Basílica Nuestra Señora de Luján

Basílica Nuestra Señora de Luján

La Basílica fue construía entre 1887 y 1935.  Los profesionales que formaron parte de la obra fueron: Ing. Alfonso Flamand; Arq. Ulrich Courtois; Arq. Ernesto Moreau; Ing. Rómulo Ayerza; Arq. Fleury Tronqov; Arq. Sombrum; Arq. Trouve y Arq. Laspe.

La piedra fundamental fue colocada el 15 de mayo de 1887.  Se organizó una procesión que recorrió las calles de la Plaza Constitución (hoy Plaza Belgrano) con representantes de la Provincia, asociaciones católicas, delegados de los Obispos de Paraguay, Paraná, los Vicarios Capitulares de Córdoba y Salta, los Obispos de San Juan de Cuyo y Montevideo.  Presidió la ceremonia el Arzobispo de Buenos Aires, Monseñor León Federico Aneiros.  La piedra fundamental se colocó donde se encuentra el altar mayor, a una profundidad de 4 metros.  Es de color blanco, originaria de Tandil, mide 1,22 metros de lado.  Conforma un cubo con un hueco en el centro, donde fueron depositados el Acta (donde consta todo lo concerniente a este suceso) firmada por el Arzobispo y otras autoridades, monedas de distintos metales, los retratos de los Papas Pío IX y León XIII y del Arzobispo de Buenos Aires; periódicos de Buenos Aires y de Luján; piedras extraídas de la Gruta de Nazareth y del Monte Calvario, de las Catacumbas de Roma, de los Santuarios de Loreto, del Pilar de Zaragoza, de Monserrat, de Lourdes, de la Salette y de la Basílica de Montmartre.

El 21 de noviembre de 1889, el Padre Jorge María Salvaire, eleva una solicitud al Arzobispo de Buenos Aires Monseñor León Federico Aneiros para emprender la grandiosa obra.

Desde diciembre de 1889 hasta mayo de 1890, el Padre Salvaire lo pasa en estudios preliminares, trabajos preparatorios, construcción de galpones, instalación de maquinarias, perforaciones de pozos semi surgentes, habilitación de hornos de ladrillos y compra de una cantera de piedra caliza en Colón, Entre Ríos, para asegurarse esa misma clase de material hasta la conclusión de la obra.  Las piedras eran enviadas desde Colón a Buenos Aires por transporte fluvial (Río Uruguay) y desde Buenos Aires a Luján por ferrocarril.

En Luján se presentaba el principal problema: la gran distancia entre la Estación del Ferrocarril y la Basílica.  Se alivió muchísimo en 1900, con el ramal ferroviario Estación del Ferrocarril a Estación Basílica (Hoy Plaza de los Peregrinos).  Aprobados los planos trazados por el arquitecto Ulrico Courtois y por el ingeniero Alfonso Flamand, Monseñor Aneiros, acompañado por muchísima gente, se dirige en procesión al lugar elegido para abrir los cimientos.  Con la delineación de los cimientos del ábside, se inician las obras el 6 de mayo de 1890.  A las 4 de la tarde, se comienzan a abrir los cimientos del ábside.  En 1893 los hermanos Lozada, de Villa María, provincia de Córdoba, concretaron la donación de todo el mármol necesario.

En 1895 se continuó con la construcción de los pináculos y de las balaustradas, que rodean las capillas del ábside.  Se comenzaron a instalar los rosetones y se terminó el muro del lado Oste y Sur.  En el interior, las columnas ya llegaban a los once metros de altura.  En los talleres se estaba construyendo la escalera de mármol que lleva al Camarín de la Virgen.  En 1896 comienzan a instalarse la totalidad de los vitrales que fueron traídos de Francia (Burdeos), fabricados por la Casa Dagrand.  En 1899 muere el padre Salvaire (cuyos restos están hoy sepultados en el Crucero Oeste de la Basílica), y es sucedido por el Padre Brignardello.  La parroquia de Luján pasa ese mismo año a depender de la Diócesis de La Plata.  También ese año las torres de los cruceros ya habían llegado a los 30 metros de altura.  El arquitecto Ulrico Courtois adquiere en Bélgica (Lieja) los chapones para la parte posterior del edificio.

Durante el rectorado del Padre Brignardello se inaugura el ábside, camarín, crucero y cuatro capillas colaterales.  Están por completarse las bóvedas bajo las tres naves del Santuario en donde descansará el techo de la cripta.  Se recibe desde Génova, Italia, el altar de San Antonio de Padua donado por Margarita Morgan y realizado por el artista Luis Beltrami.  Además llega desde Burdeos, Francia, el Sr. Dagrand para adaptar los vitrales a las ventanas.  En este período se terminan las siete capillas de las naves laterales, que llegan hasta el triforio y la construcción de una divisoria para el bautisterio.  El 18 de abril de 1901 toma posesión del Santuario el Padre Vicente Davani.  En 1904 se afirma que ya se ha construido las dos terceras partes de la obra.  Llegan las catorce estatuas de mármol de Carrara, destinadas al altar mayor.  Cada una de ellas mide 1,26 metros de alto.  Finalizadas las obras del ábside, sus capillas, el Camarín, el Altar Mayor y los dos cruceros, el 4 de diciembre de 1904 Monseñor Terrero, Obispo de La Plata, inaugura esas obras.  En esta misma oportunidad se traslada la Imagen de Nuestra Señora de Luján desde el Santuario de Lezica, donde había permanecido desde 1763, a su nueva morada.  En 1905, es demolido el antiguo Santuario.  Sus escombros se utilizaron en los cimientos de las torres de la Basílica.  Se completan los dos púlpitos de origen francés.  Se traslada el gran órgano Cavaillé-Coll de París, donación de Monseñor León Gallardo.  También los candelabros del altar mayor y la cruz dorada con esmalte.  Se colocan las 16 estatuas de los apóstoles y evangelistas.  De Milán llegan las 13 campanas, que pesan en total 14.915 kilogramos.  También llegan las cinco campanas para el reloj.  En 1906, en los catorce años que llevaba la obra se habían gastado $ 1.970.670,43 moneda nacional y había ingresado en el mismo período $ 2.277.000,20.  En 1910, precisamente el 4 de diciembre, en adhesión al Centenario de nuestra emancipación, presidido por el obispo de La Plata, Monseñor Juan Nepomuceno Terrero, y apadrinado por el gobernador de la provincia de Buenos Aires, general Inocencio Arias, y la presidenta de la Comisión Colectora Damas de Nuestra Señora de Luján, señora Carolina Lagos de Pellegrini, se realizó el acto de bendición del interior del edificio.  Entre 1922 y 1926 se levantan las dos torres completas.  Dentro de ellas se colocan el campanario y el carillón con los relojes eléctricos.  En 1922 fallece el Padre Davani y al día siguiente asume el Padre José María Gimalac, y éste decide concentrarse en la construcción de la torre Este destinada al gran carrillón.  El 21 de diciembre de 1924 se consagran las campanas.  El 2 de diciembre de 1926 se terminó la colocación del armazón metálico de la torre Este y con una gran ceremonia se inaugura.  Luego se continúa trabajando con la torre Oeste.

