Amistad entre Roca y Severo Chumbita

Julio Argentino Roca (1843-1914)

Tal vez porque se trata de una de las principales figuras de la llamada “Organización Nacional” que vivenció el país a partir de la caída del Restaurador Rosas en 1852, Julio Argentino Roca ha sido un exitoso militar que en sus primeros años de formación educativa e incursión política supo granjearse la amistad de resonados enemigos ideológicos suyos, aspecto éste de poca trascendencia y conocimiento en el estudio de la historia nacional.

La formación escolar de Roca es singular, por cuanto tuvo espacio en el famoso Colegio de Concepción del Uruguay, provincia de Entre Ríos, siendo su rector el Dr. Alberto Larroque, francés que sirvió a Juan Manuel de Rosas a partir de 1841, y de quien se sabe colaboró, tres años más tarde, en la fundación del Colegio Republicano Federal. (1)

Los vientos de la patria confederada que lideraba Urquiza forjaron en Roca una veta que le hizo adoptar insospechadas simpatías por quienes pelearon a título del federalismo en el interior, como veremos más adelante.  Los antiguos escritos de Juan Bautista Alberdi –reconvertido al federalismo como diplomático urquicista- jalonaron el espíritu del joven Roca desde 1857 a 1860.  En 1858 recibiría los despachos de subteniente del arma de Artillería.  Se dice, por ejemplo, que Alberdi le fue enseñado a Roca por su profesor de Historia y Geografía, señor Alejo Peyret. Además, Alberdi era comprovinciano de Roca: ambos eran tucumanos.

El prestigioso alumnado del Colegio de Concepción del Uruguay se había visto involucrado en las filas de la Confederación a poco de ser fundado el establecimiento en 1852, “cuando el correntino Madariaga, enviado desde Buenos Aires para impedir la reunión de la Asamblea Constituyente, cañoneó la villa desde el vapor que lo conducía, y desembarcó en Concepción del Uruguay, combinando su movimiento con la invasión de Hornos por el sur de la provincia.  En esa oportunidad, el coronel Ricardo López Jordán, para rechazara los invasores, echó mano de las escasas milicias y de los alumnos del colegio, quienes pudieron acreditarse así su primera victoria “confederada” sobre el estado separatista” (2).

La mayor parte de los alumnos del prestigioso colegio fueron, en ese tiempo, los que a futuro protagonizarán la mentada “Generación del 80”: Olegario Andrade, Victorino de la Plaza, Onésimo Leguizamón, Valentín Virasoso, Francisco Barroetaveña y Julio Argentino Roca, entre otros.  Empero, todos ellos estaban educándose bajo el influjo triunfal del general Urquiza.  Bajo esta perspectiva, el general Francisco M. Vélez en su Ante la Posteridad. Personalidad marcial del Teniente General Julio A. Roca (1938), advierte que la creación del Colegio de Concepción del Uruguay obedeció, sin lugar a dudas, a “miras políticas institucionales de ulteriores consecuencias para la nación” por cuanto sus escolares estaban “llamados a puestos dirigentes en el gobierno, o ejercer influencia, más o menos grande, en los destinos del país”.  Este relato, cae al dedillo sobre la humanidad de Roca.

Entre amigos y fusiles

Hay claras referencias en cuanto a que la declinación del Colegio de Concepción del Uruguay tiene lugar inmediatamente después de la entrega masónica de Pavón (1861), ocasión que le permitió a su primer rector, Alberto Larroque, abandonar el edificio para marchar a Buenos Aires.  Imborrable quedaba en la memoria de sus alumnos ya egresados el recuerdo de López Jordán hijo, las ideas de Alberdi y el llamado a ser los funcionarios del mañana… En esa atmósfera fue que se formó el futuro teniente general Roca, bajo esos principios que hoy casi nadie parece ni quiere recordar.

