o cosa alguna que les perteneciera.

 

Las batallas fueron terribles, por ello cuando los soldados encontraban en sus campamentos a compañeros rebeldes o furiosos por el fragor y el desencanto de las luchas, decían: -Este es un bagual. Vemos aquí, pues, cómo el vocablo “bagual” describía por igual la fiereza de la tribu y la rebeldía de algunos soldados.

 

Últimas consideraciones

 

Vemos que no prevalece una única versión acerca del origen de la palabra bagual, si bien hay evidentes indicios que merodean el litoral argentino y el suroeste de Brasil.  El gran estudioso y escritor de temas relacionados a la cultura criolla argentina, hablamos de Guillermo Alfredo Terrera, así argumenta el origen de la palabra bagual: “Esta palabra fue tomada a los españoles por los indios, para designar a un caballo y en lengua pampa decían “kawall”. Luego los gauchos la toman de los indios, sufriendo una nueva transformación, la cual esta vez queda en “bagual”, con la que designaban un animal chúcaro y salvaje”.

 

En Argentina comúnmente se denomina bagual al caballo arisco, malo, cuya boca no admite freno y cuyo lomo no soporta aperos.  El caballo enlazado en el campo, sin trato, al cojear, morder y machucar a su domador, no escaparía del apóstrofe: -¡Bagual desgraciado!…  En una palabra, bagual es el caballo que a los ojos del hombre de campo puede ser peligroso por su estado salvaje.

 

Sin embargo, mayor y mejor desafío representa para el jinete el pretender dominar un caballo lo más salvaje posible.  En el pasado, esta demostración fue una regla básica y fundamental que servía para hacerle notar al paisanaje las destrezas de los caudillos que guiaban las comarcas.  Lleno de relatos de igual tenor posee la historia argentina, en especial las que tienen como protagonistas a los gauchos y a honrados argentinos como Juan Manuel de Rosas o Juan Facundo Quiroga, entre otros.

 

Fuente

Revista Histórica. Órgano Mensual de la Junta Histórica del Partido Nacional, Año I, N°1 – Montevideo (1928).

Terrera, Guillermo Alfredo – El Caballo Criollo en la Tradición Argentina – Buenos Aires (1947).

Turone, Gabriel Oscar – Origen de la palabra bagual – Buenos Aires (2008)

 

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