En 1927 el Padre Gimalac renuncia y es sucedido por el Padre Felipe Prat.  El 9 de diciembre de este mismo año se inaugura la torre Oeste con una gran ceremonia.  Después de la solemne Jura de Nuestra Señora de Luján como Patrona principal de las tres Repúblicas del Plata (Argentina, Uruguay y Paraguay), el hecho más culminante fue sin dudas, la consagración de la hermosa Basílica, que efectuó el 6 de octubre de 1930 el Sr. Obispo Auxiliar de La Plata, Mons. Juan P. Chimento en nombre y representación del Sr. Obispo Diocesano Mons. Francisco Alberti.  El 8 de diciembre el Santuario recibe oficialmente el Título de Basílica, concedido el 15 de noviembre por la Santa Sede en ocasión de celebrarse el Tricentenario de la Virgen de Luján.  En 1931 se concluyen las dos cruces, rematadas, la del Este, por la imagen de la Santísima Virgen, y la del Oeste, por el monograma de María.  Se coloca la lámpara donada por el Teatro Opera de Buenos Aires, con 246 tulipas.  Al ingreso de la nave central también cuelga la lámpara votiva donada y fabricada por la República de Irlanda.  En 1935 se da por finalizada la obra de la Basílica, teniendo lugar una serie de homenajes al Padre Salvaire, factor primordial y decisivo de la gran obra, a quien se le erige una merecida estatua en el ángulo NE externo de la Basílica.

El exterior

La Basílica es de estilo neogótico ojival.  Está circundada por una reja de hierro que a intervalos presenta el monograma de la Virgen.  Se accede al santuario a través de una escalera de mármol blanco de 15 peldaños que simboliza el acceso del ancianismo a un lugar superior.  La fachada se divide en tres plantas: inferior, central y superior.  A continuación detallamos las divisiones principales de la fachada exterior de la Basílica.

Planta Inferior: pórticos principales de acceso.

En la Planta Central encontramos ocho hornacinas o nichos que contienen las imágenes de los Apóstoles y los Evangelistas de seis metros de altura cada imagen; y a los costados de cada torre cuatro nichos más que no se pueden ver desde el frente.  En las hornacinas del lado Este encontramos a San Pedro, San Andrés, San Tomás y Santiago el Mayor; San Matías, San Bernabé, San Judas Tadeo y San Simón.

Planta Central: rosetón

En el centro de la Planta Central encontramos un clásico rosetón fabricado en Francia por la empresa Val.D’Osne de 10 metros de diámetro, de piedra y vidrio, en el cual su vitreaux radia sus doce pétalos y en el centro se encuentra la imagen de la Virgen.

Planta Central: apóstoles y evangelistas hornacinas lado Oeste.

En las hornacinas del lado Oeste encontramos a San Pablo, Santiago el Menor, San Felipe y San Bartolomé; y en el costado San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan.  Coronando las hornacinas están los demonios, alegorías o quimeras que representan el demonio expulsado del templo.

Planta Superior: reloj y campanario lado Este

En la base de la Planta Superior se encuentran las ventanas del campanario coronadas con un reloj de estilo inglés de 6 metros de diámetro, traído de Rosario.  El campanario de la torre Este contiene las campanas eléctricas usadas para funerales.

Planta Superior: torre Este

Coronando la Planta Superior se encuentran las dos torres que culminan con una aguja simétrica que anteriormente estaban rematadas por dos cruces de hierro de seis metros de altura.  La cruz de la torre Este estaba coronada por una cruz con la imagen de la Virgen, la cual cayó el 13 de junio de 2000 sobre la salida lateral izquierda del templo a las 23.20hs.

Planta Superior: torre Oeste

La torre Oeste se encontraba originalmente coronada por una cruz con el monograma de la Virgen.  Esta cruz fue removida el 20 de junio, una semana después de la caída de la cruz Este.

Medidas externas de la Basílica

Altura total: 106,05 m

Alto desde la vereda hasta destacarse las torres: 31,10 m

Alto de las torres destacadas: 21,35 m

Alto de flechas o agujas: 47,60 m

Altura de la cruz de remate: 6 m

Anchura total: 68,5 m

Frente principal incluyendo los contrafuertes: 42 m

Las tres naves con capillas y contrafuertes: 38,70 m

Largo exterior: 104 m

Interior

La Basílica afecta en su planta la forma de una gran cruz latina; recordando con esto, que Jesucristo fundó su iglesia muriendo en la Cruz.  Esa forma se conserva en los tres cuerpos superpuestos del edificio, significando así las tres partes integrantes de que se compone la Iglesia moral, sociedad de los fieles cristianos: la primera, triunfante en el cielo; la segunda, paciente en el Purgatorio; y la tercera, militante en la tierra.

La triunfante en el cielo, esta representada por el clerestory o cuerpo superior del edificio, desde el triforio para arriba, donde todo es luz y claridad, donde siempre sube el incienso símbolo de la oración, y donde campean los santos y santas, refulgentes de gloria en sus vitrales policromos, que todo lo inundan de un resplandor misterioso.

La militante en la tierra, se ve en el plano terreno o pavimento del templo, vasto teatro de nuestras idas y venidas, de nuestras luchas diarias con sus respectivas derrotas o victorias. Entre la Iglesia triunfante y la militante, se encuentra el Triforio, larga y estrecha galería, que nos recuerda lo largo y estrecho que es el camino al cielo.

La paciente en el purgatorio, la tenemos por fin en la cripta subterránea, tan lúgubre y oscura.  Lástima grande es que sea además completamente húmeda e inservible, a causa de la proximidad el río y las capas de agua del subsuelo; pero esto mismo añade un rasgo más a su místico significado, dándonos a entender que el Purgatorio es un lugar poco agradable y del cual es preciso salir lo más pronto posible.