Podemos decir, pues, que Julio Argentino Roca fue un subteniente antiporteñista, antiliberal y pleno de ideas federalistas.  No hay que olvidar que mientras vivió y estudió en Concepción del Uruguay, el púber Roca prestó múltiples servicios en la guarnición del palacio San José, estancia y residencia gubernamental del presidente de la Confederación Argentina.  Allí, vio de cerca a ministros, gobernadores, personalidades políticas de todo el país desfilar por las galerías de San José, aunque más no sea para estrechar las manos del general Urquiza.  También fue en este recinto donde tomó contacto, por primera vez, con los indios araucanos de Cafulcurá y Namuncurá.  Hay un hecho incontrastable: el entrerriano era padrino de bautismo de Manuel Namuncurá (3).  Es muy probable que durante su estadía en el palacio San José, Roca haya visto también a Felipe Varela, el mismo que se batiría por el dúplice Urquiza en Cepeda y Pavón como edecán del presidente de la Confederación.

En la extensa y rica foja militar de Julio Argentino Roca figura como su bautismo de fuego una acción de junio de 1859 en las costas de Rosario, cuando milicias entrerrianas y correntinas (confederadas) (4) enfrentaron a tropas nacionales de línea que querían forzar el río para llegarse hasta Paraná, entonces capital de la Confederación Argentina.  Roca peleó por Urquiza, lo mismo que en Cepeda y Pavón en 1859 y 1861, respectivamente.

Más luego, Julio Roca virará su posición al extinguirse la Confederación y erigirse, ya sin estorbos, el liberalismo y unitarismo de Mitre, Sarmiento y Nicolás Avellaneda.  En el período que va desde 1861 a 1883, Roca será el oficial del Ejército Argentino que, desenvainando su espada, va a luchar contra su antigua cosmovisión ideológica y política.  Sin embargo, mantendrá amistades bastante asombrosas aún en tiempos de refriegas intestinas como las ejecutadas contra el “Chacho” Peñaloza (1862-1863) y Felipe Varela (1866-1870).

Roca ya tenía el grado de comandante en 1870, época en que conservaba la misma fisonomía de la fotografía o daguerrotipo que acompaña a esta nota y que está dedicada a “mi compatriota y amigo D. SEVERO CHUMBITA”… Una extraña amistad esta de Julio Argentino Roca y el coronel montonero Chumbita, antagonistas irremediables y exponentes de dos cosmovisiones nacionales totalmente opuestas.  ¿Pudo haber surgido esta curiosa amistad en los tiempos en que Roca estudiaba en Entre Ríos?  Difícil precisarlo.

Severo Chumbita fue coronel montonero que se alzó con Ángel Vicente Peñaloza y con Felipe Varela en contra del poder centralista de Buenos Aires y su política liberal.  Por su parte, Julio Argentino Roca fue enviado el interior para reprimir esas empresas federales.  Sirva como ejemplo, que Roca fue verdugo de Varela en la última batalla que éste protagonizara en suelo patrio, la de Pastos Grandes, Salta, el 12 de enero de 1869.

En una nota de mi autoría, expresaba lo siguiente: “Su último derramamiento en suelo patrio lo hará el 12 de enero de 1869, cuando tiene lugar la Batalla de Pastos Grandes, en la provincia de Salta.  Entonces ya ocupaba la presidencia de la nación Domingo Faustino Sarmiento, quien no duda en mandar cuantiosos refuerzos varias semanas antes del enfrentamiento, pues el Coronel Pedro Corvalán intercepta una carta de Varela que tenía instrucciones tácticas dirigidas a su viejo lugartenientes Santos Guayama, que presentaba batalla en la provincia de La Rioja.  En la misiva quedaba al descubierto una inevitable entrada que harían las montoneras federales de Felipe Varela por la frontera salteña.

El Teniente Coronel Julio Argentino Roca se pondrá a la cabeza de los refuerzos provenientes de Jujuy y Salta, los cuales ayudarían a las tropas ya apostadas en las cercanías de Pastos Grandes bajo las órdenes del Coronel Corvalán.

