Pedro Campbell

Pedro Campbell (1782-1832)

Como esos personajes misteriosos que, de un momento a otro, deben jugar un rol preponderante y de inusual trascendencia en un punto lejano del país de origen, el irlandés católico Pedro Campbell se encontró en el estuario del Río de la Plata hacia 1806, como integrante de la expedición militar inglesa que invadió al virreinato. Es probable que lo haya hecho en calidad de soldado o marinero de la realeza británica bajo el mando del almirante Pophan. Había nacido en el pueblo de Tipperary, Irlanda, en el año 1782.

Luego de la capitulación del general inglés William Beresford, el 12 de agosto de 1806, ante el Virrey Santiago de Liniers, Campbell abandonó el servicio prestado a Gran Bretaña y se dirigió a la provincia de Corrientes, donde comenzó a trabajar como curtidor de cueros, oficio del que tenía algún conocimiento previo, en el establecimiento de un hombre llamado Ángel Fernández Blanco. También se estima que el irlandés trabajó en el acopio de cueros para los hermanos John y William Parish Robertson.

En Corrientes, el irlandés adoptó rápidamente las costumbres del lugar, exhibiendo una asombrosa adaptación al nuevo espacio físico que lo cobijaba. De modo que se lo podía ver con la vestimenta, las armas, el lenguaje y las costumbres de los gauchos, diferenciándose de éstos sólo por su aspecto de europeo nórdico.

Al producirse la Revolución de Mayo de 1810, Pedro Campbell tomó contacto con José Gervasio Artigas, el Protector de los Pueblos Libres, de quien llegó a convertirse en hombre de su máxima confianza. Años más tarde, cuando las relaciones entre Buenos Aires y la Banda Oriental se tensaron, Campbell se puso a disposición de Artigas. Por ende, éste le confirió la organización y el mando de una flotilla de buques.

La flota del irlandés

Denominada como segunda flotilla del Paraná, la misma tenía sus apostaderos en Corrientes, Goya y Esquina, y su misión era la de vigilar el río Paraná a la altura de Corrientes, para prevenir los ataques de las tropas del Paraguay que amenazaban desde la cercana guarnición de la ciudad de Pilar. Por lo tanto, Pedro Campbell tenía su escuadra en permanente estado de alerta, estacionada en la confluencia de los ríos Paraná y Paraguay. Desde esta posición, podía efectuar una rápida maniobra para contener los ataques que el Dictador Gaspar Rodríguez de Francia pudiera hacer contra los pueblos artiguistas.

Cuando en 1817 las relaciones entre la Banda Oriental y el Directorio Supremo de Buenos Aires se deterioran irreversiblemente, José Gervasio Artigas le ordena a Campbell que bloqueé con sus escuadras el comercio de Buenos Aires con el Paraguay y las provincias del Litoral.

En medio de estos problemas, en mayo de 1818 se produce una sublevación en la provincia de Corrientes que depone al fiel Juan Bautista Méndez por el capitán José Francisco Vedoya. Éste era un hombre que respondía a las tendencias centralistas del Directorio Supremo, contrarios a la cooperación federal.

Artigas, entonces, quiere restablecer el orden en dicha provincia, vital por ser una de las que apoyaba con hombres y dinero la lucha emancipadora de los pueblos de la Liga Federal. Para ello, convocará a las tropas de Andrés Guacurarí y a la flota de Pedro Campbell, quienes, en combinación, expulsarán a los enemigos que ilegalmente se hicieron con el poder correntino. De este modo, cuando llegó Guacurarí con sus fuerzas a Corrientes para deponer al Gobernador José Francisco Vedoya, al que venció en el Combate de Las Saladas, se le ordenó al irlandés Campbell atacar a los fugitivos que se retiraban desordenadamente hacia Buenos Aires, bajando por el río Paraná.

Así fue como Campbell llevó a cabo la persecución contra los enemigos desbandados. Primero llegó al puerto de Goya, y más tarde, con sus faluchos de vanguardia, alcanzó el puerto de Esquina sin poder darles alcance. El día 16 de agosto de 1818, Pedro Campbell regresa a Corrientes con sus fuerzas de desembarco, manteniéndola bajo control. Vuelta la calma en la provincia, Andrés Guacurarí es ungido Gobernador de Corrientes. Al asumir como tal, Andresito designará a Campbell como Comandante General de la Marina de la Liga Federal, con la misión de reorganizar las fuerzas navales para luchar contra Buenos Aires. Entre las naves que tenía a su mando, se encontraban la “Carmen”, la “Correntina”, el “Artigas”, el “Oriental” y la “Victoria”.