La Basílica tiene también en su planta la imagen de Jesús crucificado.  El Altar Mayor que está en el centro y donde más se ofrece el Santo Sacrificio de la Misa, es su dolorida cabeza.  Un poco más atrás, en el retablo, está María su Madre, como queriendo sostener en brazos a su divino hijo.  Los varios altares menores que en el ábside circundan el mayor, le forman como una corona de espinas que destilan la sangre redentora.  Los dos altares del crucero son sus manos extendidas y horadadas que chorrean también sangre divinal.  Entre ambas manos, a la altura del corazón, está el comulgatorio, donde Jesús se da a los fieles en el Sacramento de su amor.  Más abajo, la nave principal enteramente horadada por los arcos laterales, es el cuerpo de Jesucristo todo llagado que envía sangre purificadora a los diversos confesionarios que están a los costados.  Finalmente las fuentes bautismales junto a la puerta de entrada, son las sagradas llagas de sus pies, que borran el pecado original y habilitan para andar camino del cielo.

Nártex

Revestido en roble, presenta características de estilo neogótico con una puerta central de dos hojas con decoraciones de vitreaux, con las imágenes de cuatro evangelistas: San Mateo, San Lucas, San Juan y San Marcos.

Frente a la puerta lateral derecha del nártex, se encuentra la Inmaculada Concepción, una talla de madera policromada de cuerpo entero.

Nave Lateral Occidental

Presenta siete Capillas.  En la primera se halla el Bautisterio parroquial en cuyo centro se encuentra la pila bautismal, que presenta en su parte superior una tapa sobre la que reposa la imagen de Jesús crucificado.  En la parte superior del Bautisterio se encuentran dos vitrales separados por una pilastra y coronados con un arco ojival.  En ellos se observa a San Juan bautizando a Jesús, y en el trilóbulo superior, símbolo de la Santísima Trinidad, se ven representadas las tres divinas personas que intervienen en este bautismo (Padre, Hijo y Espíritu Santo).

En la Segunda Capilla se encuentra un confesionario de estilo gótico realizado en roble.  En la parte superior dos vitrales: a la derecha el Emperador Carlomagno, tenido por santo en la diócesis de Colonia, es coronado por el Papa León III, y a la izquierda el Emperador Constantino, tenido por santo en la Iglesia Griega.  En la cruz alta de enfrente: el escudo de Tucumán.  Rosetón: San Juan Crisóstomo de Constantinopla.

La Tercer Capilla posee la puerta de comunicación con el claustro de la casa parroquial, tiene también una pequeña capilla.  En la parte superior un pequeño rosetón con el monograma del Ave María, rodeado de 5 lóbulos que recuerdan los 5 misterios gozosos del Santo Rosario: La anunciación de la llegada del Mesías a la Virgen, Visita de María a Santa Isabel, El nacimiento de Jesús, La presentación de Jesús y la purificación de la Virgen María y Jesús encontrado por sus padres con los doctores del templo.  En la cruz alta de enfrente: el escudo de Buenos Aires.  Rosetón: San Basilio de Cesarea.

Hay en la Cuarta Capilla un confesionario similar a los anteriores.  En los vitrales superiores: a la derecha San Francisco Solano, misionero de Sud América, bautiza a un indio del Chaco y a la izquierda Santo Toribio, Arzobispo de Lima, preside uno de los más célebres concilios provinciales.  En la cruz alta de enfrente: el escudo de Santiago del Estero.  Rosetón: San Gregorio Magno Papa.

En la Quinta Capilla hay un confesionario similar a los anteriores.  En la parte superior los vitrales con San Matías Apóstol a la derecha, que rehúsa quemar incienso a los ídolos.  A la izquierda San Bernabé Apóstol, quien rechaza la adoración que le quieren tributar los paganos como a un dios.  A la izquierda de la capilla podemos observar un cuadro con la bandera Argentina y la imagen del Sagrado Corazón.  En la cruz alta de enfrente: el escudo de Corrientes.  Rosetón: San Isidro Labrador, en vez de Isidro de Sevilla, por equivocación.

Sexta Capilla: posee un confeccionario similar a los anteriores.  Sus vitrales presentan a la derecha a San Pascual Bailón, patrono de los Congresos Eucarísticos.  Está en adoración delante del Santísimo Sacramento y a la izquierda San Cirilo de Alejandría, proclama el dogma de la maternidad divina de María y se le aparece ésta con su divino hijo en los brazos en señal de aprobación.  También podemos apreciar un cuadro con forma de arco de medio punto con la Bandera Nacional y 17 espadas.  En la cruz de enfrente: el escudo de Santa Fe.  Rosetón: San Bernardo, Abad de Claraval.

Séptima Capilla: posee un altar advocado a San Antonio de Padua.  Lo acompañan a la derecha San Roque y San Pedro Claver; y a la izquierda San Francisco Solano y San Martín de Porrés.

Esta capilla no tiene ventana por tener detrás una de las cuatro torres que enclavan y refuerzan los altos muros del crucero.  Podremos encontrar también una cruz de madera en conmemoración del quinto centenario de la evangelización del Nuevo Mundo y un cuadro con las iniciales de Ave María.  En la cruz de enfrente: el escudo de Catamarca.  Rosetón: San Anselmo de Cantebury.

