José María Rojas y Patrón

José María Rojas y Patrón (1792-1882)

Nació en Buenos Aires el 18 de mayo de 1792, siendo su padre Miguel García de Rojas, natural de la ciudad de Jerez de la Frontera, Reino de Andalucía, que más como amigo que como médico acompañó a esta ciudad al virrey Pedro Melo, conjuntamente con Joaquín Terrero y otros.  Fue su madre Petrona Patrón.  Muy joven, Rojas se dedicó al comercio, para lo que reveló dotes excepcionales.  Después de la Revolución de Mayo, en la que tomó parte como muchos otros jóvenes porteños, José María Rojas se trasladó al Brasil, donde permaneció por espacio de 8 años, regresando a su ciudad natal en el año 1819.  La terrible anarquía del año 20 lo encontró alistado en el bando de los inspirados en sentimientos nacionalistas, que representaba el Congreso de Tucumán, el que proclamara la Independencia de la Nación, abatido por las facciones, el cual trataban de levantar los hombres que tenían afinidades con dicho Congreso.

 

Elegido diputado, siguió las tendencias del gobernador Martín Rodríguez, a quien prestó Rojas todo el apoyo posible dentro de la órbita de su poder.

 

Nacionalizada la ciudad de Buenos Aires por ley del Congreso de las Provincias Unidas, José María Rojas y Patrón, el 4 de junio de 1826 fue elegido diputado a dicho Congreso, por la Capital, conjuntamente con los ciudadanos Joaquín Belgrano, Miguel de Riglos, Ildefonso Ramos Mexía, Cornelio Zelaya, Valentín Santa María y Juan Alagón.  Se discutió la aceptación del diploma porque el coronel Manuel Dorrego planteó el problema de si el elegido era José María Rojas y Argerich o José María Rojas y Patrón, resolviéndose que correspondía a este último, el que se incorporó al Congreso el 16 de junio de 1826. (1)

 

En la sesión del 19 de julio del mismo año, en la que el Congreso se pronunció por el régimen de Gobierno para las Provincias Unidas, José María Rojas fue uno de los congresales, que en número de 42, votaron el informe de la comisión de negocios constitucionales que aconsejaba la adopción del sistema unitario de gobierno.  El 31 del mismo mes, Rojas y Patrón fue designado Presidente del Congreso, cargo para el cual fue reelegido al año siguiente y como tal, le cupo suscribir la Constitución de las Provincias Unidas y también la nota del 30 de junio de 1827, por medio de la cual aquella alta corporación aceptó la renuncia del presidente Bernardino Rivadavia.  José María Rojas y Patrón ejerció la presidencia de la Cámara hasta que ascendió al gobierno el coronel Dorrego, quien lo llamó para desempeñar el Ministerio de Hacienda, puesto en el que desempeñó un rol importante en la política de la época.  Rojas coadyuvó en los planes que alimentó el gobernador Dorrego para abatir la potencia del Imperio del Brasil empeñado en guerra con la República Argentina, planes que fue necesario abandonar por la opinión adversa que merecieron.

 

El Sr. Rojas a nombre del gobierno de Buenos Aires, fue quien firmó con Domingo Cullen, por Santa Fe, y con Domingo Crespo, a nombre de Entre Ríos, el 4 de enero de 1831, el famoso pacto o tratado del Cuadrilátero, al que después se adhirió Corrientes (o Tratado del Litoral) y sucesivamente las demás provincias argentinas, y el cual es el origen y punto de partida de la constitución federal argentina.  Enseguida ejerció el cargo de diputado por Buenos Aires, a la Comisión Representativa de Santa Fe, cargo que desempeñó hasta fines del mismo año, 1831, en que lo reemplazó el Dr. Ramón Olavarrieta.

 

El 2 de marzo de 1832, por renuncia del Dr. Manuel José García, fue designado Ministro de Hacienda del primer gobierno de Juan Manuel de Rosas.  El general Juan Ramón Balcarce, que reemplazó a Rosas en el Gobierno, le ofreció el mismo cargo, que el Sr. Rojas no aceptó por motivos personales.  En abril de 1833 fue elegido diputado y se colocó del lado de los federales que constituían la oposición, frente a los lomos-negros que constituían el partido gobernante.