Todo presagiaba un final ruinoso para el valiente caudillo Varela aquella jornada de enero de 1869.  De hecho lo fue.  El parte de la batalla arrojó 5 milicianos muertos y 54 prisioneros del lado del Quijote de los Andes.  Varela se dio a la fuga, pues “con muy pocos hombres pudo escapar gracias a sus buenas cabalgaduras, en dirección a Antofagasta”.  Apenas un puñado de sus mejores oficiales –el Coronel Rodríguez y el Mayor Quiroga, entre otros- lo acompañarán hasta el final de sus días, en tierra extranjera.” (5)

Es decir, que para 1870 –que es cuando se sospecha que Roca le envió su fotografía a Severo Chumbita- Julio Argentino ya había combatido y forzado al exilio al “Quijote de los Andes”, el jefe de Chumbita.  Lo que son las vueltas y las curiosidades de la política.

¿Qué opinión tenía el general Roca de aquellos otros caudillos federales a los cuales pudo ver y tratar? Tomamos como referencia la obra Soy Roca de Félix Luna (Sudamericana, 1994), especie de autobiografía en la que, sirviéndose de correspondencias y periódicos de su tiempo, Luna recrea aspectos íntimos de la vida de Roca.  De Ricardo López Jordán hijo, cuya aura seguramente deslumbró al estudiante y subteniente Roca en Concepción del Uruguay, dijo:

“En lo que me equivoqué fue en mi seguridad de que López Jordán sería fácilmente derrotado por las columnas nacionales que desembarcaron en varios puntos del territorio entrerriano.  Los más prestigiosos generales de la Nación, Emilio Mitre, Conesa, De Gainza, Rivas, Gelly y Obes, fueron lanzados y azuzados por el presidente (Sarmiento) a la caza del jefe rebelde. (…) Yo había conocido a López Jordán en el Colegio, cuando era examinador en la sección militar; inteligente y simpático, había sabido nuclear a través de los años a un grupo esclarecido de comprovincianos que ahora lo miraban como el defensor de la autonomía entrerriana.” (6)

Al hablar del jefe de su amigo Chumbita, referimos a Felipe Varela, el general Roca tenía este concepto: “… Felipe Varela estaba rodeado de un halo temible.  Era hombre colérico y desaforado, participante en todos los alborotos ocurridos desde la época de Rosas en adelante; aseguraba obrar por órdenes de Urquiza aunque se sabe que éste nunca contestó sus cartas.  Su alzamiento (de 1866-67) sería tan inaprensible como el del Chacho, pero más cruel y devastador”. (7)

De Santos Guayama, el lugarteniente de Felipe Varela y teniente coronel montonero, Roca expresará: “Yo he sabido algo parecido de Santos Guayama, uno de los cabecillas más temibles de Varela, convertido años después en San Juan en agente electoral de Avellaneda…” (8)

Quedará saber la resolución y el origen de la misteriosa amistad del teniente general liberal con el coronel montonero para los revisionistas curiosos, impacientes y eternamente inconformistas.  Punto entonces.

Autor: Gabriel O. Turone

(1) Hacia 1881, siendo Roca presidente lo va a nombrar a Larroque como miembro del Consejo Nacional de Educación.

(2) Terzaga, Alfredo. “Roca a la sombra de Urquiza”, Revista Todo es Historia, N° 60, Abril de 1972.

(3) Paradójicamente, Julio Argentino Roca habría de combatirlo a Namuncurá entre los años 1881 y 1883 cuando la Campaña al Desierto.

(4) Entonces, Roca era subteniente de Artillería en la Brigada de Artillería “7 de Octubre” del Regimiento 1° de Entre Ríos.

(5) Turone, Gabriel O. “La última patriada federal de Felipe Varela”, Portal de historia Revisionistas, Año 2007.

(6) Roca hace referencia a los prolegómenos de la batalla de Ñaembé (26 de enero de 1871), en la que aquél venció a Ricardo López Jordán, precipitándolo al exilio en Brasil.

(7) Soy Roca, de Félix Luna, Sudamericana, página 61.

(8) Op. cit., página 79.  El general Julio Argentino Roca, ungido ministro de Guerra de Nicolás Avellaneda por enero de 1878, ante la requisitoria que le hiciera el cura Brochero por el indulto de su amigo Guayama, respondió que por parte del Gobierno Nacional no se le molestaría, pero que esto mismo no podía asegurarle respecto a la acción común que podría entablarse ante los tribunales ordinarios

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