Crucero Occidental

Lo antecede una reja de hierro forjado, en el centro presenta imágenes del cronograma de la Medalla Milagrosa y la imagen de la misma.  A los costados se observan ángeles.  Al entrar podemos encontrar la Lámpara Votiva de los Uruguayos.  El altar esta consagrado a la Virgen de la Medalla Milagrosa, la cual ocupa el templete del centro, teniendo a la derecha a San Vicente de Paul y a la izquierda a la Beata Luisa de Marillac, ambos cofundadores de la comunidad a que pertenece la piadosa vidente.  Está realizado en mármol blanco con hermosos bajorrelieves y demás aplicaciones de bronce.  Presenta forma de capilla, cuyas hornacinas culminan con agujas, característica del estilo gótico.  Ha sido ejecutado en París según planos premiados en la Exposición Universal, y fue costeado por las Hijas de María Inmaculada de las tres Repúblicas del Plata.  Se llega a la mesa del sacrificio por una escalinata de cinco peldaños, la cual se prolonga y sube graciosamente de cada lado en forma semicircular, abrazando un pequeño retablo, hasta llegar por detrás del mismo al nicho de la Exposición del Santísimo que domina el Tabernáculo.  El retablo así abrazado tiene en sus dos extremidades un pilar de regular altura que soporta un ángel dorado tocando la trompeta, y en su frente, entre los candeleros, cuatro pequeños bajorrelieves alusivos a la Virgen, son: la Torre de David, la Rosa Mística, la Torre de Marfil y el Arca de la Alianza.  La mesa sobre la cual se inmola a Jesús, hostia en la misa, tiene en su parte inferior un gran bajorrelieve de bronce que la abarca casi por completo, representando la Resurrección de Cristo.  Las cuatro sepulturas que hay al pie del altar, son las de cuatro grandes servidores de María de Luján: la primera a la izquierda, es la del R. P. Vicente María Davani muerto en el año 1922, después de haber regido esta feligresía durante 21 años, en los que edificó una gran parte de este Santuario.  La segunda es la del R. P. Emilio George, quien fue cura de esta feligresía durante quince años, en los que refaccionó el antiguo Santuario y puso la piedra fundamental del nuevo.  La del medio es del R. P. Jorge María Salvaire, sucesor del segundo de quien fuera teniente.  Fue el más entusiasta propagador del culto de María de Luján, el autor de su Monumental Historia, el que logró su solemne coronación en nombre de León XIII, y el que ideó y comenzó el nuevo Santuario.  Permaneció en Luján como teniente cura y capellán del Santuario durante 25 años.  La de la derecha, es del hermano lego Antonio Wermter, humilde sacristán que puede considerarse como el esclavo de la Virgen, a quien sirvió abnegadamente durante 43 años de su vida, siendo en esto el digno émulo del famoso negrito Manuel en los albores de la devoción a María de Luján.  A ambos lados de la capilla encontramos dos ventanas con vitrales.  A la derecha se observa la aparición de la Virgen de la Medalla Milagrosa ante el judío Alonso de Ratisbona en Roma.  A la izquierda, María coronando a sus hijas en el cielo.

Las altas ventanas costaneras presentan vitrales con distintas imágenes:

A la izquierda:

La primera: San Vicente de Paúl y San Francisco de Sales.  Enfrente Santa Rosa de Lima y Santa Lucía Mártir.  La segunda: San José y San Juan Bautista.  Enfrente: Santa Filomena y San Fermín.  La tercera: San Joaquín y Santa Ana.  Enfrente: Nuestra Señora de las Gracias.  Todas las ventanas traen en el centro de su cruz alta el monograma de Jesús Salvador de los hombres, y unas rosas coloradas en sus cuatro lóbulos extremos; el monograma del centro indica que Jesús murió crucificado para salvar a los hombres, y las rosas coloradas, significan que esto lo hizo por el gran amor que les tenía.

Ventanas del fondo:

En el centro: La aparición de la Medalla Milagrosa a Sor Catalina (Laboure), novicia de las Hijas de la Caridad en 1830.

A la derecha: Nuestra Señora de las Nieves, mostrando con ellas, la ubicación del nuevo Santuario a levantarse con este nombre en el monte Exquilino de Roma.

A la izquierda: Nuestra Señora del Carmen, socorriendo a las benditas ánimas del purgatorio.

Estas tres ventanas tienen respectivamente en su cruz alta el escudo de la Argentina, del Uruguay y del Paraguay, en representación de las Hijas de María de la Medalla Milagrosa pertenecientes a estas tres Repúblicas del Plata.  El recinto está decorado con distintos cuadros y placas.  Entre ellos, un cuadro con la imagen de San Juan Bautista de Lasalle.

Camarín de la Virgen

Al acceder al camarín por una escalinata de diez peldaños encontraremos uno de los ángeles custodios del mismo (el otro se encuentra a la salida).  Cada ángel descansa sobre un pedestal de mármol, de base escalonada, adornados con relieves del típico arco ojival, propio del estilo gótico.  Están en actitud de oración, realizados en mármol de Carrara del centro de Italia, por el mismo escultor que esculpió las 14 estatuas del altar mayor.

El camarín, como lo indica su nombre, es la estancia o cámara íntima de la Virgen de Luján: es el lugar predilecto de los fieles que visitan el Santuario, y donde oran con más fervor, viendo la Sagrada Imagen más cerca.

El altar del camarín, es una acertada combinación con el Altar Mayor que está a sus espaldas, y cuya parte superior es común a los dos.  Desde allí la Sagrada Imagen, se vuelve a uno u otro lado según lo requiere el culto.  A los pies de María hay dos ángeles dorados con incensario en las manos, indicando con esto que éste es el lugar por excelencia de la oración.

El retablo es de mármol y está sostenido por 4 columnas.  En el centro sobre el retablo tenemos el sagrario, de base cuadrada, formado por 4 arcos de medio punto con 2 pilastras y una columna en cada extremo.  En cada arista encontramos rematando la figura de un ángel.  Presenta la imagen de la Asunción de María.  A la derecha del retablo, hay un gran bajorrelieve dorado que representa a Jesús agonizando en el huerto de Getsemaní, como para excitarnos el dolor de nuestros pecados.  A la izquierda hay otro bajorrelieve que representa la cena de Emmaús, en que Jesús se da en alimento a sus discípulos, como para indicarnos el premio de nuestro sincero dolor.  Finalmente en el frontal de la mesa del Altar, hay un gran bajorrelieve que representa la muerte de San José en los brazos de Jesús y María.  Este hermoso y simbólico Altar es donación del señor Juan Esteban Anchorena, quien quiso patentizar con esto su inmenso amor a la Virgen María de Luján.

En la parte superior encontramos una balaustrada que se poya sobre motivos en mosaico bizantino.  A este mismo nivel, 4 repisas que sostienen 4 candelabros y en la parte central, con fondo en mosaico español azul, las iniciales AR (Ave Regina) con una corona en dorado.  En los 4 vértices se observa la imagen de los querubines.

La imagen de la Virgen se haya dentro de una estructura que simula una capilla compuesta por cuatro arcos de estilo ojival,  En la parte superior se haya rematada por una aguja que culmina con una cruz adornada por una corona de espinas y lirios.  En la hornacina central encontramos la Virgen de Luján, que se encuentra sobre una base giratoria de mármol con motivos de lirios en la parte inferior.

Encontraremos en el camarín la lámpara votiva de los argentinos.  El capellán venía recolectando chafalonías de plata, a efectos de llevar a cabo la ejecución de la lámpara votiva y le entrega a la casa Gottuzzo y Costa, de Buenos Aires, la cantidad de 165 kg de plata en lingotes el día 9 de enero de 1897.  También posee bronce y cobre, pesando en total una tonelada y media.

Ventanas: Las altas ventanas gemelas que están a ambos costados del Altar, completan la piadosa enseñanza de los bajorrelieves.

