Finca de Santa Coloma

Juana Nepomucena de Echeverría le vendió el 30 de octubre de 1805 a Juan Antonio de Santa Coloma –comerciante vizcaíno cabildante de Buenos Aires- un terreno situado en el partido de Magdalena y que ella había heredado de Catalina Home de Pesoa. Limitaba por el frente con el Río de la Plata, al norte con una propiedad de Francisco Moreno, al oeste con tierras del convento de Santo Domingo, al sur con el camino de Chascomús, y ocupaba una extensión de mil varas de frente por nueve mil de fondo

En dichas tierras Santa Coloma construyó con la ayuda de sus servidores y esclavos una amplia casa sobre la barranca del río. El resto del campo fue dedicado a plantación de frutales y cría de animales, levantándose también un gran palomar de dos mil casillas.

La casa tenía un frente de treinta y dos metros y fue hecha en barro y ladrillo, con techo de azotea y pisos de baldosas.

Los tirantes se hicieron de palma y las vigas de urunday, siendo la carpintería de puertas y ventanas de algarrobo. Como detalle característico se destacaban las rejas giratorias de las ventanas, que descansaban en toscos pernos. En la actualidad se conservan en el Museo de Luján.

El edificio constaba de diecisiete habitaciones, comprendiendo –aparte de los dormitorios, del comedor y de la sala- capilla, almacén de forrajes, despensa, granero, un corredor que conducía al horno, cochera y otras dependencias. De todo ello, en la actualidad sólo se conservan la amplia galería que da frente al río y ocho de las habitaciones.

Su primer propietario habitó la finca con su esposa Ana Lezica y sus once hijos. Uno de ellos, Martín, fue un heroico teniente coronel de los ejércitos federales del Juan Manuel de Rosas, salvajemente asesinado luego de la batalla de Caseros, el 3 de febrero de 1852.

A la muerte de Juan Antonio Santa Coloma, ocurrida en 1829, la propiedad pasó a poder de sus herederos, quienes en 1868, habiendo fallecido la viuda de Santa Coloma, se presentaron a la justicia solicitando que se realizara una mensura y tasación de la propiedad porque deseaban distribuir la herencia.

Para tal fin se nombró al agrimensor Manuel Eguía, quien presentó la distribución de la propiedad entre los diez herederos que quedaban. La tasación de la chacra, incluyendo el edificio, fue de $ 1.707.896,80. Es interesante observar que en una tasación hecha en 1830 se había fijado el valor de $ 45.237.

Desde 1893 el edificio estaba en poder de la señora Jerónima de Lezica de Crámer, a cuya muerte sus hijas lo donaron a las hermanas del Colegio de María Auxiliadora de Bernal. El 16 de noviembre de 1923 se inauguró y bendijo en ese sitio el oratorio de Santa Coloma, hecho construir por las ex alumnas de mencionado colegio, actuando como madrina la esposa del entonces presidente de la República, Regina Pacini de Alvear.

A su valor colonial agrega la chacra de Santa Coloma el histórico de haber servido de albergue a la vanguardia del ejército inglés, durante algunas horas.

El 28 de junio de 1807 desembarcó en la ensenada de Barragán el teniente general Whitelocke al frente de la segunda invasión inglesa a Buenos Aires. Distribuyó su ejército en tres divisiones, comandando la vanguardia el general Lewinson Gower. Este llegó con sus hombres en la tarde del día 1º de julio a la estanzuela del convento de Santo Domingo, después de una penosa jornada en que tuvo que soportar el constante ataque de una partida mandada por el capitán Vicente Lima. Antes de proseguir hacia el Riachuelo, el general inglés dispuso que sus tropas descansaran, y resolvió acampar en la proximidad de la chacra de Santa Coloma.

