Indemnización a Santa Fe

Arreo de ganado

Recorriendo gauchas fronteras allá en los confines de la provincia de Buenos Aires, el amigo Eduardo Barcia me obsequió algunas copias de documentos relativos al período en que Juan Manuel de Rosas comenzaba a transitar el mundo de la política, allá por 1820 y 1821. Se trata de cartas cuyos originales se encuentran en el archivo del Museo Histórico de la localidad de Pergamino, lo que las transforma en curiosas piezas para mejor seguir indagando acerca de nuestros acontecimientos pasados.

La que aquí publicamos está fechada el 9 de marzo de 1821, y está dirigida al Alcalde de Pergamino, don Ramón Montes, de parte del entonces Gobernador bonaerense, general Martín Rodríguez. Pero antes de transcribir su contenido, el cual puede resultar un tanto desconocido para quien no tiene en cuenta el contexto en el que fue escrita la misiva, se hace necesario remontarnos a la etapa inmediatamente posterior al final del Directorio Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, ocurrido el 11 de febrero de 1820.

De acuerdo con qué óptica se lo mire, la caída del Directorio quedó establecida o como la etapa de la “Anarquía del Año 20”, debido al triunfo que sobre aquél tuvieron los caudillos federales de Santa Fe y Entre Ríos (Estanislao López y Francisco “Pancho” Ramírez, respectivamente), o, como una etapa benévola en virtud de que, precisamente, ahora sí podía darse el origen de un sistema auténticamente federativo para la Argentina.

El gran triunfador de aquella disputa entre federales y centralistas, fue, sin dudas, el brigadier general Estanislao López, gobernador santafecino de impecable foja guerrera. Por haber vencido a Buenos Aires tras una larga contienda de años (1816-1820), López impuso a la provincia de Buenos Aires una indemnización por gastos de guerra. Hay que comprender que el erario público de ambas provincias estaba exhausto, pero quien peor de las dos se hallaba era la provincia bonaerense, dado que la autoridad de la misma se encontraba anarquizada y acéfala por el derrumbe del Directorio.

Ante la pregunta de quién o quiénes podrían devolver el honor de la herida Buenos Aires, surge, entonces, la figura de un oficial de Milicias de nombre Juan Manuel de Rosas, quien ya para 1820 comenzaba a entender el ideario federal en detrimento del que alzaban los porteños, esto es, el unitarismo. Hacendado y de gran ascendente sobre el gauchaje que mandaba en la Ea. Los Cerrillos, de San Miguel de Monte, Rosas se constituyó rápidamente en una figura de consulta para todo lo que tuviera que ver con el Estado provincial.

Entonces, primero Rosas ya venía estableciendo algunos acercamientos con el sistema federal de gobierno que se practicaba en diversas provincias del interior, y esto gracias a la amistad que trabó con Estanislao López. Más tarde, y a instancias de una revuelta subversiva que estalla el 1º de octubre de 1820, don Juan Manuel acude a Buenos Aires con sus gauchos de Los Cerrillos –constituidos ya en el Regimiento 5º de Caballería de Campaña “Colorados de Monte”- para sofocarla, restableciendo el orden en la ciudad y asegurando la investidura gubernamental de su amigo, Martín Rodríguez. Recién el 7 de octubre de 1820, y por estas acciones en las que participó, Juan Manuel de Rosas recibe los despachos de coronel de Caballería.

El pacto con López

Vuelta la calma en la provincia de Buenos Aires, faltaba aún resolver la indemnización con Santa Fe. Para ello, Rosas mantendrá tratativas un tanto secretas con el general Estanislao López, a quien “le ofreció (…) obligarse él (Rosas), personalmente, con la provincia de Santa Fe, para entregarle veinticinco mil cabezas de ganado, haciendo figurar tal deuda como un compromiso particular del hacendado Juan Manuel de Rosas, sin mencionar en el tratado indemnización alguna, y salvando así el amor propio y la dignidad de los porteños, que no aparecían obligados a pagar, como vencidos, deuda de guerra a los santafecinos”(1). Es decir, Rosas asumió el compromiso de satisfacer los gastos de guerra a Santa Fe poniendo buena parte de su hacienda patrimonial.