 

Cuando el general Rosas subió al Gobierno, en marzo de 1835, llamó a Rojas nuevamente al Ministerio de Hacienda, elevado cargo donde afirmó su reputación de financista y excelente administrador.  Entre sus muchas iniciativas dignas de recordación citaremos: Se decretó la confiscación de bienes sin excepción, en consideración a “un sentimiento de justicia que inducía a reprobar esta pena y estando los ciudadanos expuestos a que se haga valer la existencia de estas leyes para satisfacer odios y pretensiones innobles”.  Restableció multitud de disposiciones referentes a la hacienda pública del tiempo de Rivadavia y García, dictando otras tendientes a facilitar los propósitos de prudente economía que alimentaba el Restaurador.  Se organizó la Contaduría y la Tesorería Nacional, y las responsabilidades directas de los funcionarios que interviniesen en aquellas oficinas, estableciendo un control severísimo en la administración: todos los recaudadores remitían directamente, por semana, los dineros percibidos a la Tesorería General, de modo que en esta forma, el Gobierno conocía el movimiento diario de la renta general, que se publicaba en todos los diarios.  La nueva ley de Aduanas, que estimulaba el comercio marítimo y el de las provincias del interior, porque disminuía el derecho de los buques de cabotaje; abolía el cuatro por mil que pagaban los frutos del país que entraban a Buenos Aires por agua o por tierra; redujo el papel de guías de 15 pesos a uno, y concedió el trasbordo a algunos frutos del país que no gozaban de este privilegio.  Estas y otras disposiciones van secundadas de la ilustrada contracción constante dedicación que dedicó el ministro Rojas a las finanzas de la Provincia, en cuya ayuda acudió un empréstito de 1.400.000 pesos que voluntariamente ofrecieron los capitalistas de Buenos Aires.

 

Una de las previsiones financieras más importantes de Rojas fue el decreto fundando sobre el extinguido Banco Nacional, la Casa de Moneda de Buenos Aires.  En atención a que la carta del Banco Nacional había terminado; que la moneda corriente estaba exclusivamente garantizada por el Gobierno, quien es deudor de ella al público: que el Banco sólo ha prestado al tesoro del Estado la estampa de sus billetes, y que el Gobierno es accionista del establecimiento por casi tres quintas partes de su capital, el decreto que refrendó Rojas y Patrón declaró disuelto el Banco Nacional y designó una junta administrativa de la Casa de Moneda la cual asociada a seis directores del extinguido Banco debía proceder a la liquidación de éste “con la debida prudencia y sin violentar la operación”.  En el decreto se establecía la carta orgánica de la Casa de Moneda.  Este fue el origen del después llamado Banco de la Provincia, que estuvo tan hondamente vinculado a la obra magna de la nacionalidad argentina, como también el desenvolvimiento del progreso y adelanto material del país.  El decreto creador de la Casa de Moneda llevó fecha de 30 de mayo de 1836.

 

El señor Rojas y Patrón fue elegido diputado en varios períodos hasta 1852, en que puede considerarse su carrera política terminada.  Su contracción a la causa pública, sus opiniones serenas e ilustradas, las conexiones más o menos íntimas que conservó con los hombres principales del país, le hicieron disfrutar de un merecido valimiento en los 30 años de vida pública, en los que actuó siempre en primera fila en la política del país.  Falleció en Flores, el 15 de diciembre de 1882, rodeado de sus familiares, pero obscuro y olvidado, tan olvidado, que ni siquiera un retrato suyo existe en el Banco de la Provincia, siendo en realidad su verdadero fundador, por lo menos en la concepción básica del mismo.

 

El Dr. Rojas y Patrón contrajo matrimonio el 29 de setiembre de 1820 con María Josefa Dolores Díaz de Vivar, nacida el 15 de marzo de 1803, hija de Julián Díaz de Vivar y Salinas y María del Rosario de Alzaga y Cabrera, casados el 18 de noviembre de 1798.

 

Referencia

 

(1) Con el canónigo Dr. Valentín Gómez y Francisco del Sar, Rojas formó parte de la comisión encargada de proponer un reglamento para la Sociedad de Beneficencia.  Rojas y Patrón fue diputado desde el 12 de junio de 1826 al 31 de julio de 1827, última sesión que figura “ausente con aviso”.

 

Fuente

Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado.

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Yaben, Jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1939).

 

 

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