Enroque entre Saavedra y Azcuénaga

Estatuas de Cornelio Saavedra y Miguel de Azcuénaga, Buenos Aires

Dentro de algunos años los investigadores van a encontrarse perplejos frente a conflictos estupendos. Cuando comiencen a abrirse las piedras fundamentales de muchos monumentos de nuestra ciudad van a creer que las generaciones anteriores eran almas de manicomio. Es de imaginar el susto cuando desentierren la piedra que desde 1910 está debajo del monumento a Cornelio Saavedra, en la Plazoleta Regimiento de Infantería 1 “Patricios”, en la esquina de Córdoba y Callao, obra del artista belga Jules Lagae (1862-1931). Hallarán un cofre con un documento que dirá: “Este monumento del general Miguel de Azcuénaga…..”. Pero ¡cómo! ¿entonces Cornelio Saavedra era el seudónimo de Miguel de Azcuénaga?.

En seguida se irán a Caballito –“Plaza Primera Junta”- donde está el monumento de Azcuénaga, hecho por el escultor francés Louis Henri Cordier (1853-1925). Abrirán la piedra y encontrarán bajo la estatua de Azcuénaga otro documento que dirá: “Este monumento levantado a la memoria de don Cornelio Saavedra…”. ¡Qué lío!

Aclaremos la confusión: la estatua de Saavedra, presidente de la Primera Junta, fue erigida primeramente en Caballito. Era una ubicación correcta, porque llamándose plaza Primera Junta, nada más natural y nada más de acuerdo con la historia que estuviera allí su digno presidente: Saavedra.

Pero uno de los descendientes de Cornelio Saavedra –el diplomático Dr. Carlos Saavedra Lamas- se sintió molesto, según se dice, de que a su ilustre antepasado lo ubicaran lejos, “en un barrio barato y humilde, frente a un mercadito, entre la plebe”:

- Es necesario traer a Saavedra a un barrio más aristocrático..
- ¿Adónde?
- A la esquina de Córdoba y Callao.
- Allí ya está la estatua del general Azcuénaga.
- No importa. A Azcuénaga se lo lleva a Caballito, donde estará más a su gusto porque pertenecía al arma de caballería…

Y fue un espectáculo curioso: las dos estatuas fueron bajadas de sus pedestales respectivos; les pusieron rueditas y se las llevaron patinando a través de las calles. Mientras Saavedra se mudaba al Norte, Azcuénaga se mudaba al Oeste.

Las dos estatuas fueron ubicadas en sus nuevos basamentos. Pero se olvidaron de cambiar las respectivas piedras fundamentales. Azcuénaga tiene bajo sus pies la de Saavedra y éste la de Miguel de Azcuénaga.

Fuente
Castro, Manuel – Calles y estatuas de Buenos Aires, (2007)
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Macchiavelli, Eduardo – Esculturas y monumentos, Buenos Aires (2019)
Portal www.revisionistas.com.ar
Soiza Reilly, Juan J. de – Los secretos que esconde Buenos Aires, (1939)

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