1era. Ventana: a mano derecha, abajo, los bueyes que llevan el cajón de la Sagrada Imagen, se detienen junto a la estancia de Rosendo  de Oramas, sin que nadie ni nada pueda hacerlos adelantar, 1630.  Arriba, al abrir el cajón se descubre la Bendita imagen de la Virgencita, y se resuelve dejarla en estos parajes.

En frente, abajo: la imagen es llevada a la casa de Rosendo de Oramas.  Arriba, primera ermita construida allí mismo, quedando a cargo del célebre Negrito Manuel, que se constituye su camarero y sacristán perpetuo.

2da. Ventana: a mano derecha, solemne traslación de la imagen al primer Santuario levantado a la orilla Este del río Luján, en terrenos donados por Ana de Mattos, 1677.  Arriba, el Negrito Manuel sana a varios enfermos con el aceite de la lámpara de la Virgen.

Enfrente, abajo: el general Belgrano ofrece a la Virgen dos banderas arrancadas al enemigo en la batalla de Salta, 1813.

Arriba, solemne coronación de la Imagen Bendita efectuada por el Arzobispo Monseñor Aneiros en nombre de su Santidad León XIII, 1887.

Estas cuatro ventanas llevan a su cruz alta o cuadrilóbulo superior el monograma de María en el centro y una corona imperial en sus cuatro extremidades.

1era Ventana, a mano izquierda, abajo: Misterios Gozosos: La Presentación, la Anunciación, la Visitación.  Enfrente: El Nacimiento de Jesús, La Purificación, Jesús hallado en el templo.

2da. Ventana, a mano izquierda, abajo: Misterios Dolorosos: La oración del huerto, la Coronación de espinas, La Flagelación.  Enfrente: La cruz a cuestas, la Crucifixión, el Descendimiento.

3era. Ventana, a mano izquierda, abajo: Misterios Gloriosos: La Resurrección, la Ascensión del Señor, la Venida del Espíritu Santo.  Enfrente: La muerte de María, su Asunción, su Coronación en los cielos.

Ventana al centro. Solemnemente coronada María como soberana Emperatriz de cielo y tierra, y proclamada especial Reina y Patrona de la República Argentina por autoridad pontificia, ella se nos aparece aquí como tal, rodeada de nubes y querubes, en medio de esplendorosos rayos de luz y ceñida su frente con espléndida corona imperial.  A sus plantas se desliza entre rocas y peñas el río Luján, como símbolo del raudal de gracias y favores que ella derrama sobre nosotros, como prenda segura de eterna Salvación.

Galería alta del Camarín

El contorno interior del camarín está revestido de un rico y delicado artesonado de roble estilo gótico, presentando un falso telón con fondo celeste recamado con cruces y flores de lis dorados; terminando a los seis metros de altura con una hermosa galería saliente, de cuya elegante barandilla penden numerosos estandartes y banderas, que perpetúan allí la presencia de los piadosos donantes, y son un perenne testimonio de su fraternidad cristiana.

De esas banderas, algunas son particularmente notables por las especiales circunstancias de su entrega.  Tal es la de España, traída por la Infanta Isabel de Borbón en las fiestas del Centenario patrio en 1910.

Viene después la Chilena y la Argentina, las que en vísperas de entrar en guerra en 1895 se dieron aquí mismo en Luján el ósculo fraternal de paz, tremoladas por los dos respectivos Arzobispos Monseñores Casanova y Castellano.  Vienen también las de Uruguay y Paraguay, traídas juntas a la Argentina, por sus respectivos Prelados, por ser María de Luján la Patrona de las tres Repúblicas del Plata.  Finalmente viene la Irlandesa, traída en la primera peregrinación general que hicieran los hijos de la Verde Erin en 1901, dando con esto un alto ejemplo de patriotismo y religión, que fue seguido por los Italianos en 1909, por los Franceses, los Polacos, los Alemanes, los Austríacos en 1910, y por los Españoles en 1912, bien que ya tuvieran aquí su bandera.  También enviaron su bandera los Bolivianos en 1921, los Mejicanos en 1922, y finalmente los portugueses que preparan la suya para 1923.

Parte occidental del Abside

Primera Capilla: El altar está advocado a San Vicente de Paul acompañado a la derecha por San Juan Gabriel y a la izquierda, estatua de Santa Luisa.  Enfrente: una de las tres escaleras del camarín.  Tiene como punto de arranque un hermoso pedestal de mármol blanco sobre el que está un devoto ángel adorador.  Síguenle a modo de pasamano unos tableros góticos de bronce dorado, separados entre si por elegantes columnitas de ónix de San Luis, con capiteles y bases de bronce Bernini antiguo.  Las gradas son de un mármol blanco de Córdoba durísimo, pero muy quebradizo.  Rosetón superior: Santa Luisa Marillac de Gras.

Segunda Capilla: Altar de Santa Rosa de Lima, con San Francisco de Asís y San Guillermo; San Eduardo y San Jeremías.  Es una hermosa donación de Margarita M. de Morgan, en honor de los Santos Patrones de sus cuatro hijos, y de la Patrona de la América el Sud, y de su patria Argentina.

Ventanas: Cuatro escenas recordando la autoridad de los Papas en circunstancias históricas para la Iglesia.  Arriba: San Pío V, rezando el Santo Rosario, ve proféticamente en lontananza la Armada Cristiana derrotando a los mahometanos en el golfo de Lepanto.  Al lado: San Urbano predica la Santa Cruzada para reconquistar la tierra santa.  Abajo: San Gregorio VII recibe en Canossa la sumisión de Enrique IV de Alemania.  Al lado: San León retiene al invasor y bárbaro Atila a las puertas de Roma.  Rosetón superior: San Benito.  Vía Crucis, I Estación.

Tercera Capilla: Altar de San José.  Es sencillo pero cómodo y elegante.  Fue donado por Monseñor Terero, quien tenía al Santo Patriarca una devoción especial.  El escudo de armas del Obispo figura en la parte anterior de la mesa, con su bella divisa “Omnia omnibus” (lo cual quiere decir “todo para todos”) que supo muy bien practicar durante su largo episcopado.

Ventanas: En el centro: San José de Calasanz.  Se le aparece la Virgen mientras enseña el catecismo a los niños.  A la izquierda: San Gabriel Arcángel.  Anuncia a María su divina maternidad.  A la derecha: San Rafael Arcángel.  Libra al joven Tobías de un enorme pez que le acomete en su viaje.  Rosetón superior: San Ezequiel.  Vía Crucis, II y III Estación.

