Juan Coronado

Misterios de San José. Escena de la vida del general Justo J. de Urquiza, obra de Juan Coronado.

Nativo de Buenos Aires, fue ardiente partidario de Juan Manuel de Rosas. Después buscó refugio en Entre Ríos, a consecuencia del fracaso rebelde del coronel Hilario Lagos, en junio de 1853. Al año siguiente, unido a José María Montandón, apeló al comprovinciano Benjamín Victorica –ya vinculado a Urquiza- en procura de un permiso para instalar una lotería pública, propósito que fue desechado. Empero, el poderoso gobernante lo asoció a un negocio de compra de maderas en los montes de Cupalén.

Al inaugurar Urquiza el primer Congreso legislativo federal, le agradeció la justicia otorgada en el mensaje a los exiliados de la provincia de Buenos Aires, y su adhesión le sirvió para que aquél le encargara la administración del campo del Potrero, en febrero de 1855, y al otro año, lo nombró oficial de la Secretaría de Guerra, anexa a la persona del presidente de la Confederación Argentina. En dicho puesto Juan Coronado permaneció desde el 29 de octubre de 1856 hasta fines de 1861.

Durante un lustro rasgó carillas con letra de gruesos trazos inconfundibles. Fue un escribiente laborioso y tenaz que pronto ganó la confianza y el afecto de Urquiza. Como premio a su diligencia, este último le obsequió una casa a principios de 1858, y más tarde lo envió a Montevideo junto al doctor Alberto Larroque, con la importante misión de adquirir y armar los buques que formarán la escuadra de guerra. El mismo motivo lo llevó a Río de Janeiro, de donde regresó el 14 de julio de 1859. En su estada en la capital uruguaya contrajo matrimonio en febrero de 1861, con Palmira Braga, ceremonia apadrinada por Urquiza, al que represento el ministro Joaquín Requena.

Conocedor de todos los secretos del despacho –die Beatriz Bosch-, Coronado descubrió los comprobantes de una cuantiosa suma que el gobierno nacional adeudaba al general Urquiza. Como obtuvo su pago en bonos, en octubre de 1858, a quél le reconoció la tercera parte de ella, a modo de compensación.

Según dice Coronado, se alejó de Urquiza por su conducta posterior a Pavón, pero lo cierto es que, a principios de 1862, figuraba al frente de la estancia “Las Moscas”, habiendo constituido una sociedad con capital cedido por Urquiza. Quejoso por diferencias habidas en el pago de la suma retenida en 1858, ésta se le remitió de inmediato, pero el reclamante no quedó satisfecho. Informado de sus intimidades, pretendió hacerlo objeto de una extorsión, por dejar de publicar un libelo que preparó durante dos años, y entregó a las prensas a fines de 1864.

Declarada la guerra de la Triple Alianza, Coronado se trasladó a la Banda Oriental y en Salto redactó un periódico del Partido Blanco, en cuyas columnas instó a los soldados entrerrianos a desertar de las filas. Sorprendido en su actitud subversiva, se le detuvo el 9 de mayo de 1865, remitiéndoselo a Buenos Aires a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, pero pronto salió de la prisión por gestiones del mismo Urquiza “de lástima por la familia”, aunque se le dio la ciudad por cárcel. A pesar de ello, volvió a la carga atacando con saña la persona del ex gobernador de Entre Ríos en el diario El Pueblo.

En diciembre de 1865, Coronado continuó proponiendo arreglos ante la inminencia de la aparición de su libelo. La alarma cundió entre los amigos del ex presidente y se trató de buscar un arreglo directo, que fracasó ante las exigencias de Coronado. Vencido el plazo, éste lanzó su libro a fines de julio o principios de agosto de 1866, titulándolo Misterios de San José. Escena de la vida del general Justo J. de Urquiza, en dos volúmenes. Se trata del más violento ataque inferido al primer presidente constitucional, en un tono de permanente ofuscación, mostrándolo como un resentido moral, lo mismo que a Benjamín Victorica. Sus acusaciones llegaron hasta negarle su capacidad militar y la proverbial generosidad del magnate, como también se ocupó con lujo de detalles de su vida íntima.

El libelo de marras fue recibido con indignación y estupor en los círculos simpatizantes de Urquiza, y pronto numerosos testimonios de repudio llegaron hasta la residencia de San José. Cuatrocientas personas de Gualeguaychú, encabezadas por el brigadier general Apolinario Almada, publicaron un manifiesto de desagravio en El Pueblo Entrerriano, y en Rosario, Melquíades Salvá redactó una réplica aparecida en folleto. Muerto el general Urquiza, Coronado demandó a la sucesión por el cobro apetecido.

Hombre capaz y de talento publicó en 1866, un Manual de Procuración Judicial, según la práctica que se sigue en los tribunales y juzgados de la Provincia de Buenos Aires. Al siguiente año, con Juan Francisco Bustos redactó La Gaceta de los Tribunales, revista de información de estrados, que salió hasta 1869. En ella, Coronado aparte de sentencias, publicó abundantes documentos históricos relativos a las invasiones inglesas, con un inventario de los papeles de Sobremonte, que le fueron facilitados por Angel Justiniano Carranza. Esta documentación mereció una tirada aparte: Invasiones Inglesas al Río de la Plata. Documentos inéditos para servir a la historia del Río de la Plata durante las invasiones de los generales ingleses Beresford y Whitelocke en los años de 1806 y 1807, coleccionados por Juan Coronado. Conteniendo además el proceso mandado formar por el soberano inglés al general Whitelocke en 1808, con motivo del mal suceso de sus armas en la última expedición sobre Montevideo y Buenos Aires (1870).

Esas mismas columnas, las empleó Coronado para ventilar sus propio asuntos, como el comentario Jurisprudencia Pampa (Nº 388, del 21 de octubre de 1868), sobre el fallo de la Suprema Corte en el juicio contra el general Mitre. Editó Coronado el folleto en cuestión: La tiranía sancionada por la Constitución federal según la interpretación de la Suprema Corte de Justicia. Causa notable seguida ante la jurisdicción federal contra el Brigadier General don Bartolomé Mitre, por abuso de facultad constitucional, daños y perjuicios causados a particulares durante el ejercicio del poder público.

Continuó ejerciendo el periodismo militante y estuvo vinculado a los hombres del litoral, perteneciendo a los federales jordanistas de Entre Ríos. Estaba casado en segundas nupcias con Carolina Rubira.

Fuente
Cutolo, Vicente Osvaldo – Nuevo Diccionario Biográfico Argentino – Buenos Aires (1969).
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
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