En septiembre de 1818, las patrullas del irlandés capturan dos embarcaciones del Paraguay, las que llevaban importantes cargamentos de armas y municiones que el gobierno porteño mandaba a aquél país. Mientras tanto, el patrullaje de la flota de Campbell logra su efecto: Corrientes vuelve a tener soberanía efectiva sobre el río Paraná, luego de la revolución centralista de José Francisco Vedoya de mayo de 1818. Además, esta tarea de vigilancia dañaba severamente la economía de Buenos Aires, pues la misma se hacía principalmente por vía marítima. No en vano el Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón le temía más al bloqueo naval que a la guerra en sí.

Promediando noviembre de 1818, Pedro Campbell recibe la orden de José Artigas de ir en ayuda del Gobernador de Santa Fe, brigadier general Estanislao López, a quien amenazaba el Ejército de Observación de Buenos Aires al mando del general Juan Ramón Balcarce. Las fuerzas del marino irlandés redondeaban un total de 200 hombres, y contaban con una zumaca, una balandra (pequeña embarcación de vela con un solo palo) y un bergantín artillados, siete lanchas y algunas canoas.

En la provincia de Santa Fe, la flota de Campbell actuaba en acciones combinadas con el Regimiento de Infantería Indígena del mayor Francisco Javier Siti, compuesta por unos 400 hombres.

Batalla de Santa Fe

El día 6 de diciembre de 1818 tiene lugar un vibrante combate naval en el que Pedro Campbell sorprende a la escuadra porteña del capitán francés Ángel Hubac, que bloqueaba el puerto de Santa Fe. La escuadra porteña estaba compuesta por 2 bergantines (la “Belén” y el “Aranzazú”), la goleta “Invicible” y varios lanchones armados.

Campbell adoptó el combate naval a la táctica de la montonera, yendo directamente al abordaje de las naves enemigas. Una vez en esa posición, gauchos de chiripá e indios enfurecidos con sus lanzas abordaban a las naves enemigas, casi sin posibilidad de defensa alguna.

Gracias a esta audaz táctica de guerra, el irlandés Pedro Campbell pudo asegurarse varios lanchones y tripulantes del enemigo. Al contemplar el resultado adverso en la contienda fluvial, el capitán Hubac levanta el bloqueo del puerto de Santa Fe y opta por retirarse al sur.

Combate de San Nicolás de los Arroyos

Combate de San Nicolás de los Arroyos - 5 de Febrero de 1819

Asegurado el éxito, Campbell manda sus embarcaciones al puerto de Esquina, en Corrientes, pero tan pronto como finalizó una contienda, se reanuda otra (la Campaña de Santa Fe), esta vez a manos del general Balcarce.

En enero de 1819, la escuadra de la Liga Federal acecha al general Juan Ramón Balcarce que escapa a toda marcha con su infantería y artillería. El 7 de enero de ese año, en horas de la mañana y de la tarde, se produce un choque en el río Paraná entre las fuerzas navales de Campbell y las del nombrado Balcarce. Campbell logró apresar dos lanchones de la escuadrilla porteña, y el jefe de ésta se retiró desconcertado al puerto de San Nicolás de los Arroyos, con autorización de Balcarce, que ya estaba en Rosario, donde había licenciado la caballería y enviado su renuncia como jefe del Ejército Expedicionario de Santa Fe. Tras abandonar Rosario, Balcarce manda incendiarla. Pronto tuvo el ejército de Buenos Aires que continuar su repliegue; se encontró en San Nicolás de los Arroyos el 5 de febrero de 1819, donde resistió un nuevo y feroz ataque de la escuadra comandada por el irlandés Campbell. Finalmente, las fuerzas porteñas retroceden hasta Buenos Aires.

Recién el 26 de diciembre de 1819, volverán a enfrentarse el comandante de marina Pedro Campbell y el capitán Ángel Hubac. El primero contaba con una escuadra pequeña de 5 naves, que fue con las que hizo frente a la flota porteña mandada por el segundo. Frente a San Nicolás de los Arroyos, Campbell intenta sorprenderlo pero antes de llegar al abordaje el tiro certero del enemigo le hunde la nave “Oriental” y le avería gravemente el “Artigas”. Pero a pesar de estas dos bajas, las tropas de asalto del irlandés, compuestas por gauchos e indios, logran pisar la borda de las embarcaciones enemigas y ponen en fuga a Hubac, en dirección a San Pedro, provincia de Buenos Aires.

