Manuelita visita el pueblo de Flores

La Gaceta Mercantil del 25 de noviembre de 1851 presenta una interesante crónica relacionada con la visita oficial de Manuelita Rosas al pueblo de Flores:

En ese día todo el extenso partido de San José de Flores se hallaba vistosamente adornado con banderas federales que flameaban en las azoteas y ventanas de las casas y una numerosa y escogida reunión de señoras y caballeros de esta ciudad, se dirigían a su Iglesia para ser partícipes de la alegría que embargaba a ese virtuoso vecindario y obsequiar a la interesante y digna hija de S. E. la señorita Doña Manuelita de Rosas y Ezcurra.  Llegó ésta acompañada de muchos de sus compatriotas y fue recibida por el Señor Cura, el Juez de Paz del partido, acompañado de varios vecinos respetables y de otros señores de distinción que esperaban a su arribo para tener el honor de cumplimentarla.

Enseguida se dio principio a una solemne ceremonia religiosa en la iglesia del Pueblo en acción de gracias al Ser Supremo, por haber inspirado al ilustre General Rosas la magnánima resolución de retirar su encarecida renuncia y prestarse deferente al reiterado voto de la Nación, que lo aclamaba su Jefe Supremo, y en ella pronunció el muy recomendable Señor Cura Vicario, Canónigo Martín Boneo, la elocuente patriótica oración que acompañamos a V. suplicándole se sirva insertarla a continuación.

Después de terminada la función religiosa, la comitiva se dirigió a la casa del señor Juez de Paz acompañando a la señorita Doña Manuelita, con espontáneos y multiplicados vítores al Jefe Supremo del Estado, a su distinguida y virtuosa hija, a la Honorable Junta de Representantes, a las Provincias Confederadas, sus Honorables Legislaturas y Exmos. Gobiernos.  Estas manifestaciones de entusiasmo y regocijo eran mezcladas con los anatemas que, con ardor y odio profundo se fulminaban incesantemente contra el loco traidor salvaje unitario Urquiza, contra los salvajes asquerosos unitarios y el miserable alevoso Gobierno del Brasil,

La numerosa reunión llegó en medio de un creciente entusiasmo a la casa del señor Juez de Paz y allí la señorita Doña Manuelita fue obsequiada con fina delicadeza y cortesía, siéndolo también las demás señoras y caballeros que se hallaban allí reunidos.  En medio de esta alegría cordial y entusiasta en la que cada uno de los concurrentes se empeñaba en acreditar su adhesión al Jefe Ilustre del Estado y a su virtuosa y digna hija, pasaron las horas, alternadas entre los gratos momentos que proporcionaba una alegre música y los recreos del baile y del canto.

En la casa del señor D. Francisco Silveira se hallaba preparado un espléndido y suntuoso banquete y a las cuatro de la tarde se dirigió la numerosa comitiva a participar de él, precedida por la banda de música militar del primer batallón de Policía y llevando en brazos el retrato de S. E. las personas de más distinción que formaban ese alegre cortejo.  Al ver el retrato de S. E. la multitud de ciudadanos que se hallaba a la puerta de la casa del Señor Juez de Paz, prorrumpió en honrosas aclamaciones y reiterados vivas al Jefe Supremo del Estado y a su digna hija.  Estas manifestaciones de adhesión, de entrañable amor y respeto se produjeron sin cesar en todo el tránsito por esa numerosa multitud que se agrupaba en torno de la señorita doña Manuelita y del retrato de S. E.  Indescriptible es el entusiasmo que prevalecía y el ardor de los reiterados anatemas que se fulminaban contra el perverso, loco, traidor, salvaje unitario Urquiza que, formando una causa con los salvajes asquerosos unitarios, se ha vendido al inmundo oro del gobierno brasileño.

El salón destinado para la mesa se hallaba adornado con esmero singular y con exquisito buen gusto, inscripciones federales que recordaban los hechos eminentes del general Rosas; flores delicadas y otra variedad de adornos hermosos embellecían aquel recinto.  En el centro de la sala había un elegante aparato, rodeado de banderas federales y elegantes guirnaldas de aromáticas flores, donde fue colocado el retrato de S. E.  Un esmero singular en el servicio y una variedad de ricos manjares servidos con profusión, hicieron de aquel acto un momento solemne de regocijo y animación patriótico federal.  En otras mesas exteriores, el señor Silveira obsequió con delicada franqueza a todas las demás personas que se hallaban en su casa y que no podía contener la pieza principal.

Los brindis se iniciaron por el Señor Provisor, Presidente de la Honorable Junta de Representantes Dr. D. Miguel García y continuaron con elocuencia y ardor patrio por el señor Juez de Paz y los ciudadanos Baldomero García, Lorenzo Torres, Eustaquio J. Torres, Adeodato de Gondra, Pedro Uriburu, Dalmacio Vélez Sarsfielf, Eustaquio Ximénez y muchos otros ciudadanos.  Sentimos no poder reproducir esos discursos arrancados por el entusiasmo más puro, mas podemos asegurar que en ellos resaltaba de un modo solemne la más ferviente adhesión y gratitud al eminente Patriota y distinguido ciudadano Jefe Supremo de la República, Ilustre General Rosas, y la más noble admiración por las heroicas virtudes que adornaban a su esclarecida hija la señorita Doña Manuela de Rosas y Ezcurra, la más viva indignación por las pérfidas aleves hostilidades que sin precedentes nos infiere el Gobierno del Brasil y el odio más profundo contra el loco traidor, Salvaje Unitario Urquiza que fue escarnecido y vilipendiado protestando todos que anhelaban llegase el momento de hacerle conocer la indignación de los argentinos federales, toda la bajeza de su alianza con los encarnizados feroces enemigos de la patria, los salvajes unitarios y la infamia de su venta al pérfido alevoso gobierno brasilero.

Por la noche se incendiaron vistosos fuegos de artificio en el centro de la plaza del pueblo, vistosamente preparada con una iluminación brillante y banderas federales, y no permitiendo a la señorita Doña Manuelita el estado delicado de su salud, permanecer por más tiempo en aquel lugar, tuvimos el sentimiento de verla retirarse a la ciudad, sin participar del espléndido y suntuoso baile que estaba preparado en su obsequio”.

Fuente
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
La Gaceta Mercantil, Buenos Aires, 25 de noviembre de 1851
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