Fuerte de Carmen de Patagones

Torre del Fuerte de Carmen de Patagones, Pcia. de Buenos Aires

El pueblo de Carmen de Patagones se halla edificado sobre la margen norte del río Negro, a siete leguas de su desembocadura en el Atlántico, en el departamento de Carmen de Patagones.

En abril de 1779 el Superintendente de los establecimientos de la costa patagónica, Francisco de Viedma, fondeó en la margen derecha del río Negro y después de tratar con los indios inició la construcción de una población a la que denominó Carmen de Patagones y colocó bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen. Como primera medida hizo cortar madera para levantar un fuerte con foso.

Debido a una creciente que inundó el poblado, Viedma lo trasladó a la margen opuesta del río, en un sitio estratégico desde el punto de vista militar.

El 2 de octubre llegó el primer grupo de pobladores, consistente en ocho hombres y dos mujeres que acompañaban a sus maridos. De inmediato se procedió a la delineación de un fuerte provisional de ochenta varas de perímetro, rodeado por murallas de unas cinco varas de alto, levantándose en su interior los ranchos y cobertizos para la gente. Dirigió las obras el sargento de artillería José Michán, quien tenía como ayudante al maestro albañil Bartolomé Vásquez.

En febrero de 1780 se había hecho ya gran parte de las murallas, levantado el almacén de víveres y casi terminado la capilla.

Como el plazo exigido para la conclusión era de ocho meses, el sargento Michán solicitó, además de un técnico, trabajadores que no solamente le ayudaran en la obra sino que supieran hacer adobes y quinchar, Accediendo a su pedido, el virrey envió al ingeniero José Pérez Brito y setenta hombres entre albañiles y peones.

Francisco de Viedma utilizó como material de construcción el “tepe”, extraído de la margen del río y que consistía en pedazos de tierra entreligados con las raíces de la grama, los cuales cortados convenientemente servían para hacer murallas. Más tarde, habiendo descubierto Viedma una abundante cantera de piedra cerca del fuerte, resolvió aprovecharla.

En octubre de 1780 llegó a Patagones el antedicho ingeniero, quien hizo las observaciones de las obras realizadas y las comunicó al virrey. Encontró que el lugar del fuerte provisional era bueno, y allí mismo procedió a la construcción del nuevo que dominaba toda la población, así como la parte del río que servía de muelle y los caminos por donde podrían acercarse los indios enemigos.

Carmen de Paragones fue escenario en el año 1827 de la acción de la guerra conocida en nuestra historia con el nombre de Combate de Patagones.

Durante el bloqueo del Río de la Plata por las fuerzas brasileñas, el puerto de Carmen de Patagones era utilizado como base principal de los buques corsarios que recorrían el Atlántico. A consecuencias de esto, la reducida población se había visto aumentada con gran cantidad de negros libertos por los mismos corsarios y que completaban la guarnición del fuerte.

A mediados de febrero de 1827 una división enemiga al mando de James Shepherd se dirigió a Patagones. Cuando los barcos brasileños estuvieron a la vista, se dio la alarma y la batería ubicada frente a la boca del Río Negro fue protegida por milicianos del fuerte, al mando del coronel Felipe Pereira y del subteniente Sebastián Olivera.

A pesar del recio fuego de la batería, las naves “Duquesa de Goyaz”, “Itaparica”, “Escudeiro” y “Costanza” consiguieron franquear el 28 de febrero la línea de resistencia, y continuar río adentro.

El capitán James Shepherd desembarcó al frente de más de trescientos hombres sobre la margen izquierda del río, e inició el avance guiado por el baqueano José Molina, quien quizá a propósito extravió la columna apartándola de la costa y llevándola por entre los médanos. Después de fatigosa marcha, en la madrugada del 7 de marzo se encontraron en una colina próxima a la población donde fueron recibidos por el fuego de los defensores.

Uno de los primeros en caer fue Shepherd, lo que unido al gran cansancio de los brasileños hizo que se batieran en retirada tratando de ganar sus buques.

Entre tanto los corsarios dirigidos por el almirante Santiago J. Bynon habían obligado a la tripulación de las naves enemigas a rendirse.

La torre de piedra del fuerte –obra del ingeniero José Pérez Brito-, que servía de atalaya a los colonizadores y que fue utilizada más tarde como campanario, es lo único que se conserva actualmente. Fue declarada Monumento Histórico por Decreto Nº 120.411 del 21 de mayo de 1942.

Fuente

Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
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Vigil, Carlos – Los monumentos y lugares históricos de la Argentina. Editorial Atlántida, Buenos Aires (1959).

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Sebastián Olivera

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