Carlo Giuseppe Ferraris

Carlo Giuseppe Ferraris (1793-1859)

Nació en Tenco, provincia de Asti, Piamonte (Italia), el 22 de mayo de 1793, hijo de Giovanni Bautista Ferraris y de Rosa Mossani. Realizó sus estudios en la Universidad de Turín, donde se recibió de farmacéutico en 1817. Siguió en ella y en los años posteriores, cursó ciencias naturales. En Biella frecuentaba la farmacia de su hermano Francesco, uno de los lugares de reunión de los carbonarios locales donde conoció al abogado Giovanni Battista Marochetti y al médico Pietro Carta Molino de Vallemosso. Participó en el levantamiento popular de San Salvario, el 14 de marzo de 1821, y acusado por revolucionario, fue condenado a quince años de prisión. Logró escapar, refugiándose en España, de donde pasó a Lyon.

Hacia fines de 1823, fue expulsado de Francia con pasaporte para Bruselas, y estaba trabajando en una botica, cuando recibió una invitación de su amigo, el doctor Carta Molino para que lo acompañara a Buenos Aires. Este le pidió a Bernardino Rivadavia, en carta fechada el 19 de abril de 1825, que le acordase otro pasaje para su amigo, pues se trata de un “sujeto muy recomendable” –decía- que lo ayudará en los trabajos de laboratorios de física y química.

Llegados a Buenos Aires, el 10 de abril de 1826, Rivadavia, presidente de la República, por decreto de la fecha, lo designó encargado del gabinete de Física y Química, y conservador de los objetos de la Sala de Historia Natural.

En los primeros tiempos, colaboró con Pietro Carta Molino y Ottavio Mossotti en la instalación del Observatorio Astronómico, que funcionó en una de las celdas de las galerías altas del Convento de Santo Domingo. Después se dedicó a la preparación de las colecciones del Museo, auspiciado por Rivadavia en 1812, y formado con parte de lo reunido por el sacerdote Bartolomé Muñoz. El trabajo que debía realizar era amplio, pero por su dedicación y empeño recibió numerosos elogios de sus contemporáneos.

Pedro De Angelis desde la “Crónica Política y Literaria” (Nº 36, 1827), se ocupa de la importancia de sus trabajos en los gabinetes de Física y de Historia Natural, destacando que era creación suya la parte zoológica del Museo, ya que a él, le tocaba cazar, preparar y conservar los animales.

El 4 de junio de 1828, Ferraris elevó al gobierno un informe sobre el estado y cantidad de las piezas preparadas en el Museo. Entre los objetos figuraba una colección de 720 minerales bien clasificados, venidos de Francia para el gabinete de Física.

Debido posiblemente a necesidades económicas, instaló una farmacia. Para conseguir la autorización se presentó ante el Tribunal de Medicina, con el objeto de rendir examen como profesor de Farmacia, que se llevó a cabo los días 12 de junio de 1828 (examen teórico) y 15 (examen práctico), tal como se encuentra asentado en las actas correspondientes. Fue autorizado para ejercer la farmacia, el 26 de abril de 1829, instalándose en la calle Reconquista 137, donde figuraba hacia 1837, luego cambió de nombre, por Defensa, o sea, frente a la plazoleta del Convento de Santo Domingo.

En 1829, los sucesos políticos lo indujeron a alistarse en la milicia, formando parte del primer batallón del Comercio Extranjero. Es probable que continuara, porque figuró como teniente en el batallón de los Amigos del Orden, bajo el comando del coronel Ramón Larrea, cuerpo en el que prestó eficaces servicios. Por un pedido del presidente del Tribunal de Medicina, sabemos que no fue exonerado por el gobierno de la milicia pasiva en 1831,

Integró además, una comisión de farmacéuticos en 1834, presididos por el doctor Francisco Cosme Argerich para constituir una Junta Superior Gubernativa de la Facultad de Farmacia. Mientras tanto, continuaba en el cargo de Director del Museo de Historia Natural, y en ese año, realizó un inventario de los objetos existentes.

Como tuviera dificultades durante el gobierno de Rosas, para que le proporcionaran elementos, Ferraris presentó su renuncia del cargo de Oficial Mayor de Gobierno, que tenía en el presupuesto, el 29 de marzo de 1836, pero no le fue aceptada.

Recién en 1842, en el rectorado del doctor Paulino Garí, se hizo lugar a su alejamiento, al insistir que debía pasar a Europa, por asuntos particulares. Concedida la licencia el 3 de febrero, por el término de 18 meses para ir a Turín, fue sustituido en su cargo por Antonio Demarchi. Quince días después, Ferraris rindió examen ante el Tribunal de Medicina, y obtuvo el título de profesor de Farmacia. Deseoso de volver a su patria, después de un largo exilio, solicitó el indulto que le llegó en ese año, por parte de Carlo Alberto rey de Cerdeña, por lo que vendió la botica a Silvestre Demarchi.

Ferraris partió en marzo de 1842, y se llevó numerosas cajas conteniendo animales capturados y embalsamados por él mismo, que en su mayor parte donó al Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Turín y Milán.

Sus últimos años transcurrieron en el campo, en una pequeña propiedad que compartía con su hermano Francesco –también farmacéutico-, situada en Biela. En su casa adornada por objetos personales, curiosidades argentinas y una buena biblioteca clásica, tuvo oportunidad de agasajar a su viejo amigo Juan María Gutiérrez.

Murió en Occhieppo Inferiore, Biella (Italia), el 16 de mayo de 1859. Cuatro años después de su hermano Francesco. German Burmeister lo consideró como el verdadero fundador del Museo de Historia Natural, ya que lo enriqueció con muchos objetos del país, principalmente, con pájaros preparados por sus propias manos.

El coronel Arenales elogió su labor en 1833, al decir que adquirió justos títulos a la estimación pública por la inteligencia y activo celo, con que procuraba la conservación y aumento de objetos tanto extranjeros como indígenas.

Carlo Giuseppe Ferraris es citado por todos los autores que lo han conocido como una persona de gran corazón y gran bondad. Ayudó a todos los jóvenes exiliados que conoció; Luigi Tamini, que luego se convirtió en un famoso médico, le dedicó su tesis de grado en 1838. El sabio naturalista francés D’Orbigny que lo conoció y trató, impuso su nombre a una especie de ostra (ostrea ferrarisi).

Fuente
Cuneo, Niccolo – Dell’Emigrazione Italiana in Argentina, Milán (1941)
Cutolo, Vicente O. – Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, Ed. Elche, Buenos Aires (1971)
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Libert, Giancarlo – Astigiani nella Pampa. L’emigrazione dal Piemonte, dal Monferrato e dalla provincia di Asti in Argentina, Chivasso (2005).
Portal www.revisionistas.com.ar
Zuccarini, Emilio – Il lavoro degli italiani nella Republica Argentina, dal 1580 al 1810, Buenos Aires (1910).

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