Gower y su estado mayor pasaron esa noche en la casa, mientras las fuerzas lo hacían en las barrancas. En la madrugada del 2 de julio Whitelocke envió una orden a Gower para que saliera de inmediato hacia el Riachuelo, y a las 9 de la mañana éste se puso en marcha con sus tropas por las alturas de la izquierda en procura de un vado para cruzar hacia Buenos Aires.

En atención al mencionado antecedente y a las características de su construcción, la finca de Santa Coloma, ubicada en la intersección de las calles La Paz y General Roca en Bernal, partido de Quilmes, fue declarada Monumento Histórico por Decreto Nº 30.838 del 10 de diciembre de 1945.

La finca hoy

Una tarde otoñal de 2015, nos dirigimos hacia este antiguo solar de la distinguida familia Santa Coloma para conocer a sus actuales cuidadores y para poder tomar algunas fotografías.

Por pura causalidad –pues, alguien digita los acontecimientos-, aquel 24 de mayo se celebraba dentro del predio la festividad por el Día de María Auxiliadora, hermoso y reconfortante encuentro de vecinos de la comunidad quienes, después de la misa, se prepararon para degustar algunas exquisiteces que se asaban en una gran parrilla ubicada en los jardines del terreno. Cabe consignar, que la Finca de Santa Coloma hoy tiene la protección de la Orden Salesiana, que depende del Arzobispado de Quilmes, y recibe la desinteresada ayuda para su sostenimiento en el tiempo de parte de un nutrido número de habitantes de la zona.

Una vez allí, pudimos contemplar la majestuosidad del patrio solar, lo mismo que a un grupo de personas que con total amabilidad nos dispensaron la mejor de las bienvenidas. Para ser justos, debemos nombrar a tres de ellos: al padre Néstor Samuel Tejerina, de origen salteño; al diácono Ricardo Manjón, profesor de historia y docente; y a su hijo, Emmanuel Manjón. Todos ellos, colaboraban en los pormenores de la festividad religiosa que se estaba llevando a cabo, como dijimos, en los terrenos del histórico mojón de comienzos del siglo XIX.

Entre bocado y bocado, y mientras observábamos mi padre y yo las instalaciones, como ser los ventanucos, los tirantes de la antigua techumbre y la gramilla con profusión de “diente de león”, Emmanuel Manjón nos contaba que “en lo que es el Conurbano bonaerense hay tres edificaciones que son las más antiguas y que aún quedan en pie: la Chacra de Perdriel, la Chacra de Pueyrredón y este lugar, la Finca de Santa Coloma”.

Y mientras recorríamos la finca donde hubo de vivir su infancia el insigne coronel federal Martín de Santa Coloma, las personas citadas nos seguían brindando algunos datos sueltos que robustecían el valor del suelo que pisábamos. Así, por ejemplo, nos señalaron el posible sitio donde estaba ubicado el aljibe –hoy desaparecido- de la propiedad, o bien que dentro de las habitaciones que dan a la galería de inconfundible estilo hispano-criollo se filmaron numerosas escenas de unos documentales y películas dedicadas a los generales José de San Martín y Manuel Belgrano.

Las puertas están muy bien conservadas al igual que los seis postes que sostienen el techo de la galería. Y dentro de las habitaciones sobrevivientes, se dejan ver materiales y herramientas que permiten deducir que se están haciendo obras de restauración y embellecimiento, cualidad, esta última, que creo no ha perdido desde que el solar fue levantado allá lejos y hace tiempo. Y a pesar de la urbanidad circundante, que se yergue prolija, todavía puede notarse la loma sobre la que se erigió la finca de Santa Coloma, desde la cual, en 1805, podía observarse todo el bello esplendor de la costa del río de la Plata. ¡Si todavía parece que vemos avanzar desde ella, entre juncos y malezas, a los ingleses de Beresford!

Fuente
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Portal www.revisionistas.com.ar
Turone, Gabriel Oscar – La Finca de Santa Coloma hoy.
Vigil, Carlos – Los monumentos y lugares históricos de la Argentina. Editorial Atlántida, Buenos Aires (1959).

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