Pedro Campbell, a pesar de las continuas derrotas de las tropas de Artigas y sus aliados en los campos de batalla de la Banda Oriental y las provincias que componían la desgarrada Liga Federal, no flaquea, por lo que continúa combatiendo en nombre del primer sistema federal del continente americano.

Los últimos jefes artiguistas que presentaron combate fueron Estanislao López y Francisco “Pancho” Ramírez, promediando el mes de febrero de 1820. Tras la derrota de Tacuarembó, el mismo José Gervasio Artigas ya había cruzado el río Paraná para insistirle a las provincias que no abandonen la Liga Federal y sus postulados. En la batalla de Cepeda (1° de febrero de 1820), Campbell pone a disposición de López y Ramírez las pocas naves que le quedan en funcionamiento. El triunfo de las tropas federales sobre las de Buenos Aires en esa contienda, cumplía en parte los viejos principios de Artigas y abría un paréntesis en la hasta entonces inexpugnable supremacía del centralismo porteño sobre las decisiones nacionales.

El 13 de febrero de 1820, se produce el tercer choque entre Campbell y Ángel Hubac en las bocas del río Colastiné, en un intento del irlandés por quedarse con la flota unitaria. En la refriega, y a pesar de que fueron destrozadas las naves de Pedro Campbell, Hubac pierde la vida en la defensa de su buque.

Meses más tarde, al ser precariamente reparados los navíos federales, el infatigable Campbell lucha contra las fuerzas del marino Manuel Monteverde, el apoyo naval del sublevado Francisco “Pancho” Ramírez. Vale recordar que Ramírez ya había sido comprado por los centralistas porteños, quienes le ordenaron eliminar a José Gervasio Artigas de la escena política nacional. El final de nuestro biografiado tiene lugar el 30 de julio de 1820. Ese día, una batalla naval pone fin a la escuadra de la Liga Federal de los Pueblos Libres, al resultar hundidas las embarcaciones “Carmen”, “Correntina” y “Victoria”.

Detención y final de Campbell

A mediados de 1820, los viejos guerreros de Artigas eran perseguidos sin misericordia, y la Liga Federal empezaba a ser apenas un recuerdo. El grandioso Protector de los Pueblos Libres todavía disponía de 600 hombres que había reorganizado en Yaguaretá Corá, provincia de Corrientes. Para el 6 de agosto de 1820, estaba en el poblado de San Roque junto con el ex gobernador Juan Bautista Méndez; ambos se dirigieron a Curuzú-Cuatiá. Era el inicio de una larga serie de batallas menores que desembocarían en el inevitable exilio de José Gervasio Artigas en el Paraguay.

El 8 de agosto de 1820 los correntinos se pronuncian contra Artigas, y el Cabildo de Corrientes delega en la figura de J. José Fernández Blanco el mando militar de la provincia. Tras varios procedimientos, Fernández Blanco logró la detención de Pedro Campbell, aunque meses más tarde fue liberado. Entonces, busca un exilio tranquilo en el Paraguay de Gaspar Rodríguez de Francia pero, ni bien atraviesa la frontera, es detenido y confinado en la Villa del Pilar, a orillas del río Paraguay, donde pasó sus últimos días curtiendo cueros, envuelto en la miseria más profunda. Murió en el año 1832, fiel a una causa, abandonado y lejos de su terruño irlandés. Sus restos fueron repatriados a Uruguay con fecha 16 de mayo de 1961.

Un hijo suyo, también llamado Pedro, fue comandante de vanguardia del Ejército Federal en la Batalla de Quebracho Herrado, el 28 de noviembre de 1840, estando bajo las órdenes del general Manuel Oribe. Pero esta ya es otra historia.

Autor: Gabriel O. Turone

Bibliografía
Alonso Rodríguez, Capitán Edison. “Artigas. Aspectos Militares del Héroe”, Centro Militar, República Oriental del Uruguay, Montevideo, Julio 1954.
Califa, Oche. “Presencia británica en la campaña rural”, diario La Nación, sábado 24 de febrero de 2001.
Crónica Histórica Argentina N°24, “Pueyrredón y la logia”, Editorial Codex S.A., Buenos Aires 1968.
Portal www.revisionistas.com.ar
Revista Histórica, Publicación del Museo Histórico Nacional, Año LXXXIV (2da. Época), N°163, Montevideo, Julio de 1991.
Uteda, Saturnino. “Vida militar de Dorrego”, La Plata 1917.

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