Mariano Cordero

Vicealmirante Mariano Cordero (1818-1899)

Nació en Buenos Aires el 1º de diciembre de 1818, ingresando a la escuadra en 1835, como aspirante.  Navegó un año por las costas del Sud hasta las Malvinas, a bordo de la goleta “Federación”, siendo promovido a guardiamarina el 7 de octubre de 1836, a subteniente el 11 de febrero del año siguiente y a teniente, el 4 de agosto de 1838.

Asistió a la batalla de Pago Largo, formando parte de la artillería federal; así como también a los combates de Don Cristóbal y del Sauce Grande, el 10 de abril y el 16 de julio de 1840, perteneciendo a la artillería de marina desembarcada.  Al año siguiente se embarcó como 2º de José María de Pinedo en la goleta “Vigilante”, en la escuadra que organizó el almirante Brown, para combatir contra la de Rivera que manda John H. Coe, asistiendo al combate naval librado frente a Montevideo el 24 de mayo de 1841, en el cual salió victoriosa la escuadra rosista.  Igualmente se halló en la acción naval frente a Santa Lucía (5 millas de Montevideo), también contra Coe, cuyos buques sufrieron más averías que los de su adversario, combate que se libró el 3 de agosto de igual año.

Embarcado en la goleta “9 de Julio” al mando de Bathurst, Cordero se halló en el combate naval frente a Montevideo librado el 9 de diciembre del mismo año, en el cual fue capturado después de una ruda lucha, el bergantín “Cagancha”, mandado por Beazley, que se defendió heroicamente y fue tomado completamente desarbolado por el violento fuego de sus enemigos.  La “9 de Julio”, que en la parte final del combate contra la escuadra riverista estuvo a la cabeza de línea de Brown sosteniendo fuego constante sobre los 3 barcos enemigos remanentes, tuvo intervención decidida en la toma del “Cagancha”.

Se halló en el famoso combate de Costa Brava contra Giuseppe Garibaldi, el 15 y 16 de agosto de 1842; en esta acción, Cordero fue destacado con una fuerza de infantería para batir las que el enemigo tenía atrincheradas en tierra, “regresando –dice el propio Cordero en una exposición de sus servicios fechada el 15 de enero de 1896- con una tercera parte de la que llevé al fuego, pero desalojando a los contrarios de sus posiciones; en la noche salvé un buque enemigo que se pretendía hacer volar; el almirante Brown en el parte que pasó al general Juan Manuel de Rosas recomienda mi conducta”.

En efecto, fue tan distinguida la actuación del teniente Cordero en esta emergencia, que el almirante Brown le regaló su propia espada, la cual se conserva actualmente en el Museo Histórico Nacional.  Cordero fue promovido a capitán con fecha 20 de agosto de 1842.

Tuvo participación activa en la sangrienta batalla del Arroyo Grande, el 6 de diciembre de aquel año, librada entre el ejército de la Confederación a las órdenes del general Manuel Oribe y el ejército argentino-oriental, bajo el mando del general Fructuoso Rivera, el cual sufrió la derrota más espantosa que es posible imaginar, no obstante haber estado indecisa la acción por espacio de varias horas.  Estos últimos tuvieron 2.000 muertos y 1.500 prisioneros.

En el curso del año siguiente el capitán Cordero participó en el bloqueo de Montevideo desde el 31 de marzo, formando parte de la escuadra de Guillermo Brown, la que actuó activamente por mar mientras Oribe establecía el sitio por tierra.  Cordero intervino en aquel bloqueo con todas las alternativas que sufrió los años 1844 y 45 hasta que las escuadras extranjeras aliadas cuyos cañones sumaban 384 piezas, se apoderaron de los débiles buques argentinos, el 3 de agosto de 1845.  Cordero formaba parte en aquella época de la flotilla del Uruguay mandando la goleta “Presidente Oribe”.

El 26 de diciembre de 1846 se halló entre los defensores de Paysandú, como oficial de la escuadrilla argentina, cuando aquella ciudad fue atacada por tierra por las fuerzas de Rivera y por mar, por la escuadra francesa.  La escuadrilla argentina, compuesta de 3 embarcaciones, fue echada a pique por sus propios tripulantes, después de desembarcar las escasas artillerías y municiones que contaban.  Al hablar de esta defensa, el almirante Cordero en su exposición dice que la plaza fue abandonada “por el general Servando Gómez, a la aproximación del general Rivera y de la escuadra francesa y se dirige al Salto –allí como oficial de la escuadrilla argentina, cuyo jefe después de desembarcar las municiones, marinero y escasa artillería, le da fuego a los buques y los echa a pique en el arroyo San Francisco- se incorporan al jefe de la plaza Felipe Argentó, que con este refuerzo y los que tenía, rechaza varias veces al enemigo, contestando al fuego con heroicidad y bravura sus valientes soldados –muertos los jefes principales y deshechos los batallones, se rindió la plaza- en esta acción resulté gravemente herido- pasando a curarme a la Concepción del Uruguay y más tarde a Buenos Aires”.  Es fama de que Cordero fue encontrado herido, y creyéndole muerto el enemigo, pudo salvarse no obstante su grave estado, pasando después a territorio argentino.  En 1850 fue nombrado para comandar la goleta “Chacabuco” (ex “Forest”), armada con 5 cañones.