Este pacto entre López y Rosas se tradujo bajo el nombre de “Tratado de Benegas”, dado que fue apalabrado y firmado el 24 de noviembre de 1820 en la estancia de Tiburcio Benegas, “situada en el límite de ambas provincias (de Buenos Aires y Santa Fe), en las márgenes del arroyo del Medio” (2) En nombre del gobierno de Buenos Aires acudieron el Dr. Mariano Andrade y el plenipotenciario don Matías Patrón, mientras que la administración de Santa Fe presentó al Dr. Juan Francisco Seguí y a don Pedro Tomás de Larrachea.

Para terminar, agrego que no solamente se convino el traslado de las 30.000 cabezas de ganado desde el territorio bonaerense hacia el santafecino, sino que, a su vez, se firmaron cláusulas para reafirmar la paz entre ambas provincias, para su cooperación económica y de mutua ayuda. Y también se resolvió organizar el país llamando a un Congreso Nacional a reunirse en la provincia de Córdoba en el futuro inmediato.

Documento relacionado al arreo del ganado hasta Santa Fe. Museo y Archivo Histórico de Pergamino, Pcia. de Buenos Aires.

Una vez enterado el gobernador de Buenos Aires, Martín Rodríguez, de este tratado, en principio no estuvo de acuerdo, mas luego aceptó la irrevocable decisión de Rosas de cumplir con su empeño personal, aunque hay que consignar que desde entonces (firma del Tratado de Benegas), la amistad entre Rodríguez y Rosas declinó considerablemente, al punto tal de que el último volvería a sus tareas rurales desprendiéndose de todo cargo público hasta nuevo aviso.

Me confió el pergaminense Barcia que “Rosas hizo los arreos de a 5 mil vacunos por vez, yendo él al frente de los mismos y parando en las postas y guardias del camino” hasta llegar al límite con la provincia de Santa Fe, donde los entregaba al gobernador López. El plazo para la entrega de las 25 mil cabezas de ganado debía enterarse en un plazo de 3 meses desde la firma del Tratado de Benegas el 24 de noviembre de 1820.

Y arribamos, entonces, al contenido de la carta que aquí presentamos, porque uno de los puntos obligados por donde tenía que pasar Rosas era Pergamino, localidad que se halla a 30 kilómetros del límite con Santa Fe. Antes, una aclaración final: verán que Rodríguez nombra a Juan Manuel de Rosas como el “coronel licenciado”, esto debido a que Rosas se había alejado de la política por estar en desacuerdo con Martin Rodríguez, por eso mismo estaba “en licencia” de los asuntos públicos de la provincia de Buenos Aires. Punto entonces:

“El coronel licenciado Don Juan Manuel de Rosas deve (sic) hacer conducir de Guardia en Guardia, hasta donde hallase una conveniente para el punto de su dirección, una tropa de ganado vacuno. Los auxilios de gente y de toda clase que pudiese, las prevenciones que diese para la conducción y dirección, serán franqueados con prontitud, y cumplidas con la misma. Así interesa al mejor servicio de la causa pública bajo su responsabilidad.

Dios guarde a Usted muchos años. = Buenos Ayres Marzo 9 de 1821.

Martín Rodríguez
Al Alcalde del Pergamino Don Ramón Montes”.

Referencias

(1) Ibarguren, Carlos. “Juan Manuel de Rosas. Su vida, su drama, su tiempo”, Ediciones Theoría, Buenos Aires, Abril de 1972, páginas 66 y 67.
(2) Op. Cit., página 66.

Por Gabriel O. Turone

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