Cuarta Capilla: Altar de San Luis Gonzaga.  Su retablo imita los trípticos plegables de remotos tiempos, y tiene cuatro pinturas al óleo referentes a la vida del Santo: su primera comunión, su vida de oración y mortificación, su divina vocación a la Compañía de Jesús y su muerte en el Señor.  La parte anterior de la mesa tiene un enchapado de un mármol muy raro y curioso de Africa.  Es donación de Enriqueta L. de Dorrego. 

Ventanas: En el centro: Santa Teresa de Jesús.  Escribe sus obras con asistencia del Espíritu Santo.  A la izquierda: Santa Rosa de Viterbo.  Siendo todavía niña y enseñando el Catecismo, se eleva la piedra que la sostiene para dominar a su auditorio.  A la derecha: Santa Magdalena de Pazzis.  Se le aparece el Sagrado Corazón de Jesús.  Rosetón Superior: San Isaías.  Vía Crucis, IV y V Estación.

Quinta Capilla: Altar de San Jeremías, con San Lorenzo O’Toole y San Quesado, dos santos irlandeses.  Fue donado por Margarita M. de Morgan, para interesar a dichos santos en bien de su hijo Jeremías.

Ventanas: En el centro: S. Bruno, fundador de los  Cartujos.  Muere rodeado de sus monjes.  A la izquierda: San Antonio Abad.  Asiste a la muerte de San Pablo, primer ermitaño.  A la derecha: San Camilo de Lelis.  Solicita del Papa Sixto V, la aprobación de las Reglas de su Comunidad.  Rosetón superior: San David.  Vía Crucis, VI y VII Estación.  Enfrente: Estatua de San Juan Evangelista, a cuyo cargo quedó la Virgen, a la muerte de su divino Hijo.

Capilla absidal del fondo y eje de la Iglesia: a mano derecha, entrada a la Sacristía, con ventanas que veremos más adelante.  A mano izquierda, entrada principal al camarín.

Parte oriental del Abside

Primera Capilla (5ta): Altar de San Ignacio, con San Enrique y Santa Emilia.  Tiene buenos enchapados de ónix de San Luis y bronces imitando lo antiguo.  Es donación de Emilia N. de Ramos Otero, en memoria de su esposo Ignacio.

Ventanas: Centro: San Juan de la Cruz.  Recibe la cruz de manos de Nuestro Señor.  A la izquierda, San Juan de Dios.  Es coronado de agudas espinas por la Virgen.  A la derecha, San Pedro de Alcántara.  Por espíritu de mortificación recibe el Santo Viático y también muere estando de rodillas.  Rosetón superior: Moisés.  Vía Crucis, VIII y IX Estación.  Enfrente: Deliciosa estatua de Santa Helena, obra artística del célebre maestro argentino Héctor Jiménez.  Es donación de Helena Torres de Muñiz.

Segunda Capilla (4ta): Altar de San Carlos Borromeo.  Se distingue por la incrustación de unos mosaicos que permiten el lavado sin que se pierda el dorado.  Es donación de Magdalena D. de Ortiz Basualdo y de su hija Inés.

Ventanas: Centro, Santa Inés, noble romana de singular hermosura.  Izquierda, de abajo para arriba, Inés rehúsa la mano del hijo de Sifronio.  Prefecto de Roma.  Sifronio la cita a su tribunal y la amenaza como cristiana si no consiente.  Negándose ella, la manda encerrar y despojar para que pierda el pudor.  En el centro, abajo, viene un ángel que la viste y la guarda.  A derecha, de abajo para arriba, el hijo prefecto viene a tentarla y cae muerto; pero ella implora su vuelta a la vida.  Atribuido todo a hechicería, la mandan quemar, pero las llamas la respetan.  La degüellan y alcanza así la doble corona de Virgen y Mártir.  Rosetón Superior: San Jeremías.  Vía Crucis, X y XI Estación.

Tercera Capilla (2da.): Altar del Santo Rosario.  La Virgen y el Niño Jesús dan respectivamente el Santo Rosario a Santo Domingo de Guzmán y a Santa Catalina de Siena.  Es donación de la Asociación de las Madres Cristianas del Colegio Lacordaire.

Ventanas: Centro, Santo Domingo fundador de la Orden de Predicadores.  A la izquierda, Santa Cecilia Patrona de los músicos.  Toca el órgano y canta con los Angeles,  A la derecha, Santa Catalina Virgen y Mártir.  Con su oración despedaza una rueda armada de garfios destinada a martirizarla.  Rosetón superior: San Daniel.  Vía Crucis, XII y XIII Estación.

Cuarta Capilla (1era.): Organo de acompañamiento para los oficios menores.  Es un buen instrumento, sistema tubular, con varios juegos, y fuelles movidos por electricidad.  A mano izquierda, otra escalera del camarín en todo igual a la de la parte occidental ya descripta.  Rosetón superior: San Juan Nepomuceno.

Crucero oriental

Lo antecede una reja de hierro forjado en cuyas puertas centrales encontramos las iniciales JHS que significa “Jesús Salvador de los Hombres”.  La lámpara que se ve arriba al entrar, ha sido donada anónimamente por una persona de la Provincia de Buenos Aires; por lo que puede decirse que representa a esta Provincia.  La de más adentro es donación de Margarita M. Morgan (también el altar), en nombre de Irlanda de donde vino expresamente.

El Altar de este crucero, reproduce exactamente el de enfrente ya descrito, sólo que está advocado al Sagrado Corazón de Jesús en la hornacina central, a la derecha Santa Clara y a la izquierda San Francisco de Asís, por ser este el lugar de reunión de la Venerable Orden Tercera de San Francisco.

Los cuatro pequeños bajorrelieves del retablo entre los candeleros, aluden a la Pasión de Nuestro Salvador y son: El Ecce Homo; Jesús llevando la cruz, Jesús crucificado, entre San Juan y María; y Jesús en los brazos de María después del descendimiento.  El gran bajorrelieve que ocupa casi toda la parte anterior de la mesa del altar, representa a Jesús llevado al sepulcro nuevo y cavado en la roca viva.

Este magnífico y artístico Altar es donación de Margarita M. de Morgan, por su gran devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

Las sepulturas que están al pie del altar, pertenecen al inolvidable Monseñor Terrero en el centro, segundo Obispo de La Plata, quien tanto se desveló por este Santuario.  A la derecha Cardenal Eduardo Francisco Pironio y a la izquierda Anunciado Serafín Obispo de la Iglesia de Dios.

Independientemente del altar se encuentran dos repisas, a la derecha la imagen de un ángel custodiando a Jesús y a la izquierda La Sagrada Familia.