Después de la batalla de Caseros, Cordero formó parte de la escuadra de la Confederación en su lucha contra Buenos Aires, siendo promovido a sargento mayor el 4 de febrero de 1853.  Mandando el bergantín “Maipú” formó parte de la escuadra confederada, compuesta de tres vapores y un buque a vela; con la cual se halló en el combate sostenido el 18 de abril de 1853, frente al arroyo San Juan, cerca de Martín García, contra la escuadra porteña al mando del marino polaco Floriano Zurowsky, compuesta de los bergantines “Enigma” (insignia) y “Chacabuco”; pailebot “9 de Julio”; lugre “11 de Septiembre” (ex “La Fama”) y bergantín-goleta “Mayo”.  Después de cinco horas de fuego ininterrumpido, Coe logró apoderarse de la nave capitana de Zurowsky (quien tuvo tiempo de trasladarse a otro buque) y del “11 de Septiembre”; retirándose el resto de la escuadrilla porteña a Buenos Aires, quedando establecido el bloqueo de este puerto.

Los tres hermanos Cordero, junto con Laserre y Maurice se opusieron a la traición de Coe cuando el 20 de junio de aquel año entregó los buques de su escuadra al gobierno de Buenos Aires, separándose los cinco nombrados que se incorporaron al ejército sitiador.

Quebrantados los tratados entre la Confederación y Buenos Aires en 1857, se improvisó en Montevideo una escuadra compuesta por los vapores “Salto”, “Hércules”, “Pampero” y “Menoy”, barca “Concepción” y goleta “Argos”, que Urquiza encomendó a Mariano Cordero organizara y comandara, el cual desde el 19 de abril de aquel año ostentaba las insignias de teniente coronel.

Después de un período de mutuas provocaciones entre la escuadra porteña de Susini y la de Cordero, que se hallaba en Montevideo, esta última logró burlar la vigilancia de la primera y zarpó aguas arriba del Río de la Plata.  El 14 de octubre de 1859 sostuvo un violento cañoneo con las baterías de Martín García, al mando del coronel Martín Arenas, apoyadas por varios buques armados: “Yeruá”, “San Nicolás”, pontón “Castelli” y patacho “Rápido”, atravesados al otro lado del canal.  Dos horas empleó Cordero para el forzamiento del paso, sufriendo escasas averías sus buques, la pérdida del comandante Santiago Maurice del “Pampero” y 24 hombres, y numerosos heridos.  Por su comportamiento recibió despachos de coronel graduado con la antigüedad de aquel hecho de armas.

Ese mismo año mando en jefe la escuadra confederada que sostuvo un violento combate frente a San Nicolás con la de Susini, en la cual se habían embarcado la infantería y artillería de Mitre después de la batalla de Cepeda.  La refriega duró hora y media, logrando la escuadra porteña continuar viaje aguas abajo.

En 1861 fue enviado por el Gobierno a Europa para realizar estudios sobre la organización de las fuerzas navales y arsenales en varios países, permaneciendo cuatro años en el desempeño de aquella comisión.  A su regreso, el entonces presidente de la república general Mitre, designó al coronel Cordero Capitán del puerto de Concepción del Uruguay, cargo en el que permaneció hasta 1874, en que con motivo de la revolución del 24 de setiembre, el presidente Sarmiento lo llamó para confiarle el mando de la escuadra encargada de perseguir a la sublevada, cuya rendición logró Cordero.  Con este motivo estuvo embarcado en la cañonera “Paraná” hasta enero de 1875.

En 1879 desempeñó la Comandancia General de Marina y por su actuación en los sucesos revolucionarios del año siguiente, fue ascendido a comodoro el 9 de julio de 1880, siéndolo a contralmirante el 4 de marzo de 1884 y a vicealmirante, el 30 de setiembre de 1886.

Ejerció la Comandancia General de Marina hasta el 1º de enero de 1890, fecha en que fue suprimida del presupuesto.  Fue también Jefe del Estado Mayor General de la Armada.

El vicealmirante Mariano Cordero obtuvo su retiro del servicio naval el 22 de enero de 1896, con un total de 68 años, 1 mes y 21 días de servicios aprobados. 

Estuvo casado en primeras nupcias con Luisa Panelo y habiendo enviudado de ésta, contrajo segundo matrimonio en Buenos Aires, el 10 de noviembre de 1873, con Florinda Martínez, porteña, de 33 años, hija de Antonio Martínez, portugués y de Francisca Leme, nacida en Buenos Aires.

Mariano Cordero era hijo de José Cordero y Benita Beruti, ambos porteños; falleció en esta ciudad la noche del 23 de noviembre de 1899, de “diabetes mellitus”

Fuente

Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado.

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Yaben, Jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1938).

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