Vitrales de la parte superior:

A la izquierda: 1era. Ventana: Santa Catalina de Siena y Santa Angela.  Enfrente: Santa Clara y San Francisco de Asís, ambos fundadores de una comunidad respectiva.  2da. Ventana: San Eladio y Santa Julia.  Enfrente: San Alfonso María de Ligorio y Santo Domingo de Guzmán, fundadores respectivos de una comunidad.  3era. Ventana: El beato Gabriel Perboyre y el beato Francisco Regis Clet, ambos sacerdotes de la misión martirizados en China.  Enfrente: San Carlos Borromeo Arzobispo de Milán y San Felipe Neri.

Todas estas ventanas laterales tienen en su cruz el Sagrado Corazón de Jesús, por estarle dedicado este crucero.  Las tres ventanas altas del fondo tienen: la del centro, la aparición del Sagrado Corazón a Santa Margarita María.  A la derecha, Santo Tomás de Aquino y San Agustín; y la izquierda San Pablo y San Miguel Arcángel.  Estas tres ventanas tienen en su cruz alta respectivamente: el Escudo de Pío IX, quien consagró la Iglesia Universal al Sagrado Corazón de Jesús; el de León XIII quien tanto facilitó esta devoción, y el de la Argentina que supo tan bien aprovecharse de ella.

Las dos ventanas bajas, al lado del Altar, a la derecha: Pío IX consagrando la Iglesia Universal al Sagrado Corazón de Jesús.  A la izquierda: el miso Sagrado Corazón amparando a los afligidos que acuden a él.

En el Presbiterio

Trasladarse desde el Crucero Oriental al centro del presbiterio, es lo que se le ocurre a cualquiera antes de abandonar este sitio y seguir adelante.  Desde el centro de la gran cruz latina formada por la Basílica, a cualquier lado que se dirija la mirada, el alma se siente hondamente impresionada: delante tiene la esplendidez del Altar Mayor; a diestra y siniestra, los grandes cruceros con sus artísticos Altares en el fondo; detrás, las elevadas naves con su magnífico rosetón que pone en una verdadera gloria a María de Luján que está en el medio; un poco más abajo, el órgano monumental, con sus 50 juegos distintos y cuya construcción fue atendida personalmente en París por su generoso donante Monseñor José León Gallardo.

Las naves iluminadas por la luz que atraviesa los pintados vitrales pueblan el espíritu de una dulce emoción.  Es preciso ver esas rasgadas ventanas góticas y esos rosetones divididos y subdivididos en frágiles ramajes de piedra, a ciertas horas del día, cuando el sol arrojando sus dorados rayos en los vitrales policromos, llena el templo de esa claridad misteriosa e indefinible que colora con tintes suaves los múltiples objetos.

Altar Mayor

Lo antecede una reja negra de hierro forjado, que presenta columnas de ónix y decoraciones de mármol.  Las campanillas que junto con la sombrilla se encuentran en este altar le otorgan al templo la condición de Basílica.  A ambos lados encontramos la sillería, y dos cúpulas en forma de capilla que culmina en una aguja coronada por una cruz, todo realizado en roble.

A la izquierda del altar se encuentra un ambón sostenido por dos columnas de fuste liso y capitel simple.  Anterior a la mesa se encuentran dos lámparas de pie realizadas en bronce.  La mesa se halla sostenida por 8 columnas y sobre ésta se observa un sagrario en forma de capilla.  A la derecha se observa la lámpara que simboliza la presencia del Señor y a ambos lados del sagrario se observan 4 sagrarios menores.

El Altar Mayor se impone a nuestra atención desde el fondo de la nave central por su magnitud y esplendidez.  Es un conjunto de mármol blanco y bronce.  Ocupa el centro de la gran cruz latina, cual si fuera la cabeza del divino crucificado hermosamente nimbada por los altares circulares del ábside, y contiene las dos joyas más preciosas del Santuario: Jesús, en su dorado Tabernáculo, y María en su trono de gloria.  Jesús está allí en primer plano, rodeado de su Santa Madre y de sus Apóstoles, como durante su vida mortal; en cuatro nichos elevados, dos de un lado y dos del otro, están los cuatro Evangelistas: San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan; y en el medio de cada dos de ellos, hay un ángel dorado que toca la trompeta de la fama.  Los otros Apósteles están más abajo, en una serie de nichos formando retablo: de un lado, está San Pedro seguido de San Simón, Santo Tomás, San Felipe y San Andrés; del otro, está San Pablo seguido de Santiago el Mayor, Santiago el Menor, San Bartolomé y San Judas Tadeo.  María está más arriba, en segundo plano, ocupando entre los cuatro Evangelistas un gran templete dorado y descansando sobre una peana giratoria, que le permite darse vuelta hacia la nave central o el camarín según convenga.  Se encuentra a su turno muy bien acompañada: a través de su gran templete, se ve en el fondo del ábside un rosetón policromo con la imagen de la Santísima Trinidad.  Esta divinal familia no podía estar muy lejos de aquélla Excelsa Señora que es respectivamente Hija del Padre, Madre del Hijo y esposa del Espíritu Santo.  Al lado, en otros tantos rosetones alrededor del ábside, están los Profetas que la vaticinaron y otros santos de especial relación, los cuales, si bien no se pueden ver sino de más cerca, los nombraremos sin embargo aquí como formando la corte especial de María.  A la derecha están sucesivamente: Moisés, Jeremías, Daniel, San Basilio y San Juan Nepomuceno, este último en obsequio a Monseñor Terrero, quien llevaba este nombre y tanto se preocupó de las cosas del Santuario; a la izquierda están: David, Isaías, Ezequiel, San Benito y la beata Luisa de Marillac, a cuya hija en religión se le apareció la Medalla Milagrosa.

Encima de este altar, la bóveda central adopta la forma Tudor, como para dar más espacio a las preciosidades que ella recubre y más libertad a los hermosos vitrales que cantan sus glorias.

Sobre los contrafuertes anteriores al altar mayor encontramos dos púlpitos de roble con características del estilo neogótico, se accede a éstos a través de 14 peldaños de mismo material.  El tornavoz tiene forma de capilla y la taza decorada por arcos ojivales y pequeñas columnas, que poseen decoraciones de estilo bizantino.

Este espléndido altar es donación de la familia Armstrong, representada por el señor Dose y su hermana, la señora de Lariviere.

Nave lateral oriental

Primera Capilla (7ma.): Altar advocado a Santa Ana, con San Expedido y San Juan Bautista a la derecha, y Santa Rita y San Rosetón a la izquierda.  Es gemelo del de San Antonio que está en la parte opuesta, y es también donación de Margarita M. de Morgan.  El altar está realizado en mármol y a la izquierda se observa un confesionario de roble con estilo gótico.  En la cruz alta de enfrente: el escudo de Entre Ríos.  Rosetón: San Jerónimo Doctor.

Segunda Capilla (6ta.): Posee un confesionarlo de iguales características que los anteriores.  En la parte superior los vitrales presentan a la derecha a San Cayetano, que recibe al niño Jesús de manos de la Virgen y a la izquierda San Antonio de Padua, por debajo de esta imagen la divinidad de la Eucaristía haciendo que un juramento doble las rodillas ante ella.  En la cruz alta de enfrente: el escudo de Córdoba.  Rosetón: San Pedro Damián.

Tercera Capilla (5ta.): Posee también un confesionario.  En los vitrales San Esteban diácono de Jerusalén, fue apedreado por los judíos por ser cristiano y San Lorenzo diácono de Roma, que preguntado por los tesoros de la Iglesia, muestra la turba de necesitados que están a su cargo.  En la cruz alta de enfrente: el escudo de Salta.  Rosetón: San Bernardo, Abad de Claraval.

Cuarta Capilla (4ta.): Posee un confesionario.  En los vitrales las imágenes del Santo Cura de Ars, enseñando el catecismo a sus feligreses; y San Martín de Tours, siendo todavía miliar y catecúmeno divide su manto para abrigar a un mendigo.  En la cruz alta de enfrente: El escudo de Mendoza.  Rosetón: San León Papa.

Quinta Capilla (3ra.): Con una puerta lateral para el público.  Realizada en roble, de doble hoja simula una capilla, con arcos ojivales y rematada por una cruz.  Más arriba, un pequeño rosetón con el monograma de María rodeado de 5 lóbulos que recuerdan los 5 misterios gloriosos del Santo Rosario.  En la cruz alta de enfrente: El escudo de Jujuy.  Rosetón: San Cirilo de Alejandría.

Sexta Capilla (2da.): Posee un confesionario.  En los vitrales se encuentran la Virgen de los Desamparados, patrona de Valencia (España), que ampara a una multitud de desgraciados y San Nicolás, obispo, devuelve la vida a tres niños despedazados por un malvado y puestos en una tina.  En la cruz alta de enfrente: El escudo de San Juan.  Rosetón: San Atanasio Obispo de Alejandría.

Séptima Capilla (1era.): El altar a está advocado al Cristo Crucificado, lo acompañan a la derecha San Juan Evangelista y a la izquierda la imagen de La Dolorosa.  La ventana representa a la Comunidad Redentorista arrodillada ante Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.  En su parte inferior esta capilla tiene el mismo artesonado de roble que la de enfrente, y la antecede también una reja de hierro forjado estilo gótico.  En la cruz de enfrente: El escudo de San Luis.  Rosetón: San Ambrosio, Arzobispo de Milán.

La Cripta

En mayo de 1890, el Padre Jorge María Salvaire, luego de elegir el estilo gótico y el plan general de la obra, emprendió la gigantesca construcción de la Basílica Nacional.  La excavación para los cimientos de la Basílica no fue exclusivamente para sostén de la estructura, sino que desde el principio en la mente del padre Salvaire, el espacio excavado estaba destinado a la cripta.  El sacerdote soñaba con que en ese ámbito se celebraran los bautismos, misas y otras ceremonias para los fieles de Luján, mientras que en la iglesia superior oraran y cantaran los peregrinos.  Después de la muerte del Padre Salvaire, en 1899, muy poco se hablaba de la cripta.  Cabe destacar que el enemigo principal de la misma eran las inundaciones, debido a la cercanía del Río Luján.  Recién en 1950 se puso nuevamente en funcionamiento.  Esta vez como Templo de América, ya que se la dispuso para recibir y albergar en sus capillas a las imágenes de la Virgen María en sus distintas advocaciones como patrona de los países del continente americano.  En la década del 70 se colocó en un sector de la cripta una pila bautismal, con lo cual comenzaron a celebrarse bautismos.  El 6 de diciembre de 1980, al cumplirse 350 años del milagro de Luján, y en vistas del año Mariano Nacional, el entonces Rector de la Basílica, Padre Rafael Carli CM, conjuntamente con el Obispo Diocesano, Monseñor Luis Torne, procedieron a la inauguración y bendición de la cripta.  A partir de 1992 comenzaron a llegar a la cripta de la Basílica imágenes de las patronas de distintos países del mundo, principalmente de Europa.  El 4 de febrero de 1999, con motivo del centenario de la muerte del Padre Salvaire, quedó inaugurada la Muestra Histórica de la Basílica.  En ella se encuentran distintos elementos que hacen a la historia de María de Luján y su Santuario.

Campanario

Quince campanas tiene el renombrado Carrillón de la Basílica Nacional.  Cada una de ellas tiene un nombre con una inscripción:

La bemol: Jesús Salvador, De las fuentes del Salvador sacaréis aguas con alegría.  3.400 kg.

Si bemol: María Purísima, Eres eternamente hermosa, María, y no hay en ti mancha alguna.  2.430 kg.

Do natural: José varón justo, Custodio del Señor, ruega por nosotros.  1.610 kg.

Re bemol: San Miguel Arcángel, Gloriosísimo príncipe, recuérdanos.  1.610 kg.

Mi bemol: San Juan Bautista, Voz del que clama, preparad el camino del Señor.  967 kg.

Fa natural: San Pedro Apóstol, Sobre esta piedra edifiqué mi Iglesia.  670 kg.

Sol natural: San Pablo Apóstol, Tú eres vaso de elección, predicador de la verdad.  486 kg.

La bemol: San Juan Apóstol y Evangelista, Es el discípulo a quien fueron revelados los secretos celestiales.  385kg.

Si bemol: Santiago Apóstol, Nos visitó por su santo Apóstol.  275 kg.

Do natural: Santo Tomás Apóstol, Confesó al Señor diciendo: Mi Señor y mi Dios.  195 kg.

Re bemol: Santa Rosa de Lima, Rosa fragante que esparce el olor de las virtudes.  148 kg.

Mi bemol: Santo Toribio de Mogrovejo, Oloroso como el incienso y refulgente como el sol.  108 kg.

Fa natural: San Antonio de Padua, Lámpara ardiente y luciente.  82 kg.

Sol natural: Santa María, ruega por nosotros.  68 kg.

La bemol: San José, ruega por nosotros. 55 kg.

Fuente

Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado

Basílica Nuestra Señora de Luján – Arzobispado de Mercedes.

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